El medio ambiente no es tratable como un recurso de libre disponibilidad, es por el contrario, patrimonio de la sociedad. Aplicando una política ambiental y asegurando que las actividades de explotar sus recursos no afecten a terceros países, cualquier Estado tiene derecho a explotar sus recursos. Todos los países deben tener en cuenta las consideraciones ambientales al establecer sus planes de desarrollo. Muy pocos países aplican estos criterios, unos por motivos técnicos financieros, otros por carecer de apoyo legislativo o de voluntad política, etc. El resultado final de esta despreocupación ha sido y es los impactos ambientales no deseables. Se deben aplicar medidas preventivas que eviten los distintos tipos de contaminación.Hay que tratar conjuntamente la política ambiental y la energética, asegurando la protección del medio ambiente, basándose en el análisis coste / rendimiento. Cuando se plantean los problemas medioambientales, hay que buscar soluciones políticas a escala local, nacional e internacional.Para paliar los efectos negativos que se producen sobre el medio ambiente se elaboran políticas ambientales con la finalidad de corregir los impactos. Estas políticas responden a dos modelos: a) las que intentan servirse de los lazos de unión entre desarrollo y medio ambiente, y b) las orientadas a tratar problemas ambientales específicos que obligan a tomar decisiones concretas; en el primer caso, las directrices están basadas en fomentar la eficiencia de la energía desde un punto de vista económico; en el segundo, se abordan los problemas con la finalidad de modificar el comportamiento utilizando, según el principio de “quién contamina paga”, o realizando medidas de control o de restricción.
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