Ayuso acusa a Sánchez de gobernar sin control y exige a la OTAN vigilar el gasto en Defensa

La presidenta madrileña deshonra al Congreso, al Senado y hasta a Europa para atacar al Ejecutivo, en una nueva escalada verbal sin precedentes

23 de Abril de 2025
Actualizado el 25 de abril
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Isabel Díaz Ayuso esta mañana en el desayuno
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, hoy, en el desayuno informativo del Fórum Europa protagonizado por la candidata a la presidencia de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME), Ángela de Miguel

En un tono cada vez más beligerante y con escasa contención institucional, Isabel Díaz Ayuso ha vuelto a traspasar los límites de la crítica política para instalarse directamente en la deslegitimación del Estado democrático. La presidenta de la Comunidad de Madrid ha protagonizado este martes un nuevo ataque contra Pedro Sánchez en el marco de un desayuno informativo de Fórum Europa, donde insinuó que el presidente del Gobierno actúa al margen de cualquier control democrático y pidió incluso a la OTAN que intervenga.

“Solo espero que la OTAN sepa estar encima de esto”, afirmó, insinuando que la Alianza Atlántica debería supervisar el plan de gasto en Defensa presentado por Sánchez, al que tildó de “humo y papel mojado”.

Lejos de limitarse a criticar el fondo o la forma del plan, Ayuso utilizó su intervención para lanzar una diatriba donde acusó al Gobierno de apropiarse de todas las instituciones del Estado, desde el Congreso hasta el Ejército, pasando por el Poder Judicial o los fondos europeos. “Le sobra el Congreso, le sobra el Senado, le sobramos las comunidades autónomas, le sobra la Justicia… sobra también Europa”, afirmó sin rubor.

Un discurso que desprecia la democracia

Las palabras de Ayuso no son nuevas, pero sí cada vez más graves. Su acusación de que en España “solo cabe una institución que es La Moncloa” no es una simple crítica política: es un desprecio abierto al sistema parlamentario y a la separación de poderes. Sus insinuaciones sobre un supuesto reparto de cargos entre los socios del Gobierno —“todos colocados entre ellos, suyos, primos o amigos”— sin aportar pruebas, rozan el delirio conspirativo.

Que una presidenta autonómica acuse al presidente del Gobierno de actuar al margen de toda institucionalidad y solicite, de forma implícita, una especie de “supervisión internacional” por parte de la OTAN, no es solo un exabrupto, es un peligroso precedente. Se trata de una estrategia deliberada para sembrar desconfianza en las instituciones democráticas entre la ciudadanía.

Una coalición “que traga con todo”

Ayuso también cargó contra los socios parlamentarios del Gobierno: “En esa coalición, por mucho que se pongan bravos, nadie romperá nada, porque están todos colocados”. A ojos de la presidenta madrileña, la pluralidad política y el diálogo entre fuerzas se convierte automáticamente en una conspiración corrupta. Este tipo de discursos, que reducen el funcionamiento democrático a una trama de intereses personales, socavan la credibilidad del sistema.

Sus palabras también son una forma de anticipar el rechazo frontal a cualquier política estatal que no pase por su filtro ideológico, elevando el conflicto institucional con el Ejecutivo central a niveles inasumibles.

Lo más llamativo es que, en medio de esta ofensiva verbal, Ayuso no presentó ninguna alternativa concreta ni a la política de Defensa ni al sistema de reparto de fondos. Todo su discurso estuvo centrado en sembrar dudas, denunciar sin pruebas y polarizar aún más el debate público.

Frente a los 10.471 millones de euros que el Gobierno prevé destinar este año al gasto en Defensa para alcanzar el 2% del PIB —objetivo marcado por la OTAN—, Ayuso no ofreció cifras, ni prioridades, ni propuestas. Solo ruido.

Un pulso permanente con el Estado

Con sus últimas declaraciones, Isabel Díaz Ayuso no solo ataca al Gobierno de Pedro Sánchez: lanza un pulso directo al propio Estado democrático. Utiliza cada foro público no para ejercer su labor como presidenta autonómica, sino para reforzar su perfil como oposición total, incluso a costa de cuestionar pilares básicos como el Parlamento, la Justicia o la pertenencia de España a la UE.

Convertir a la OTAN en árbitro del debate interno de un país miembro es, además de una aberración institucional, una muestra de irresponsabilidad política. En democracia, los conflictos se resuelven en el Congreso, no pidiendo ayuda a organizaciones militares externas.

Y es que, como parece demostrar Ayuso cada vez que abre la boca, lo que de verdad le sobra es la democracia.

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