He estado unos días fuera, desconectándome de la realidad externa lo más posible y ya he vuelto al mundanal ruido, sobre todo si se tiene en cuenta la fiesta sanferminera en la que vive Pamplona durante estos días.
Y claro, como las plantas cuando las dejas sin regar, tampoco el blog ha sido alimentado desde mi partida y está pidiéndome materia prima.
He estado calibrando qué tema elegir de todo el abanico que veo extendido a mi alrededor, y me he decantado por el tema de la sequía veraniega. Éste es un fenómeno muy común y recurrente en los medios de comunicación. Ante la escasez de verdaderas noticias, cualquier cosa sirve para ocupar el espacio asignado.
Pero el título también deja entrever el actual monotema mediático: el aparente drama de la «crisis climática», antes conocido como calentamiento global. Como lo del calentamiento ya no cuela, ahora no ponen mucha energía en ese término.
Y no, no soy un negacionista del cambio climático. Tengo muy claro que el clima cambia… pero es que no ha dejado de cambiar desde que la Tierra es Tierra. Y si se me apura, observando las gráficas de larga evolución (ésas que consideran millones de años atrás en lugar de sólo los últimos 20 ó 40 años), nuestro querido planeta está tomando una deriva hacia un periodo frío.