Las palabras del presidente de Vox, Santiago Abascal, en un acto en Ibiza, son una muestra más del peligroso discurso que esta formación política de ultraderecha viene promoviendo desde su creación. Abascal, en su habitual tono autoritario, ha dejado claro que su objetivo es "tumbar" todas las leyes aprobadas por el PSOE y construir "todo lo que han destruido", un mensaje que representa una amenaza directa a la democracia y al Estado de derecho.
En su intervención, Abascal ha cargado contra el Estado de las autonomías, un modelo que, según él, ha premiado a los "desleales" y a los "golpistas", y ha provocado la desigualdad entre regiones. Además, ha acusado al PSOE de ser "culpable" de los problemas económicos y sociales del país, sin tener en cuenta la complejidad de la situación actual y las responsabilidades compartidas.
Pero el discurso de Vox no se limita a la crítica de las políticas de otros partidos. Abascal ha atacado también la diversidad lingüística y cultural de España, considerando que el Estado de las autonomías ha "destruido la verdadera identidad del país". Esta postura es intolerante y peligrosa, al negar la riqueza y la complejidad de la realidad social y cultural española.
Además, las palabras de Abascal son un ataque directo a las personas migrantes ya los colectivos más vulnerables de la sociedad. El líder de Vox ha utilizado el discurso del odio para acusar al PSOE de facilitar viviendas a los migrantes mientras los guardias civiles viven en furgonetas. Esta actitud xenófoba y racista es inaceptable en una sociedad democrática y plural.
Santiago Abascal y Vox representan una amenaza a la democracia ya la diversidad. La intolerancia, el odio y el rechazo a la realidad social y cultural del país son actitudes que no pueden ser toleradas en ningún caso.