Los partidos tradicionales frente al multipartidismo

Alfonso Muñoz Cuenca
18 de Mayo de 2018
Actualizado el 17 de octubre de 2024
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Reunión con Pedro Sánchez

Según las encuestas recientemente publicadas por distintos medios de comunicación, los partidos tradicionales se desploman en intención de voto, pero ¿Cuál es el motivo para que los partidos emergentes sigan mes tras mes aumentando la confianza entre los votantes? 1.- Pensamiento ideológico. Los partidos tradicionales, mantienen un fuerte pensamiento político, basado en una profunda convicción ideología sobre la que fundaron sus cimientos como partido político, ya sea en la lucha obrera, en la reivindicación de derechos laborales o en la liberación económica de los mercados. Esta acérrima defensa de estos profundos ideales, a veces no es compartida con gran parte de la sociedad no politizada, que participa de algunos posicionamientos de un determinado partido con respecto a determinadas cuestiones, pero sin embargo, sobre otras cuestiones, mantiene otro posicionamiento distinto que puede chocar frontalmente con el ideal político de ese mismo partido. Otro factor a tener en cuenta son términos usados por los partidos tradicionales: militante, compañero y compañera, izquierda o derecha, rojo o facha, etc., términos que para las nuevas generaciones suena a arcaico, obsoleto y desfasado. 2.- El desgaste de gobernar. La culminación máxima de cualquier candidato político es poder gobernar y poner en marcha su programa de gobierno. En este espacio de tiempo, el gobernante puede desarrollar o poner en marcha sus ideas o proyectos y resaltar o poner en valor su gestión ante los ciudadanos, pero al mismo tiempo sufre un desgaste. Se suele usar el dicho de que quien gobierna, debe gobernar para todos, pero sin embargo, el gobernante es el representante de un partido político con el que comparte su ideal. Por tanto, cuando adopta posiciones centristas, es criticado por sus compañeros de partido, pero cuando adopta posiciones partidistas es reprimido por la oposición. Aunque es correcto y justo afirmar, cuando se detecta corrupción, que el corrupto es la persona y no el partido, la sociedad tiende a generalizar y a salpicar de mierda todo lo que tiene a su alrededor, por eso, cuando un gobernante comete corrupción, afecta indirectamente sobre la opinión que los ciudadanos tienen sobre el partido político al que representa. Y en nuestro país, los partidos tradicionales han sido los que más tiempo y en mayor territorio, han ostentado el poder. 3.- La lucha por el poder. Por todos son sabidas las múltiples disputas internas que existen dentro de los partidos políticos por el liderazgo, ya se resuelvan mediante primarias o por deocracia. Estos métodos de elección son totalmente legítimos, e incluso, en el primero de ellos, se podría afirmar que es correcto, justo, participativo y selectivo, pero en todos los casos, produce una profunda fractura interna. Supuestamente, una vez elegido su máximo representante, los militantes deberían ser piña entorno a él y este debería integrar dentro de su equipo cualquier militante, independientemente, del candidato al que haya avalado o apoyado, pero en la mayoría de los caso, eso no sucede, enquistando el problema y creando corrientes de opinión u oposición dentro de un propio partido político. 4.- Ausencia de renovación. El poder nos magnifica, nos consagra, y al mismo tiempo nos da cierto estatus social, el cual no queremos perder, y que puede agravarse cuando se convierte en nuestra principal o única fuente de ingresos. Esto impide que quienes en la actualidad ostentan el poder cedan voluntariamente su posición y deba ser a través de ciertos métodos con los que se les obligue a dar un paso atrás, ante los cuales el dirigente se revela o enfrenta. Lo que impide el funcionamiento normal de la esencia de la vida, que sería la lógica renovación de ideas y personas. 5.