Alrededor de 20 millones de niños y niñas que viven en los países que conforman la UE, 25 por ciento, son pobres y están en riesgo más o menos severo de exclusión social, correspondiendo dos millones a España, que presenta la tasa más alta de todo el espacio territorial europeo. Así lo recoge un informe elaborado por el Instituto de Estudios Educativos y Sindicales (IEES) de la Fundación Primero de Mayo basado en datos oficiales de UNICEF, ONGs y diferentes organismos de la administración española.
Salvo honrosas excepciones, el informe no ha merecido grandes titulares en los principales medios de comunicación. ¿Pobreza y violencia contra la infancia en la rica, democrática y occidental Unión Europea? ¡Anda ya! Pues parece ser que sí. El informe es demoledor, Destacamos a continuación algunos de los datos más elocuentes.
La UE tiene algo más de 445 millones de habitantes. Poco más de 80 millones son niñas y niños, de los cuales 2,5 millones han nacido fuera de la Unión Europea. En más de 48 millones de hogares europeos conviven con adultos menores de 18 años de edad.
Dicen los fríos números que 11 millones han presentado algún problema de salud mental inespecífica, ansiedad o depresión.
Uno de cada tres infantes dice haber sentido exclusión social o algún tipo de discriminación en su vida cotidiana.
Siguen contándonos los niños y niñas de la UE que uno de cada cuatro se siente infeliz.
Por contra, también comentan que la inmensa mayoría, el 90 por ciento, son conscientes del cambio climático.
Continuamos con los datos.
Una de cada tres personas refugiadas en la UE es niño, niña o adolescente.
En cuestiones de pobreza, el informe señala, que la mitad de las niñas y niños de etnia gitana y de grupos de población sin vivienda estable sufren privaciones materiales graves. Son los más pobres entre los pobres. La media de la UE en este apartado demográfico y sociológico es del 7 por ciento.
Hablando de jóvenes, una estadística más que preocupante: el suicido es la segunda causa de muerte después de los accidentes de tráfico en el segmento poblacional que va de los 15 a los 19 años de edad.
Para ir concluyendo, otro dato más que significativo. Por encima de los dos millones de adolescentes, niñas y niños han vivido en su carnes y en sus mentes algún tipo de maltrato físico y piscológico dentro de su propio ámbito familiar.
Para dar cobertura legal a la infancia y la adolescencia, la ONU adoptó en 1989 la Convención sobre Derechos del Niño. ¿Saben cuál es el único país que todavía no ha firmado el susodicho convenio? Pista: es el lugar del mundo donde la democracia luce más prístina y pura. La respuesta correcta es EEUU, si bien también en la UE, aunque lo haya suscrito, se vulneran a millones, como refleja el informe, los preceptos enunciados por la ONU.
Para poner en situación los datos de la Unión Europea, vamos a compararla con EEUU y Cuba, simplemente por establecer algún tipo de relación social y política.
Según la encuesta realizada en 2022 por la Oficina del Censo estadounidense el 16 por ciento de su población menor de 18 años de edad vive en estado de pobreza, más de 5 millones de personas. UNICEF considera que hay algo más de 200.000 niños, niñas y adolescentes cubanos que presentan graves carencias en su alimentación, lo que representa el 9 por ciento del total de dicha franja etaria.
Y ahora con premeditación y alevosía, un dato escalofriante y devastador que habla por sí solo. Según UNICEF, en la Argentina del fascista Milei durante el primer trimestre de 2024 la pobreza infantil había ascendido vertiginosamente a más del 70 por ciento de la población menor de edad, más o menos entre 7 y 9 millones de seres humanos al borde de no ser nadie, salvo mero pasto de la estadísitica.
Hay que tener en cuenta siempre que la recogida de datos y las categorías a estudio difieren en su determinación, clasificación y metodología, por tanto las comparaciones solo son referenciales y aproximadas, no admitiendo conclusiones definitivas. El estudio de la UE que sustenta este artículo es más exhaustivo, profundo y detallado.
Punto y final: las conclusiones son suyas.