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PSOE y PP, la misma…

Jesús Ausín
Jesús Ausín
Pasé tarde por la universidad. De niño, soñaba con ser escritor o periodista. Ahora, tal y como está la profesión periodística prefiero ser un cuentista y un alma libre. En mi juventud jugué a ser comunista en un partido encorsetado que me hizo huir demasiado pronto. Militante comprometido durante veinticinco años en CC.OO, acabé aborreciendo el servilismo, la incoherencia y los caprichos de los fondos de formación. Siempre he sido un militante de lo social, sin formación. Tengo el defecto de no casarme con nadie y de decir las cosas tal y como las siento. Y como nunca he tenido la tentación de creerme infalible, nunca doy información. Sólo opinión. Si me equivoco rectifico. Soy un autodidacta de la vida y un eterno aprendiz de casi todo.
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análisis

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Sentado en un relax de piel de vaca, Jose Ignacio, libro en mano al que hace rato que no mira, pierde la mirada en el ventanal del salón entre los escasos cirros que blanquean un radiante cielo azul de invierno. La historia que estaba leyendo le ha llevado a tiempos pasados de juventud. Aquellos en los que había poco para comer, cuando su madre cambiaba los cupones de racionamiento del aceite de oliva por otros de alubias o garbanzos con los que poder llenar el estómago de una numerosa prole que parecía no saciarse nunca.

Se acuerda de aquellos años sesenta cuando era un esbelto y enjuto joven de pelo largo que ponía discos en aquel tugurio del pueblo que llamaban discoteca. Discos que conseguía de extranjis y que le traía su primo, que vivía en Londres, cada verano cuando llegaba al pueblo de vacaciones con sus padres. Discos de los Beatles, de los Rollings, de Sylvie Vartan, Mary Laforet o aquel éxito prohibido que vio la luz en 1967 y que llegó a sus manos en el verano del 68: “Je T’aime,… Moi non Plus” de Jane Birkin y Serge Gainsbourg que le acabó confiscando la guardia civil y que apunto estuvo de costarle su primera detención.

Para él, poner discos solo era una forma de ganar unas pesetas. No era consciente de ser ningún transgresor, sino más bien lo que ahora llaman un esnob porque tenía la suerte de tener un primo en el extranjero que venía todos los veranos y de tener un tocadiscos, que también le había regalado el primo, que ningún otro de sus vecinos tenía. Recuerda que aquellos discos eran la miel que atraía a las chicas de la comarca. Es verdad que como pinchadiscos tenía mucho éxito con el sexo femenino, aunque él nunca fue un picaflor.

Ahora, se ha dado cuenta de que no es capaz de seguir leyendo y ha cerrado el libro. Se ha levantado del relax, ha mirado la hora y aún le queda un rato de soledad. Pero hoy no parece que las musas de la lectura le acompañen. Se ha dirigido al globo terráqueo que tiene junto a la alacena del salón comedor en el que guardan las bebidas alcohólicas. Ha sacado la botella de “legendario” y ha cubierto dos dedos del fondo de un vaso tambor. Ya en la cocina, ha puesto el vaso debajo del dispensario de cubitos de la nevera americana de dos puertas y ha abierto una Schweppes rosa, sacada del frío con la que ha rellenado el vaso hasta el borde. Gin tónic en mano, ha vuelto a la gran cristalera de un salón de cuarenta metros cuadrados situado en un piso de ciento treinta metros en uno de los mejores barrios del Madrid moderno que sin embargo sufre una polución extrema por su cercanía a la M-30.

De nuevo, mira por la cristalera al exterior. No puede evitar volver a viejos recuerdos. La universidad en los primeros años setenta. Las carreras para evitar a los grises, aunque él nunca estuvo en verdadero peligro. No estaba afiliado a ninguna organización. No participaba en asambleas ilegales. Jamás acudió a ninguna de las concentraciones que había en la facultad. Simplemente corría, cuando los demás lo hacían y si es verdad que estaba en contra de la dictadura, sobre todo desde que la guardia civil le requisó el disco de Jane Birkin y quiso acusarle de un delito contra la moral, que evitó el cura del pueblo, porque Jose Ignacio siempre ha sido un cristiano cumplidor de misa de domingo y respeto absoluto al clero, jamás hizo pública ninguna soflama contra Franco.

