Los coches nuevos en Europa, incluidos los que se comercializan en España, son cada año medio centímetro más altos. Esta tendencia, asociada al aumento de las ventas de SUV, no sólo implica un mayor uso del espacio público urbano, sino que ha intensificado la preocupación social y técnica en torno a la seguridad vial, especialmente en lo que respecta a peatones y ciclistas vulnerables, como menores o personas mayores.
Según un nuevo estudio publicado por la federación europea Transport & Environment (T&E), junto a la campaña Clean Cities, de las que forma parte Ecologistas en Acción, la altura media del frontal de los coches ha pasado de 76,9 centímetros en 2010 a 83,8 centímetros en 2024, un incremento progresivo para el que ni la normativa europea ni la española han establecido límites hasta la fecha.
En la práctica, el aumento de la altura del morro tiene consecuencias muy concretas y peligrosas. Las pruebas encargadas para el informe revelan que, desde el asiento del conductor de vehículos de gran tamaño, no se puede ver a una niña o niño de hasta nueve años que se encuentre justo delante del coche. Modelos más comunes de SUV, como el Land Rover Defender, tampoco permiten ver a menores de hasta cuatro años y medio.
Además, a velocidades habituales en ciudad (hasta 50 km/h), un peatón puede ser empujado debajo del coche en lugar de hacia un lado, lo que multiplica la probabilidad de sufrir heridas mortales. Según estudios citados en el informe, cada 10 centímetros adicionales de altura del capó aumentan en un 27 % la probabilidad de muerte para peatones, ciclistas y demás usuarias vulnerables de la vía pública que se puedan ver implicados en un accidente. Por si fuera poco, los SUV y camionetas con frontales elevados también representan entre un 20 % y un 50 % más de riesgo de lesiones graves para ocupantes de vehículos más pequeños en caso de colisión.
“Cada día muere un niño o niña en nuestras carreteras, pero se fabrican coches tan grandes que los hacen invisibles desde el asiento del conductor. ¿Cómo es posible que esto sea aceptable? Afortunadamente, cada vez son más las instituciones locales que se oponen a la proliferación de estos coches y defienden lo que realmente quiere la ciudadanía: calles seguras y verdes sin vehículos monstruosos. Las ciudades deben ir más allá y actuar con mayor rapidez para restringir los SUV de gran tamaño, recuperar el espacio público y dar prioridad a la seguridad y a las personas”, señalan desde la campaña Clean Cities.

En España, los datos preocupan
Aunque el informe analiza datos de toda Europa, el Estado español no es una excepción. En nuestro país, los SUV ya representan más del 55 % de las matriculaciones, una cifra que ha ido en aumento desde 2012. Esta realidad está transformando nuestras ciudades en entornos menos seguros para la movilidad activa (peatones, ciclistas, personas mayores e infancia).
“Estamos viendo cómo las calles se llenan de coches que no solo consumen más espacio, sino que suponen un riesgo evidente para la seguridad vial”, alertan las organizaciones de la campaña en España. “Es problema de seguridad pública, no solo de diseño”, insiste Carmen Duce, coordinadora de Ecologistas en Acción y de la campaña la campaña Clean Cities en España.
T&E y Clean Cities, campaña de la que ECODES, Ecologistas en Acción, IS Global, Salud por Derecho y ConBici forman parte, han pedido a la UE que limite la altura del morro de los coches para 2035 como parte de un paquete de reformas para limitar las dimensiones cada vez mayores de los coches.El estudio recomienda que la altura máxima del capó quede limitada a 85 centímetros.
"El largo plazo hasta 2035 ayudaría a minimizar las perturbaciones en la producción y los diseños existentes. Las autoridades nacionales y municipales también deberían hacer más justos los impuestos y las tarifas de aparcamiento, vinculándolos al peso y al tamaño de los vehículos", apuntan las organizaciones.
En la mayor parte de Europa, el peso es el mejor indicador disponible hasta que los legisladores hagan más accesibles los datos sobre el tamaño. En España, esto implicaría repensar nuestras políticas urbanas y fiscales para frenar el avance de los “coches monstruo” y recuperar el espacio público.
“No se trata sólo de seguridad vial, sino de cómo queremos que sean nuestras ciudades. Más espacio para coches grandes significa menos para juegos, bicicletas y terrazas. Hay alternativas más seguras, limpias y eficientes”, concluyen desde Clean Cities España.