Es necesario sacar los presupuestos adelante. Se ha dicho por activa y pasiva ycualquier ciudadano,con poca información que tenga, lo entiende. Que la derecha se dedique a criticar todo lo que haga el Gobierno de coalición PSOE-Podemos, con una ausencia absoluta deresponsabilidad, también puede llegar a ser razonable pero, que los propios barones del PSOE y la vieja guardia, se lancenen masa a atacar las Cuentas Públicasy cuestionen quién los apoya en este momento,eso no tiene perdón. Así piensan en la calle muchos ciudadanos ahogados por la crisisprovocada por la Covid-19 y, así piensan en Moncloa donde hay un enfado descomunal sobre este extremo.
Lo cierto es que Felipe González;Alfonso Guerra; Emiliano García Page; Javier Lambán y alguna que otra voz, una vez más, demuestran que las primarias de Sánchez y Susana han dejado más herida en el PSOE de lo que a priori parece, o la actual dirección quiere dar a entender siempre que sale el tema. "Pelillos a la mar y sigamos", aquí no ha pasado nada yde lo que se trata es de gobernar bien, y más en estasituación, con la pandemia encima y con unas cuentas públicas cargadas de ideología progresista y dispuestas a proteger a los más vulnerables, afirman.
Pero no, para algunos es más importante quién apoya la Ley de presupuestos Generales que las propias cuentas en sí mismas. Resulta curioso que coincidan los nombres de los más beligerantes en este momento, con los que, en las elecciones primarias del PSOE les salía espuma por la boca cada vez que se les ponía un micrófono y atacaban vilmente al candidato a la Secretaría General del PSOE, y ahora presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Es posible que tantos años de intrigas y de poder hayan desgastado su ideología, empatía y, sobre todo, sentido de Estado.Porque es precisamente estolo que ahora mismo hace falta,la visión estadista de un gran líder que pueda remara favor de una ciudadanía que, a todas vistas, pasa una de las crisis más graves que se recuerdan y, con valor, honestidad y coraje se centre en paliar los males que la pandemia del Covid-19 deja tras de sí.
Procrastinar la aprobación de unos presupuestos es, con toda claridad, una falta de responsabilidad más propia de un líder como Pablo Casado o Santiago Abascal, que siguen con su atroz lucha por alcanzar la hegemonía de la derecha en España, que de un expresidente del Gobierno o actuales presidentes de comunidades autónomas a los que se les presupone ciertaempatía con las siglas que los pusieron al frente de sus territorios.
Una vez más, salvo excepciones, como la de José Luis Rodríguez Zapatero, que cierra filas en torno al Gobierno de Sánchez y, con la elegancia y talante que siempre le ha caracterizado, manifiesta su discrepancia con los barones de su partido que censuran una y otra vez los apoyos que los PGE tendrán para ser aprobados, los exlíderes y barones socialistas no saben estar a la altura.
Trasnochada queda ya la opinión de Cebrián, para el que todo lo que diga Felipe González "va a misa" y, desde Moncloa asisten perplejos a la crítica despiadada que se confunde con los alaridos de la extrema derecha, y poco menos extrema,que hoy tiene representación en el Congreso.
ETA, la lacra que consiguió eliminar el Gobierno socialista de Zapatero, la pandemia terrorista que sufrió este país durante décadas y que se cobró vidas de todas las ideologías, sigue siendo la portada sin sentido de los principales medios de comunicación de la derecha que insisten en defender la falacia de un supuesto pacto de Sánchez con los terroristas para aprobar los tan ansiados presupuestos que acaben con la sombra de Montoro en la distribución del gasto público.