Votante fiel del Partido Socialista, no acaba de digerir el pacto del gobierno actual con unos socios que siempre han pretendido suplir a ese partido y desde luego no acepta que nacionalistas vascos y catalanes sean los que sostienen al gobierno. Porque lo primordial sigue siendo España. Y aunque cree con sinceridad en la igualdad de la mujer con el hombre, y le gustaría que el mundo fuera un lugar más justo, está en contra de los impuestos, en contra de que los pobres puedan recibir un salario mínimo que les permita subsistir y en contra de que los comunistas tengan algún control sobre cualquiera de los poderes del estado. Él sabe mejor que nadie lo que es pasarlas canutas. Lo que es tener una familia pobre. Y sin embargo ahí está. Cuarenta años de profesor de Instituto, piensa, y una situación económica acomodada gracias a su esfuerzo por ser alguien en la vida y a su mujer, magistrada aún en activo a pesar de haber superado los sesenta y cinco años.

Para él la monarquía es la que posibilita que España permanezca unida y ante la actual crisis de Europa con Rusia, está de acuerdo en que a Putin hay que pararle los pies porque es un dictador. En Ucrania, a pesar de que los actuales dirigentes accedieron al poder por un golpe de estado, es un país democrático que hay que defender de las fauces imperialistas de los comunistas rusos. Que España no forme parte de la OTAN es insignificante porque lo impotente es defender la libertad.

*****

PSOE y PP, la misma…

Hace unos días, nos sorprendía la noticia de que la maltesa Roberta Metsola, una ferviente antiabortista y contraria a los derechos reproductivos de las mujeres, de que estas tengan garantizadas la asistencia sanitaria y la libre elección sobre su propio cuerpo, era elegida Presidenta del Parlamento Europeo con los votos del PSOE.

En estos días, también hemos sabido de la presión que están ejerciendo desde ese partido para que las formaciones que sustentaron la moción de censura contra Rajoy y que con sus votos llevaron a la presidencia del Gobierno al fraude de Pedro Sánchez, para que estas formaciones voten a favor de una contrarreforma laboral que ni reforma nada, ni es buena para los trabajadores eventuales y que, sin embargo, consolida los derechos de los empresarios, además de intentar cargarse los convenios colectivos autonómicos porque no les gusta que haya trabajadores como los de Euskadi que, acostumbrados a luchar hasta la extenuación, son capaces de revertir situaciones como las que se dieron en la empresa Tubacex, suponiendo un ejemplo pésimo para otros. Y es que en Cádiz, por ejemplo, pueden amedrentar al personal a base de enviar a la policía, días después de las manifestaciones a detener cabecillas para sirvan de escarmiento para posibles situaciones venideras. Pero en Euskadi, no se atreven a hacerlo porque saldrían bastante mal parados y retratados.

En esta locura de lameculos del imperio que han emprendido desde el gobierno dónde la política  exterior (y la otra también) la lleva ese partido que está constantemente advirtiendo de lo que sucederá si gobierna la derecha, pero que lleva desde 1982 comportándose como la peor derecha de Europa, los primeros que se ha puesto a favor de una intervención, además de la sargento Ducados que dirige el Ministerio de Defensa, han sido los cantamañanas del Partido Popular con el precario intelectual a la cabeza.

Una de los mantras del discurso de Podemos, es que han acabado con el bipartidismo. Pero de facto, no es verdad. Este PSOE del fraude Sanchez Castejón está gobernando en coalición igual que lo hizo durante años en solitario el otro fraude caradura que llevaba traje de pana, fumaba puros cohíba cuando la policía franquista le daba los papeles para acudir a Suresnes para destituir a Llopis, o nos metía en la OTAN cuando había prometido sacarnos para ganar las elecciones.

