Ayuso acusa al Gobierno de estar tras golpe de su pareja con una cámara y denuncia que “ha sido agredido”.

La presidenta de la Comunidad de Madrid culpa al Gobierno de un percance accidental de su pareja con un trabajador que ha sufrido un accidente laboral, mientras justifica su silencio ante la jueza tras admitir dos delitos fiscales

24 de Febrero de 2025
Actualizado a las 17:44h
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Ayuso acusa al Gobierno tras golpe de su pareja con una cámara y denuncia que “ha sido agredido”
La pareja de Isabel Díaz Ayuso, Alberto González Amador, este lunes 24 de febrero, al acudir a los juzgados de Plaza de Castilla en Madrid. Foto: Telemadrid.

Isabel Díaz Ayuso vuelve a incendiar el panorama político con un relato plagado de falsedades. Esta vez, su pareja, el empresario Alberto González Amador, es el protagonista de una historia que mezcla acusaciones infundadas, teorías de conspiración y un claro intento de desviar la atención de un caso de fraude fiscal que amenaza con salpicarla.

González Amador, investigado por fraude fiscal y falsificación documental, se acogió este lunes a su derecho a no declarar. Un silencio que ha intentado blanquear Ayuso asegurando que su pareja “no puede defenderse” por el “engruedo” en el que, según ella, le ha metido el Gobierno. Pero lo más llamativo de la jornada ocurrió a la salida de los juzgados, cuando un cámara de televisión, tras tropezar accidentalmente, golpeó levemente al empresario, quien ha sufrido un accidente laboral. Hasta el momento, ni la presidenta ni el propio acusado se han puesto en contacto con el cámara para averiguar si había sufrido algún daño.

Ayuso eleva el tono y se inventa agresiones

Lejos de asumir la naturaleza fortuita del incidente, Ayuso decidió elevar el tono. Según su versión, González Amador “ha sido agredido” y responsabilizó directamente a la delegación del Gobierno en Madrid. “Que entre a pie y salga golpeado es inasumible”, sentenció en una rueda de prensa en Mérida. Un discurso que choca frontalmente con las imágenes grabadas por otros profesionales, que evidencian la falta de fundamento en las palabras de la presidenta.

Este nuevo episodio se enmarca en la estrategia habitual de Ayuso: victimizarse, culpar al Gobierno central y presentar cualquier investigación como una persecución política. Así lo dejó claro al afirmar que “todo esto está organizado por la Moncloa con las instituciones del Estado” y que su pareja es “un ciudadano al que están vulnerando sus derechos”.

A vueltas con el novio de Ayuso

Sin embargo, los hechos son contundentes. González Amador ha admitido haber cometido dos delitos fiscales tras obtener casi dos millones de euros durante la pandemia mediante la venta de mascarillas. Una cifra que multiplica de forma sospechosa la facturación habitual de su empresa, Maxwell Cremona. Para eludir el pago proporcional de impuestos, el empresario puso en marcha una trama de facturas falsas y empresas pantalla.

Pero las explicaciones de Ayuso son aún más sorprendentes. Justificó que González Amador no declarara ante la jueza alegando que “no se trata de que no haya querido declarar, es que no puede”. Según su relato, “el engrudo en el que nos han metido hace imposible que pueda defenderse”. Palabras que tratan de diluir el hecho clave: su pareja optó por el silencio ante la Justicia tras haber reconocido delitos graves.

La investigación va más allá del fraude fiscal. La Fiscalía ha solicitado indagar un posible soborno a un directivo de Quirón, lo que complica aún más el escenario para González Amador. Pese a todo, Ayuso sigue defendiendo que se trata de un “juicio político” que, a su juicio, solo “beneficia a Sánchez”.

Espectáculo mediático

El espectáculo mediático también ha contado con la aparición de Daniel Esteve, líder de Desokupa, quien no ha dudado en atacar al cámara implicado en el percance, tildándolo de “perroflauta” y anunciando que “irá a por él”. Declaraciones que alimentan un clima de crispación y hostigamiento hacia los profesionales de la información.

Mientras tanto, en los juzgados se mantienen abiertas todas las vías de investigación. Los otros cuatro imputados en la causa —entre ellos un empresario mexicano, Maximiliano Niederer, socio de González Amador— también se acogieron a su derecho a no declarar.

Lejos de ofrecer explicaciones claras, Ayuso ha optado una vez más por la confrontación y el victimismo. En lugar de abordar con responsabilidad la situación, ha tejido una narrativa en la que el Gobierno es culpable, los medios son agresores y su pareja, un perseguido político. Una estrategia que busca desviar el foco de lo esencial: la gravedad de los delitos fiscales reconocidos y la necesidad de que quienes los cometen rindan cuentas ante la Justicia.

Las mentiras de Ayuso no solo quedan al descubierto en sus palabras, sino también en los hechos. El pueblo madrileño merece respuestas, no teorías conspirativas ni farsas mediáticas.

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