Dado el pistoletazo de salida para las Elecciones Generales de este año (largo lo fían), tanto Pedro Sánchez como Alberto Núñez Feijóo han decidido comenzar con ánimos. El presidente del Gobierno atacando a las Comunidades donde se establecen protocolos anti-aborto, el presidente del PP señalando que el PSOE pretende hacerse con todas las estructuras del Estado para establecer una especie de dictadura blanda. En ambos casos no es más que una estrategia para captar a grupos de personas que sean afines.
El PSOE más feminista… ahora
Sánchez lleva mostrando varias imágenes con mujeres desde la semana pasada. Con algunas que han superado el cáncer o con algunas de sus ministras. En todas, la descripción que contenía el mensaje era el mismo: el presidente más feminista de la Historia. Además, se ha lanzado desde el gobierno y el partido una campaña contra la Junta de Castilla y León y la Comunidad de Madrid por los protocolos pre-aborto. Llegando incluso a mandar un requerimiento a los gobiernos para que cejen en su empeño por bla, bla, bla.
Lo que pretende esta campaña es intentar reincorporar al granero de votos del PSOE a todas esas mujeres que han decidido no votarle por todas las leyes anti-mujeres que han venido sacando en los últimos tiempos. Léase Ley Sí es Sí (que reduce las penas de los violadores, abusadores, etc.) y Ley Trans. Una estrategia supuestamente feminista, pensando que las feministas son una especie de personas estúpidas, irracionales y que no saben distinguir que, al final, el PSOE ha sido cómplice de todo ello junto a su socio de gobierno.
Pretenden con ello afianzar un grupo de votantes propios que les sirvan para llegar a las propias elecciones con opciones de vencer.
El PP nunca hace lo mismo… ya
El PP de Feijóo intenta una estrategia similar a la del PSOE, aglutinar ahora cuantos más votantes se pueda mejor. Cada pequeña batalla que pueda ser ganada es suma al final del camino para el Waterloo que esperan. En este caso acusan a Sánchez de querer ocupar todas las instituciones estatales para establecer una dictadura, blanda, y poder perpetuarse en el poder. El control de la judicatura, de la televisión pública, del CIS, de las empresas públicas, de todo donde puedan nombrar a alguien.
Hay gente que les llega a comprar este discurso, incluso gentes que parecían inteligentes, que olvida que los nombramientos judiciales, los de empresas públicas, los del CIS o la televisión pública también los hace el PP cuando gobierna. Se apoderan de todo (ya saben lo que dicen los anglosajones Winner takes it all) de la misma forma y manera. Incluso esperan que sea mayor porque sus contactos con la clase dominante son mayores. Pero les sirve para atrapar a votantes que siguen teniendo la mentalidad de que el poder debe ser para los de derechas.
La prensa al servicio de sus amos
Una vez que se lanzan estas andanadas dejan que sea la prensa servil, a cada parte, la que se encargue de la campaña de captación. Una persona racional, con sentido común, al escuchar a cualquier dirigente político siempre tomará una distancia prudencial, pero si desde periódicos, radios y televisiones se insiste en el tema (el que sea del momento), las dudas aparecen. Ver a personas a las que se otorga cierta autoridad por estar en el meollo y que deben saber mejor los entresijos de las cuestiones puede acabar por derrumbar las fronteras de la razón para que el ejército irracional entre en las mentes. Algunas caen en la trampa saducea de prensa y partidos. Otros muchos no.
Para no caer en esa trampa nada mejor que tener en cuenta que en época electoral los presupuestos de publicidad institucional aumentan. Eso supone que a los “amigos” les caen más “subvenciones” publicitarias en estos tiempos. Un dinero que sirve para tapar huecos o cuadrar las maltrechas cuentas de las empresas mediáticas. Gentes que van de dignas en muchas ocasiones y sus columnas son de partido porque hay que facturar. Nada es tal y como quieren que parezca, la verdad está a la vista pero detrás de una maraña de patrañas.