El cambio climático se ha consolidado como un factor crítico de riesgo para la salud pública en Europa. Durante la reciente ola de calor extremo que azotó el continente a finales de junio y principios de julio de 2025, un análisis preliminar ha concluido que el calentamiento global fue responsable de multiplicar por tres el número de muertes relacionadas con el calor en las principales ciudades europeas.
La ola de calor que afectó al continente europeo a principios del verano no solo fue meteorológicamente excepcional, sino también trágicamente mortal. Según un análisis realizado por científicos del Imperial College de Londres y la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, el cambio climático fue responsable del 65% de las muertes vinculadas al calor en las principales urbes europeas, lo que se traduce en unas 1.500 víctimas de las 2.300 totales.
Este tipo de mortalidad no suele deberse directamente al golpe de calor, sino al agravamiento de patologías crónicas, especialmente en personas mayores. De hecho, el 88% de las muertes se registraron en mayores de 65 años, lo que pone de relieve la vulnerabilidad de esta población ante temperaturas extremas.
Ciudades más afectadas y desigualdad térmica
Barcelona y Milán encabezaron la lista de ciudades con más muertes atribuibles al cambio climático, con 286 y 317 fallecimientos respectivamente. Madrid, aunque con un número absoluto menor (108), registró un preocupante 90% de mortalidad por calor asociada directamente al calentamiento global.
Los datos reflejan una tendencia clara: las ciudades del interior presentan mayor riesgo, debido a la falta de influencia marítima y a una menor capacidad de regulación térmica. Lisboa, por ejemplo, registró solo 21 muertes atribuibles al clima alterado, a pesar de haber tenido un total de 96 muertes por calor.
El informe califica las olas de calor como un "asesino silencioso", ya que muchas muertes ocurren en el hogar, sin atención médica inmediata ni un diagnóstico que vincule directamente el fallecimiento con el calor. Este subregistro distorsiona los datos oficiales: mientras el sistema MoMo contabilizó 400 muertes por calor en junio en España, la aplicación Mace elevó esa cifra a más de 4.000.
El efecto “cosecha” y la vulnerabilidad acumulada
La primera ola de calor del año es, con frecuencia, la más letal. Los científicos lo explican por el llamado "efecto cosecha": las personas más frágiles mueren en los primeros episodios térmicos extremos, reduciendo el número de individuos vulnerables para el resto del verano. Este patrón, sin embargo, dificulta aún más el diseño de políticas preventivas efectivas y la evaluación de los riesgos en tiempo real.
Cómo mitigar el impacto: más árboles, menos coches y menos emisiones
Aunque se han producido avances desde la trágica ola de calor de 2003, que dejó más de 60.000 muertos en Europa, los expertos insisten en que la adaptación no es suficiente si no se reducen las emisiones. Entre las medidas urbanas más eficaces para mitigar el impacto del calor destacan:
Aumentar las zonas verdes y la cobertura vegetal.
Implementar tejados reflectantes o verdes.
Reducir el uso del coche y la contaminación del aire asociada.
Según estudios recientes, la vegetación urbana es el factor más determinante para reducir la mortalidad por calor, incluso más que el nivel socioeconómico de los barrios.
Un problema político, no técnico
“El cambio climático sigue siendo un factor subestimado cuando hablamos de salud pública”, afirma la climatóloga Friederike Otto. Su denuncia es clara: mientras la evidencia científica se acumula, la acción política sigue siendo lenta y cautiva de los intereses de la industria fósil. “Cada retraso en la reducción de emisiones es una sentencia de muerte para miles de personas”, concluye Otto.
En suma, los datos del estudio no solo confirman el vínculo entre el cambio climático y el aumento de muertes por calor, sino que subrayan la urgencia de tomar medidas estructurales en las ciudades europeas para proteger a sus habitantes del impacto creciente de un planeta que ya está demasiado caliente.