- El multipartidismos abre el abanico electoral. Desde que se asentó la democracia en nuestro país tras la transición, las opciones electorales con posibilidad de gobierno eran dos (PSOE ó PP), sin embargo, la falta de respuestas de los gobernantes a ciertos problemas demandados por la sociedad actual (desahucios, corrupción, desempleo, etc.), han propiciado el nacimiento de nuevos partidos emergentes, lo que ha permitido al votante tener más opciones políticas. Y ya se sabe, que cuando hay más ofertas, para seguir manteniéndote, debes ser más competitivo, y esto en política se traduce en: cercanía, transparencia, ejemplaridad, vanguardista, …, por tanto, se les exige más a nuestros representantes. En nuestro país, hay muchos votantes fieles a determinados partido, pero al mismo tiempo, también hay muchos votantes que suelen cambiar su voto en base a circunstancias actuales y en función del posicionamiento y la respuesta que den los partidos políticos a las demandas de la sociedad. 6.- Los nuevos modelos de comunicación. Desde siempre la sociedad ha evolucionado mediante profundos cambios que han afectado a determinados sectores, sin embargo, desde hace unos años, nos encontramos inmersos en una nueva era, la era de la información y la tecnológica. Los partidos emergentes han nacido y han crecido en esta nueva era gracias, en parte, a los avances que se han desarrollado recientemente y al uso que le han dado a las nuevas tecnologías, permitiendo un acercamiento mucho más directo y una mayor rapidez de comunicación entre las personas con un mismo fin, objetivo o pensamiento, y pudiendo trasladar cómoda, rápida y directamente una idea entre sus afines o votantes. Esto ha obligado, a los partidos tradicionales, a adaptarse de manera forzada y a destiempo en estos novedosos modelos de comunicación, lo que les ha supuesto perder conexión con las generaciones más jóvenes de votantes. Lógicamente, y siguiendo el ciclo de la vida, van desapareciendo votantes de más edad y año tras año se incorporan al censo electoral nuevos votantes que conectan más fácilmente con los partidos más modernos. 7.- Los cambios constantes de una sociedad cambiante. Vivimos en una sociedad que por la mañana se levanta con una noticia, almuerza con otra y cena con otra totalmente distinta o, incluso, contraria a la primera. Las redes sociales permiten esa velocidad de comunicación, pero al mismo tiempo, en algunos casos, pueden llegar a saturar al receptor de la información. Internet ha supuesto uno de los mayores cambios en historia de la humanidad, revolucionando la intercomunicación entre la sociedad. Todos los medios de comunicación han tenido que adaptarse a estos métodos, pasando de la impresión de papel a la digital, conectar con los ciudadanos a través las redes sociales, utilizando canales de YouTube. Por lo que todo aquel que quiera hacer llegar su mensaje o ideas a determinados colectivos, debe hacerlo a través de estos métodos. 8.- La sociedad se está haciendo conservadora. Las nuevas tecnologías, la industrialización y la robótica, han ayudado a hacernos la vida más cómoda. Vivimos en la sociedad estable, tranquila y en cierto modo,  acomodada en un supuesto estado de bienestar. Este acomodo es incompatible con propuestas revolucionarias que, según cierto sector, podrían provocar el rechazo de los mercados y la inestabilidad económica y financiera. Los jóvenes han nacido en este estado del bienestar, por lo que no llegan a comprender, que hace apenas unos años, la educación o la sanidad no eran públicas, y que todos esos derechos de los que hoy ellos disfrutan han sido conseguidos a través de las reivindicaciones sociales, sin embargo, entre el bombardeo de los medios de comunicación conservadores, el desinfle de los sindicatos y determinadas prestaciones sociales, dificultan la movilización reivindicativa. Todos estos análisis son los que aún no ha entendido la política tradicional, no acaba de adaptarse a esta nueva sociedad, donde los ideales han perdido su popularidad y el populismo vacío de ideales prospera, donde la economía y los mercados se han hecho amos de los destinos y de las decisiones de los dirigentes, donde la sociedad no se revela por las mismas cosas que hace década, donde los derechos son innatos y no conseguidos. Los partidos políticos tradicionales no se han regenerado, no ven lo que se avecina, no ilusionan ni conectan con la juventud, no han escuchado lo que la sociedad les demanda en la calle, siguen sin dar respuesta a los problemas los ciudadanos (desahucios, corrupción, desempleo, pensiones, etc.) y mientras no quieran darse cuenta o hacer los cambios necesarios para su modernización y afrontar las consecuencias de esa transformación, seguirá estancados en su pasado.

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