Pedro Sánchez ha subido el tono contra los magnates de Silicon Valley a quienes acusa de querer controlar no solo el debate público, sino también la propia democracia. En la clausura del Observatorio de Derechos Digitales en Madrid, el presidente del Gobierno alertó sobre la creciente influencia de lo que denominó "tecnocasta", señalando directamente a figuras como Elon Musk, Mark Zuckerberg y otros líderes de las grandes tecnológicas. Aunque evitó nombrarlos de forma explícita, su mensaje fue claro: estas corporaciones no se conforman con amasar fortunas descomunales, ahora buscan también el control político.
La amenaza de la tecnocasta
"Ahora vemos una élite de billonarios que no pagan impuestos y que, además, quieren decidir nuestras leyes, controlar lo que pensamos y fomentan el odio en las redes sociales", denunció Sánchez. En un discurso que recuerda al que pronunció en el Foro Económico Mundial de Davos, el presidente insistía en que el auge de las ultraderechas en Europa y Estados Unidos no es casualidad, sino el resultado de la desinformación y la manipulación promovida por estos gigantes tecnológicos.
El líder del Ejecutivo alertó de que las grandes plataformas digitales se han convertido en herramientas de control que socavan la democracia. "La inteligencia artificial no es neutral, las tecnológicas han diseñado algoritmos que benefician a determinados discursos y silencian otros. En Estados Unidos, la principal empresa de IA ha llegado a cuestionar la victoria de Joe Biden en 2020, mientras que en China, las tecnologías digitales han eliminado críticas al régimen", afirmó. "Están jugando con el futuro de nuestras democracias", sentenció.
"Están jugando con el futuro de nuestras democracias"
Regulación y soberanía digital
Para frenar este avance, Sánchez propuso una serie de medidas orientadas a reducir el poder de estas corporaciones. "Europa debe actuar. No podemos dejar nuestra información, nuestros datos y nuestro futuro en manos de unos pocos multimillonarios sin escrúpulos", enfatizó. Entre las iniciativas que defendió se encuentra la creación de una alternativa tecnológica europea basada en el respeto a los derechos digitales y la transparencia algorítmica.
"Debemos impulsar navegadores propios, redes sociales seguras y servicios de mensajería con código abierto que no dependan de intereses empresariales ajenos a la democracia", propuso. Para ello, el Gobierno trabajará con la Unión Europea en la elaboración de un plan de inversión que fomente el desarrollo tecnológico desde un enfoque humanista. "No podemos permitir que nuestras sociedades se conviertan en un campo de experimentación para los intereses de unos pocos", advirtió.
La batalla contra el anonimato y la desinformación
Otra de las medidas clave que defiende Sánchez es la eliminación del anonimato en las redes sociales. "Las redes son campos de batalla donde la verdad ha sido sustituida por la mentira, donde la polarización y el odio se viralizan más rápido que los hechos contrastados", lamentó. Recordó, además, cómo miles de cuentas falsas difundieron informaciones erróneas tras la reciente DANA en España con el objetivo de "desmoralizar a la población y sembrar el caos".
Según Sánchez, las plataformas tecnológicas deben asumir responsabilidades por los contenidos que difunden, al igual que cualquier otro medio de comunicación. "El dueño de un restaurante es responsable de la calidad de la comida que sirve. Las redes sociales también deben rendir cuentas por lo que permiten propagar", aseveró. En esta línea, anunció que España reforzará el papel de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) como coordinador de servicios digitales para supervisar el funcionamiento de estas plataformas.
Una Europa soberana en tecnología
El presidente concluyó su intervención con un llamamiento a la Unión Europea para que no dependa tecnológicamente de Estados Unidos ni de China. "Si seguimos a merced de las grandes tecnológicas extranjeras, seremos víctimas de sus intereses", advirtió. Propuso que la UE impulse su propia infraestructura digital y desarrolle herramientas que garanticen la privacidad y la seguridad de los ciudadanos.
En este sentido, anunció la puesta en marcha de ALIA, un modelo de inteligencia artificial desarrollado en España que estará basado en principios de transparencia y equidad. "No podemos permitir que la IA refuerce desigualdades ni se convierta en un instrumento de manipulación", destacó.
El reto de frenar a la tecnocasta
Sánchez dejó claro que la batalla contra la "tecnocasta" no es solo una cuestión económica, sino una defensa de los valores democráticos. "No se trata de estar contra la tecnología, sino de asegurarnos de que esté al servicio de la ciudadanía y no de unos pocos magnates", concluyó.
El discurso del presidente marca un punto de inflexión en la estrategia del Gobierno frente a la desinformación y el dominio de las grandes tecnológicas. Ahora queda por ver si la Unión Europea respalda esta visión y se suma a la lucha por un entorno digital más justo y seguro.