Todo el mundo lo pensaba, lo intuía, lo sospechaba. Una vez más, el Congreso Federal del PSOE será una orgía de culto al líder sin ningún tipo de crítica interna. Al menos, este año no habrá paelladas. Los primeros actos así lo han demostrado. Todo son referencias positivas, todo son elogios, una endogamia muy peligrosa y, sobre todo, la autocomplacencia que ciega el reconocer que se están cometiendo errores de bulto que afectan a la vida de la ciudadanía que no es militante del partido.
El primer panel, «Ágora» en la terminología congresual, estaba dedicado a la problemática de la vivienda. Las intervenciones de la ministra competente en esta materia, Isabel Rodríguez, han sido orientadas a un autobombo en una materia en la que no se han mostrado en ningún momento los problemas reales a los que se enfrentan las clases medias y trabajadoras. Pero, sobre todo, referencias constantes al Partido Popular cuando lo inteligente es tender la mano a quien tiene la mayoría de las competencias en esta materia, no buscar el enfrentamiento por más que las administraciones populares se opongan. El talante político, el de la política en mayúsculas, se demuestra en continuar tendiendo la mano cada vez que hay una negativa, no incrementar el enfrentamiento.
Resultan preocupantes las palabras de Isabel Rodríguez en la que apela al exterminio de la derecha como la solución para el problema de la vivienda: «Cuando acabemos con la derecha blindaremos las políticas de vivienda en la Constitución». ¿Acabar con la derecha? ¿Qué pretenden, en realidad, exterminar a los adversarios políticos como Sánchez termina con los que le llevan la contraria?
«Estamos dispuestos a hacer todo lo que tengamos que hacer pero no bajo las consignas del PP. Ellos lo hacen a la contra y al retroceso, nosotros a favor de España y de la mayoría social. Los socialistas estamos para hacer el bien y trabajar por España», ha seguido aseverando la ministra Rodríguez.
Esta intervención da una muestra del bajo nivel de conocimiento político que hay en el actual PSOE. Si las competencias de vivienda están transferidas a las comunidades autónomas, que tienen la potestad de no cumplir los decretos del gobierno central, entonces se está planteando la política de la imposición. Es decir, lo contrario de lo que debe ser una democracia.
El PSOE necesita al PP para aplicar medidas en materia de vivienda efectivas, no sustentadas en utopías o proclamas de activistas. Un PSOE inteligente, con altura política, buscaría el modo de pactar una hoja de ruta que empezara con la reforma constitucional para hacer lo que dice Isabel Rodríguez: blindar el derecho a la vivienda. Pero eso no se puede conseguir sin dos tercios del Congreso, cosa que no tiene Sánchez…, salvo que el objetivo sea «acabar con la derecha».
En el acto también han participado otros dirigentes del PSOE. Por un lado, el secretario general de los socialistas cántabros, Pablo Zuloaga, ha afirmado que «Hay que desenmascarar al PP. Detrás del debate de la derecha hay un interés por la especulación. Hacer negocio con el territorio para beneficiar siempre a los mismos». También ha participado el secretario general de Juventudes Socialistas de España, Víctor Camino, quien no ha dudado en señalar que «hay que atajar el problema con un bono de alquiler y topes en las zonas tensionadas. Una regulación para que los ayuntamientos eviten los pisos turísticos que hacen que los precios suban».
En el mismo sentido se ha manifestado la alcaldesa de Getafe, Sara Hernández, quien, siguiendo el manual del victimismo del sanchismo no ha dudado en afirmar que «Hay gobernantes que boicotean las iniciativas del gobierno de Pedro Sánchez. Si pudiéramos aplicar la Ley de Vivienda, los precios bajarían entre un 40 y un 45%». Esto es, directamente, populismo e intentar aprovechar el desconocimiento de la política competencial que tiene mucha gente en España.
Por su parte, el consejero de Vivienda y Agenda Urbana del Gobierno Vasco, Denis Itxaso, ha señalado que «la vivienda no es un mercado es un bien de primera necesidad. Por primera vez, un Gobierno socialista ha aprobado una ley que las comunidades autónomas podemos desarrollar. Con esta ley tenemos que ser capaces de equilibrar el mercado».
Habría que recordarle al socialista vasco que el gobierno no es sólo del PSOE, sino que es una coalición con Sumar y que, precisamente, la presión de los socios de Ejecutivo es la que ha movido a los socialistas a legislar sobre la vivienda.
En los dos gobiernos anteriores de Pedro Sánchez hubo una fuerte oposición a que las cuestiones de vivienda se tocaran demasiado. Y el mejor ejemplo de ello se encuentra con los afectados por el IRPH de las viviendas de protección oficial.
El gobierno Sánchez hizo oídos sordos a las reclamaciones de las familias que se vieron obligadas a referenciar sus hipotecas al IRPH porque eran de protección oficial. El gobierno de Sánchez eludió responder a preguntas parlamentarias presentadas, incluso, por sus socios, como fue el caso de Compromís. La formación valenciana preguntó al Ejecutivo de Sánchez si eliminará el IRPH que aún soportan los hipotecados de varias promociones de vivienda protegida, un compromiso que fue asumido por parte de los grupos políticos que conformaban el Ejecutivo y que se reflejaba en una proposición no de ley presentada por el Grupo Socialista cuando gobernaba el PP y en el apoyo explícito del Defensor del Pueblo.
La respuesta dada por el gobierno de Sánchez a la pregunta parlamentaria formulada por Compromís se limitó a decir que «los tipos de interés previstos en los contratos de préstamo no se fijan por disposición pública, sino que son el resultado de la operatividad del principio de libertad de pactos entre prestamista y prestatario». Quien redactó esto, demostró ser un analfabeto en lo referente a los tipos de interés en VPO ya que éstos son fijados en Consejo de Ministros.
Este es un ejemplo claro y concreto de lo que es la política real de vivienda de Pedro Sánchez, no los panfletos y los discursos propagandísticos. El 41 Congreso del PSOE está montado para ofrecer una realidad adulterada y en la defensa cerrada del líder supremo. No en vano, tal y como señala Lourdes Lucio en su crónica en El País, un dirigente regional ha reconocido que a lo que se va a este 41 Congreso es a «gritar Pedro, Pedro, Pedro».