Si no, no encontraría una explicación a por qué el partido más corrupto del país está en el gobierno, por qué el segundo partido más corrupto y pseudodemocrático lidera la oposición, por qué el resto de partidos, también salpicados por escándalos de corrupción, son quiens dan lecciones de ética, transparencia y buen gobierno, por qué políticos que estan siendo investigados, o incluso están imputados, son nombrados en puestos de confianza y alta resposabilidad, o por qué seguimos votando a los partidos que sistemáticamente, no sólo incumplen su propio programa electoral sino que hacen lo contrario para lo que fueron votados. Y sálvese quien pueda.
Entonces, ¿por qué seguimos creyendo a los políticos si está claro que nos toman el pelo? Porque lo merecemos. Así de rotundo. Georg Bernard Shaw decía que "la democracia es el proceso que garantiza que no seamos gobernados mejor de lo que nos merecemos", y cuando yo voto a un partido corrupto, me lo merezco, cuando voto a quien incumple su programa, me lo merezco, cuando voto a un representante político por circunscripción provincial que no conozco por el simple hecho de pertenecer a unas siglas que sí conozco, me lo merezco. Sí, me merezco que me engañen cuatro incompetentes que viven del cuento sin dar ni golpe y que renunciarán a sus principios y promesas a la más mínima ocasión por no perder el sillón en el que ahora se calientan el culo. Y sálvese quien pueda.
He llegado al convencimiento de que no hay ningún político bueno, y digo bien, ninguno, porque en esta jungla de corrupción y políticas de aficionado, quien es honesto tiene dos opciones: o se corrompe como sus compañeros del gremio o bien abandona la política. Es triste pero el sistema está diseñado para que ningún nuevo político ilustrado con grandes ideas y ganas de cambio dure.
Pero entonces ¿no hay solución a esta podredumbre en la política? Lo primero es diferenciar política de políticos. La política, como doctrina, como parcela de conocimiento, es uno de los grandes regalos que el ser humano se ha hecho a sí mismo. La política no es negativa, todo lo contrario, es positiva en cuanto nos ayuda a mejorar nuestra vida día a día facilitándonos la toma de decisiones colectivas en pro del bien común y de la evolución de la sociedad creando valor humano. Ahora bien, mientras haya gentuza que nos represente e incautos que nos dejemos engañar, la política seguirá secuestrada. Pero no estamos de manos atadas, solo hay que reconocerlo, es el primer paso. El segundo es organizarse y actuar en consecuencia. No votando a partidos controlados por mentirosos y construidos con ladrillos manchados de política podrida, votando a una opción alternativa. Y no pasa nada si no hay mayoría para formar gobierno, por primera vez en nuestra reciente historia hemos estado casi un año sin gobierno y no nos hemos muerto. Empecemos a no ayudar a los políticos a que nos tomen el pelo, empecemos a no creer en ellos y a no ser sus cómplices. Ya nos han tomado el pelo bastante, a tí, a mí y a todos, ahora nos toca a nosotros tomarles el pelo a ellos. Nos toca recuperar el regalo que nos hicimos, nos toca usar la política para enseñar a políticos que no todo vale, que no con mi complicidad, que no con mi voto, que no con mi silencio. Que ya no los creemos y sálvese quien pueda.