«Desde que, en 2001, se reparara el sistema de refrigeración del reactor HMS Tireless en Gibraltar, han pasado más de 100 submarinos y muchos de ellos con problemas». Lo explica Antonio Muñoz, portavoz de Verdemar-Ecologistas en Acción, cuya memoria guarda una buena parte de la historia del ecologismo en el Campo de Gibraltar. De modo que recuerda, por ejemplo, el episodio del submarino nuclear de la Armada Real Británica, «HMS Ambush» que, el 20 de julio de 2016, mientras salía a la superficie en un ejercicio en el Estrecho de Gibraltar, Ambush chocó con el buque mercante de bandera panameña Andreas. Comenta que «estas entradas de submarinos nucleares ponen en peligro a las poblaciones del Campo de Gibraltar y del Estrecho».
La llegada, en las últimas horas, del USS Pasadena a Rota y el USS Rhode Island a la base militar de Gibraltar ha vuelto a poner sobre la mesa la seguridad de este tipo de submarinos y sus posibles impactos.
Muñoz apunta que «el atraque de los submarinos debería haber conllevado la activación del plan de emergencia nuclear y la activación de los GOVRA (Grupos de Vigilancia Radiológica Ambiental de la Armada Española)». Sin embargo, una vez más, no ha sido así. Dice que estas «bombas flotantes» de la clase OHIO han estado en multitud de ocasiones en la zona «con el riesgo que entrañan para la población».
Recuerda que «la Armada Española tiene un dispositivo cuando hay un acontecimiento de estas características en el que pueda haber un riesgo nuclear, pero no lo activa. Ni en Gibraltar ni en Rota hay un plan de contingencia». Quiere pensar que en los puertos tengan algún mínimo plan, «pero una avería o un atentado tendría consecuencias catastróficas para la gente que vivimos en La Línea, en San Roque, Algeciras, en definitiva en el Campo de Gibraltar o en el Estrecho».
Cada vez que se produce la llegada de un submarino, desde Verdemar- Ecologistas en Acción reclaman la activación del plan de emergencia de la Armada Española «para ver si el submarino viene a hacer avituallamiento, a hacer cambios de tripulación, o tiene una avería, como pasó con el Tireless, que vino desde Creta hasta aquí con una avería en el reactor nuclear y venía soltando aguas radiactivas», relata Antonio Muñoz.
Sin respuesta del Gobierno
También señala que han dirigido varios escritos al Gobierno, «cuando gobernaba el PP y ahora que gobierna el PSOE, cuando empezaron las negociaciones del Brexit y cuando Reino Unido abandonó Europa. Hemos explicado los problemas que conlleva tener una base de este tipo en Gibraltar. Hemos puesto en conocimiento el problema de las aguas que no se reconocen, pero que se utilizan por parte de Gibraltar. Hablamos de una milla y media en la bahía, tres millas al sur y tres al este, donde se efectúa una serie de actividades, como trasiego de combustibles, entrada y salida de buques, de submarinos. Y la respuesta que se nos ha dado ha sido gracias por vuestra colaboración, y se acabó».
Desconoce si ahora correrán la misma suerte tras el atraque de dos nuevos submarinos nucleares en Gibraltar y Rota. Y todo esto sucede cuando todavía son visibles las huellas del naufragio del OS35 tras un accidente con un buque de gas natural licuado.
Según el presidente de Verdemar-Ecologistas en Acción, «Gibraltar debe decidir si quiere que su puerto sea turístico o militar. Gibraltar actúa de una manera inconsciente. Utiliza los submarinos de propulsión nuclear como una guerra contra España y eso es lo que nadie entiende. Te dan la bienvenida con una bomba flotante».
La peculiar campaña turístico-antinuclear
A modo de reflexión respecto a la desidia de los sucesivos gobiernos por buscar una solución al asunto, confiesa que «desde que el Tireless abandona Gibraltar, con aquella manifestación multitudinaria, la sociedad se ha quedado sola. Y eso que aprobaron mociones en los distintos ayuntamientos, en la Diputación de Cádiz y en la Junta de Andalucía». Pero ante el silencio han continuado trabajando. «Nosotros hemos seguido con nuestra campaña de informar a los pasajeros que llegan a Gibraltar en cruceros, que están ante un riesgo nuclear».
También les cuentan que «no es la primera vez que en la base militar de Gibraltar atracan submarinos averiados y se han hecho reparaciones sin ninguna medida de seguridad o cómo el puerto de Gibraltar se ha convertido en un puerto X, donde el Reino Unido lleva submarinos a reparar, poniendo en riesgo a la población y el medio ambiente. Antes, con el diseño de puerto Z solo se hacía cambio de tripulación o avituallamiento».