La investigación de la jueza de Catarroja hace temblar a Carlos Mazón y su equipo de gobierno. La instructora entiende que los avisos y alertas a la población llegaron tarde. “El aviso fue tardío, las muertes fueron evitables”, alega la titular del juzgado en su última resolución. En la diana de esta inmensa negligencia que costó 227 vidas humanas está el presidente del Consell, a quien la jueza probablemente cite a declarar en calidad de “autoridad” que dio la orden, tarde y mal, a través del sistema telemático. Y cada día que pasa, la posición de Mazón se vuelve más insostenible.
Mientras la Justicia investiga por qué no se envió el aviso a los móviles hasta las 20.11 horas, cuando ya había pueblos inundados, La Vanguardia publica el testimonio de dos miembros del CECOPI que cuentan cómo la exconsellera Salomé Pradas no se atrevió a dar la orden hasta que se reunió con el president Carlos Mazón, que estuvo ausente toda la tarde y no se personó en el puesto de mando hasta pasadas las 19.00 horas. Según ha trascendido, Mazón estuvo de comida con una conocida periodista valenciana en el restaurante El Ventorro.
La entonces responsable autonómica de Justicia e Interior esperó a reunirse con el presidente de la Generalitat para tomar la decisión, un tiempo precioso que se perdió y en el que murieron muchas personas. Todo ello ante la desesperación de algunos miembros del CECOPI, que presionaron a Pradas para que lo hiciera cuanto antes, al punto de que se empleó la expresión “hostia, mandad de una puta vez la alerta”, según el periodista de La Vanguardia que firma esta información, Salvador Enguix. De los testimonios a los que ha tenido acceso La Vanguardia, se deduce que alguien incluso “dio un golpe en la mesa para que se reaccionara”.
El CECOPI se constituyó a las 17.00 horas de aquel fatídico 29 de octubre. Según el relato de los testigos que han hablado con el diario catalán, sobre las 18.00 ya había información fiable del riesgo de rotura del pantano de Forata –aunque finalmente la tragedia vendría por el barranco del Poyo–, pero Pradas no tomó ninguna decisión, a pesar de que varios técnicos, así como el exsecretario autonómico, Emilio Argüeso, y el presidente de la Diputación de Valencia, Vicent Mompó, le urgieron a hacerlo.
Según esos testimonios, “hubo momentos de enorme tensión” y, aunque se propuso a la consellera pedir a la población que subiera a pisos altos, evitar desplazamientos y no bajar a los garajes, “ella no tomaba ninguna decisión”. “Solo hacía que hablar por teléfono, se levantó varias veces de la mesa y no informaba de las conversaciones que mantenía, no sabíamos si hablaba con el president o con representantes de otras instituciones”, recoge el citado medio.
Mazón, entretanto, estaba comiendo con una periodista, un almuerzo que se habría prolongado desde las 15.00 hasta pasadas las 18.00. Fue la propia consellera quien informó a los presentes de que el president de la Generalitat había decidido desplazarse al CECOPI, un anuncio ante el que estos entendieron que no se tomaría ninguna decisión hasta que llegara Mazón.
Cuando por fin lo hizo, pasadas las 19.00, mantuvo una breve reunión aparte con su consellera, de entre 10 y 15 minutos, tras la que esta finalmente ordenó lanzar la alerta. Por cuestiones técnicas, tardó más de media hora más. Para entonces, ya era tarde.