El boicot de Feijóo a la lengua gallega en la Unión Europea tiene una razón de ser: al dirigente popular le importa exactamente cero la pervivencia del idioma de Rosalía de Castro. El PP está haciendo todo lo posible por que el gallego languidezca y muera. Según datos del Instituto Gallego de Estadística (IGE) publicados por El Salto, se constata un retroceso en la “competencia lingüística y comunicativa autopercibida por los hablantes y una marcada brecha generacional”. El porcentaje de personas que reconocen saber poco o nada de gallego aumentó en 2023 en todas las franjas de edad, pero es especialmente significativa entre las menores de 15 años, donde ha pasado de 23,90 a 32,44% en apenas cinco años.
“Siguiendo esta tendencia, el uso oral del gallego también ha retrocedido de forma generalizada en todos los grupos poblacionales. Por primera vez en la serie histórica publicada por el IGE el porcentaje de hablantes de gallego ha bajado de la mitad hasta situarse en el 45,51%, frente al 51,88 de la encuesta anterior, realizada en 2018, mientras que el monolingüismo en castellano ha pasado en 20 años del 19,56 al 29,20%. Además, tan solo el 64,90% de las entrevistadas ha declarado entender mucho cuando les hablan en gallego, mientras que la población restante no tiene una comprensión absoluta, declarando entender bastante, poco o nada”, asegura esta publicación.
Aún así, en la presentación de estos datos, las autoridades en materia de política lingüística de la Xunta de Galicia celebraron como un éxito que siete de cada diez gallegos sean capaces de comunicarse en la lengua cooficial.
Así las cosas, el Partido Socialista gallego ha acusado a Feijóo de “dar la espalda” a la lengua propia con “el único fin de desgastar al Gobierno central”. Feijóo ha afirmado que defiende todos los idiomas de España, incluido el catalán, pero no tiene claro que sea legal aprobar en el Consejo de Asuntos Generales de la Unión Europea (como estaba previsto hoy) que sean oficiales. Además, la portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, ha acusado al Partido Popular de actuar “en contra” de la lengua gallega y de “poner piedras en el camino” para que esta obtenga el estatus de lengua oficial en la Unión Europea. En concreto, ha señalado al presidente nacional del PP y al de la Xunta, Alfonso Rueda, como responsables de esta actitud, a los que ha definido como un “tándem” que trabaja para frenar el reconocimiento del idioma propio de Galicia.
En una rueda de prensa, Feijóo ha explicado que el informe técnico del consejo señala que se puede estar “ante un supuesto de ilegalidad” porque para poder hacer que el euskera, el gallego y el catalán sean idiomas oficiales en la UE sería necesaria una reforma de los tratados “para dar cabida a idiomas que no son oficiales en la totalidad de los Estados miembros”.
No extraña que Feijóo no defienda el gallego en Bruselas si no lo hace ni en su tierra. Para Carlos Callón, profesor de enseñanza secundaria y autor de O libro negro da lingua galega (Xerais, 2022), “lo sorprendente es que el gallego exista y se mantenga” después de los consecutivos mandatos de Alberto Núñez Feijóo y Alfonso Rueda. Los datos, según este experto, están en línea con los estudios que se venían realizando sobre la situación sociolingüística del gallego e indican una pérdida en la transmisión generacional de la lengua que duele particularmente porque existen resortes para garantizar una mayor vitalidad del gallego, si hubiese voluntad a nivel nacional y estatal.
Un factor de crucial relevancia para evaluar la transmisión generacional del gallego y pronosticar su futuro es la distribución de hablantes en función de la edad, y es que esa minoría de hablantes habituales de gallego se concentra fundamentalmente en los grupos de población de más edad. “Las personas entrevistadas por encima de los 65 años le dan un uso mayoritario en el 67,92% de los casos. En las franjas etarias más jóvenes, no obstante, la realidad es muy distinta. Si en el 2018 el porcentaje de gallegohablantes habituales de entre cinco y 14 años era del 26,12%, en el 2023 se redujo hasta el 16,19: 10 puntos en un lustro. Hace 20 años superaba el 40%. En estas dos décadas el monolingüismo en castellano ha crecido del 34,17 hasta el 53,67% para esta horquilla de edades”, asegura el informe de El Salto. Además, si el 46,31% de las personas mayores de 65 años se sienten más cómodas hablando gallego que castellano, este porcentaje es del 6,68% para las de cinco a 14 años, que ya se desarrollan mejor en castellano en el 70,53% de los casos, en detrimento, a lo largo de los últimos 15 años, no solo de la preferencia por el gallego, sino también de la ausencia de preferencia entre los dos idiomas.
Si en el 2008 un 27,88% de las personas de cinco a 14 años respondía que sus padres les hablaban siempre en gallego, 15 años después este porcentaje se ha reducido al 16,06%, mientras que los hogares en los que sus padres les hablan exclusivamente en castellano han pasado de representar el 36,98 al 47%. Esta situación contrasta con la de las personas mayores de 65 años, a las que sus padres les hablan solo en gallego en un 66,12% de casos según la última publicación del IGE, cifra que ascendía al 78,85% en 2008. Los datos reflejan por lo tanto una transformación sociolingüística: si anteriormente se consideraba que el ámbito familiar o privado era el reservorio del gallego, mientras que el castellano representaba la lengua del ámbito social o público, en la actualidad el castellano ya predomina también en el primero de ellos en las nuevas generaciones.