Hasta ahora, en la Justicia española regía una norma no escrita: no interferir en procesos electorales. Esa praxis ha saltado por los aires con el polémico auto del juez Peinado, que en medio de la campaña ha anunciado la citación como investigada de Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, para dentro de un mes. Javier Pérez Royo, catedrático de Derecho Constitucional, ha sido muy duro con el juez Peinado. “Este señor se ha situado en un terreno no decente, tiene una formación jurídica limitadísima”, aseguró en La Sexta. De esta manera, el catedrático sale al paso del último escrito del propio instructor Peinado, en el que arremete contra Pedro Sánchez, un caso inédito en la historia de la democracia española, ya que nunca antes un magistrado había mantenido un cara a cara tan directo con ningún jefe del Ejecutivo de ningún partido político.
En su providencia, Peinado afirma que “no conoce precepto alguno ni de la Constitución, ni de la Ley Orgánica del Poder Judicial, ni de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, ni de la Ley Orgánica de régimen electoral general, ni de ninguna otra ley que impida continuar el impulso de cualquier instrucción en curso”. Y deja claro que “la costumbre, como fuente supletoria de derecho, en el sentido de manifestación del sentir popular expresada mediante la reiteración de ámbitos”, se aplica en el ordenamiento jurídico “en caso de ausencia de ley”. Ante esa afirmación, juristas como Pérez Royo se han llevado las manos a la cabeza. ¿Costumbre es lo mismo que ley no escrita? ¿Desde cuándo? “Confunde costumbre con una convención de los jueces, que no es lo mismo”, ironiza el catedrático Pérez Royo.
Las últimas resoluciones de Peinado están cuestionando la capacidad técnica y jurídica del instructor del caso Begoña Gómez. Anomalías como la decisión del juez de saltarse el informe de la Guardia Civil que exculpa a la esposa del premier socialista; su ninguneo de la Fiscalía, insistente en el archivo del caso; su olvido del dictamen de la Oficina de Conflicto de Intereses, también negativo; su tolerancia con la querella del sindicato ultraderechista Manos Limpias (sustentada en noticias de prensa, algunas de ellas falsas, tal como han reconocido los propios letrados de esta siniestra organización); y algunas incompresibles incidencias que se han ido desprendiendo de este sumario, como la decisión de investigar a la afectada sin llamarla antes a declarar para informarla de sus derechos, algo que podría considerarse un flagrante caso de indefensión. Todo está cogido con pinzas, como suele decirse coloquialmente, y hasta los propios magistrados de la Audiencia Provincial de Madrid han reconocido “el contenido algo deslavazado de la denuncia”, así como que las acusaciones contra Gómez sobre el rescate de Air Europa son meras “conjeturas”. Por no hablar de la filtración a la prensa de derechas del expediente, en plena campaña electoral, cuando regía el secreto de sumario.
Para Pérez Royo, la jornada de rezos masivos del rosario ante Ferraz convocada por grupos ultras en medio de las elecciones, admitida por la Justicia de Madrid, son “cosas que no habíamos visto nunca”. “En la mayor parte de los países no hay jornadas de reflexión, y permiten encuestas hasta el final, pero estando vigente una norma como esta [la no interferencia de la Justicia en procesos electorales] esto es esperpéntico”. “Utilizar la religión y mezclarla con la política resulta singular y hace que en España todavía seamos diferentes, como se decía en la propaganda de Fraga en los años sesenta. Esto es indecente: lo que ha hecho el juez Peinado y lo que ha hecho la sala del TSJM de Madrid”, asegura Pérez Royo.
Para el catedrático, “la extrema derecha va a subir, pero tranquilos, porque la resistencia de los valores democráticos prevalecerá y vamos a avanzar en la misma dirección que hasta ahora”. “La ultraderecha no va a ser determinante en la formación de la Comisión ni en las políticas públicas de la UE”, añade el profesor de Derecho Constitucional.