Gabriel Rufián volvió a levantar pasiones y ampollas en el Congreso con un discurso cargado de ironía, memoria política y tensión moral. Repartió responsabilidades entre PP, Vox y el propio PSOE, defendió la legitimidad de la izquierda abertzale, reivindicó la política social y avisó al presidente del Gobierno: si los escándalos se extienden, ERC exigirá elecciones. “Esto no va de corrupción; va de continuidad o no de la legislatura”, sentenció.
En una de sus intervenciones más largas y contundentes de los últimos tiempos, Gabriel Rufián, portavoz de Esquerra Republicana (ERC) en el Congreso, dejó claro este martes que su grupo no está dispuesto a sostener al Gobierno "a cualquier precio". Entre la crítica feroz a la derecha, el reproche al PSOE y la advertencia velada a Pedro Sánchez, Rufián convirtió su turno de palabra en una mezcla de mitin político, ajuste de cuentas y llamada de atención moral.
Abrió con un gesto humano, trasladando el pésame a Yolanda Díaz por la pérdida de su padre. Pero pronto viró al cuerpo a cuerpo parlamentario, señalando con ironía la ausencia de Santiago Abascal y acusando a Vox de "escoger siempre a Trump antes que a España". No se quedó ahí: disparó contra el PP, criticando su hipocresía al hablar de corrupción cuando, según dijo, "Rajoy es el M. Rajoy de la Gürtel", "Aguirre tiene a la mitad de su gente en prisión" y "Ayuso benefició a su entorno con mordidas".
Rufián lanzó también dardos al propio PSOE. Reivindicó figuras como Patxi López y Jesús Eguiguren por haber negociado la paz con la izquierda abertzale, al tiempo que acusó a los socialistas de haberse acomodado al tacticismo político. “Esa gente que les votó por miedo, hoy se siente huérfana”, espetó al presidente Sánchez. Le pidió que deje de hablar solo para sus votantes y que empiece a liderar un proyecto más ambicioso, radical en lo social: “Vivienda, vivienda y vivienda”, propuso como mantra.
El discurso se movió entre el sarcasmo y la amargura. Habló de los “criptogros” que promueven ideas libertarias desde redes sociales y criticó con dureza el discurso antiinmigración de Vox: “No nos quieren a los indepes porque no queremos ser españoles. Tampoco a los migrantes porque quieren serlo. ¿Entonces a quién quieren?” Añadió que si expulsaran a 8 millones de personas, “hasta Abascal tendría que ponerse a trabajar”.
Pero el clímax vino con su posicionamiento frente a la crisis de credibilidad que vive el Gobierno tras los últimos escándalos de corrupción. “Esto no es un debate sobre corrupción, es un debate sobre la continuidad de la legislatura”, sentenció. Aseguró que si el caso se limita a “tres listos que se repartieron cuatro mordidas”, ERC mantendrá el apoyo al Ejecutivo. Pero si escala, avisó: “Le vamos a obligar a que la gente decida”.
Rufián cerró con una advertencia: que si el PSOE no reacciona, podría convertirse en cómplice de que la derecha y la ultraderecha lleguen al poder “para quedarse para siempre”.