El neofascismo tiene razón. Tranquilidad, no he perdido el cerebro ni se me han olvidado mis estudios. Lo que quiero decir es que venimos alertando de la degradación de nuestra democracia y por esa debilidad se cuela el autoritario. Habrá quien piense que otra vez voy a hablar de la falta de Autoridad, de la facilidad para obviar la responsabilidad en el ejercicio de toda acción y del normativismo que crea un laberinto arácnido en torno a los principios básicos de la convivencia… hasta el punto de no tener utilidad. Y tiene razón.
La democracia se hunde hipertrofiada. Y por esa debilidad se cuela el reaccionario deseoso de su fin. Cien Tribunales Superiores y mil desarrollos de Reales Decretos, degradados hasta casi ser provincianos, generan vericuetos por los que cualquier leguleyo puede, cobrando para pagar su cochazo, ralentizar, parar o hacer perder entre carpetas cualquier querella de Ley. Nunca fue más verdad esa maldición caló de “En pleitos te veas aunque los ganes”.
Si un juez considera que grabar a mujeres orinando en un lugar retirado, aunque sea vía pública, colgar esas imágenes, incluso con conversaciones y excluyendo las de varones haciendo lo mismo, en páginas porno de pago, si considera que eso no es un delito contra la intimidad, creo que cabe lo siguiente: habrá un recurso y lo más probable es que termine dando la razón a esas personas (lo contrario obligaría a admitir que la Ley no protege lo que pretende, o sea, que es mala y requeriría una reforma), digo que sí al final otra instancia dice que este juez no tiene razón, habría que analizar el fundamento jurídico de su resolución y si no está bien argumentado: a la puta calle, porque a un juez no se le paga para que dicte sentencias según sus valores o vergüenzas, sino con la Ley en la mano y con una capacidad de interpretación de los textos tan compleja que afine lo más posible en sus lecturas (antes lo llamaban ser culto, ahora sacarse la oposición o ni siquiera eso).
El daño que estas resoluciones hacen al sistema y a la convivencia debería medirse seriamente, por ello creo que la respuesta debe ser contundente, recuerdo ahora a aquel ponente de la sentencia de la “Manada” que seguirá ejerciendo con total tranquilidad después de la barbaridad que arguyó… No puede ser.
De aquí a preguntarse por alguien que ponga orden a este sindiós hay un milímetro, y esto es peligrosísimo, es buscar caudillos en vez Ley y regulación. Porque sencillamente no se puede asumir que en todos los ámbitos de la vida uno tenga la sensación de que el éxito es directamente proporcional a la oligofrenia.
Me muevo entre el miedo y la angustia, porque de nuestros políticos: ¿podemos esperar soluciones? El nivel de los conservadores, de los reaccionarios o los independentistas-nacionalistas, por no citar sus nombres, pasa por exigir a un Gobierno que detenga o no detenga a un tío perseguido por un Tribunal de un Estado de Derecho, ése es su concepto destructor de la Justicia y su independencia, y cada público aplaudiendo a su payaso. Ni miedo ni angustia: asco.