La crisis de suministros actual, está llevando a España (como a otros países) a una situación crítica que puede acabar con que, en lugar de ese millón y medio de jóvenes que Cáritas denunciaba hace unos días que están en exclusión social grave,  pronto ese porcentaje del 15 % acabe siendo del 30, el 40 o del 50 %. A los salarios de miseria, que una reforma Laboral que no reforma nada, no arregla, se une una escalada de precios que está convirtiendo la vida en un puñetero infierno. Recibos de electricidad superiores a los cien euros mensuales, en casas pequeñas con familias que no pueden permitirse ni poner la calefacción el tiempo suficiente para no tener que andar con abrigo dentro de casa. Precios de las verduras y de las frutas que hacen imposible su consumo en aquellos hogares dónde los ingresos son inferiores a los mil euros. La bombona de butano a 18 euros, lo que la equipara casi con el mínimo de la factura de gas natural. La gasolina y el gasóleo, debido a que cada vez es más escaso porque el consumo no ha bajado y sin embargo cuesta mucho más extraerlo, están condicionando a transportistas, labradores y a todos aquellos que se fueron de la ciudad al campo para tener tranquilidad y tienen que recorrer todos los días cuarenta o cincuenta kilómetros hasta su lugar de trabajo.

Este gobierno del que sus miembros dicen que es el más progresista de la historia, está consistiendo que las comunidades autónomas desmantelen la sanidad pública, desasistiendo la atención primaria y la medicina preventiva, permitiendo que el gasto de la atención hospitalaria, que no baja, sea transferido desde lo público en el que se abandonan alas completas de hospital, hasta la privada a base de conciertos, en algunos casos con un coste adicional por las trampas de ese partido que ha sido sentenciado en varios procedimientos por corrupción.

La tozuda realidad dice que el PSOE y el PP gobiernan de la misma forma. Antes había una diferencia que era la de la actitud de las fuerzas de seguridad hacia los administrados, pero ahora ya ni siquiera. No sólo no derogan la ley mordaza, sino que siguen saliendo casos de acusaciones falsas como esta que cuenta PabloMM (@pablom_m) en la que un juez, debido a dos videos desestima una falsa denuncia de agresión o esta otra que cuentan en Noticias Navarra en la que la fiscalía pide para Ainhoa Larumbe Biurrun, una activista feminista, 15 meses de prisión por una supuesta patada a un agente de la que no hay parte de lesiones, ni prueba gráfica, ni testigos que no sea el parte policial.

En definitiva, que yo no veo ninguna diferencia entre la forma de gobernar de los mentirosos del PSOE y los corruptos del necio precario intelectual que se dedica a jugar a Mortadelo por todo el territorio nacional. Y no olvidemos que para unos y para otros, lo importante no es la gente sino el Régimen en el que los de siempre, puedan seguir trincando.

Es verdad que los derechos de las mujeres se pueden poner aún más feos si el vago del moco verde acaba siendo miembro del gobierno. Que las relaciones entre esa policía que no oculta su simpatía por los fascistas y nazis y los activistas, será aun más indecente. Pero si quieren que la gente no se sienta defraudada, hastiada, harta e indignada, lo único que tienen que hacer es ser consecuentes con la ideología que dicen representar y eliminar todos los momios del régimen como la impunidad policial, las cloacas o el pantagruélico poder judicial. Eliminar los abusos de bancos y eléctricas, imponer los impuestos a las empresas que le corresponden e impedir el devastamiento de la sanidad pública y de la educación universal.

Todo lo demás, son amenazas sin efecto que lo único que hacen es asentar más y más a los fascistas del moco verde.

Salud, feminismo, ecología, república y más escuelas públicas y laicas.

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1 COMENTARIO

  1. Tiene usted mas razon que sun santo!!
    Yo completo el titular:Psoe,PP(+Ciudadanos+Vox)la misma mierda es!!
    Y el españolito y la españolita no abren los ojos,que no,que estan mas agustito con los ojos vendados,tanto es asi que no ven que les estan mintiendo en todo,incluido pandemia y vacunas.

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