El Gobierno vasco permite participar a menores de edad en campañas de caza mayor

Ecologistas en Acción considera que esta medida del Gobierno vasco "es un grave error y contraria al avance hacia una sociedad más ética y pacífica"

17 de Febrero de 2025
Actualizado el 20 de febrero
Guardar
Varios estudios científicos han revelado un vínculo entre la exposición temprana a la violencia contra los animales y el desarrollo de conductas agresivas. | Foto: Ecologistas en Acción
Varios estudios científicos han revelado un vínculo entre la exposición temprana a la violencia contra los animales y el desarrollo de conductas agresivas. | Foto: Ecologistas en Acción

Ecologistas en Acción ha rechazado rotundamente la decisión del Gobierno vasco de permitir a menores de edad participar en graves amenazas cinegéticas. Esta medida supone un grave retroceso en la construcción de una sociedad basada en el respeto, la empatía y una cultura de paz, además de poner en peligro la integridad física de los menores.

Un modelo que va en contra de los valores del deporte y la educación

"La caza se considera a menudo una actividad deportiva, pero la caza viola los principios fundamentales que rigen el deporte durante la infancia y la adolescencia. En lugar de promover valores como el respeto, la cooperación o el juego limpio, la caza se basa en la persecución y muerte de seres vivos, normalizando la violencia y resolviendo los conflictos mediante la fuerza", recuerda la organización.

Varios estudios científicos han revelado un vínculo entre la exposición temprana a la violencia contra los animales y el desarrollo de conductas agresivas. La cultura de la caza, como forma de pasar el tiempo, refuerza patrones de comportamiento que pueden llevar a un sentimiento de impotencia ante el sufrimiento ajeno, minando el desarrollo de la empatía en los niños. Según la teoría del “Derrame Cultural”, la violencia ejercida en un área tiende a filtrarse a otras áreas, afectando la convivencia social y la resolución de conflictos comunitarios.

Exposición a situaciones de alto riesgo

Además de las consecuencias psicológicas y educativas, permitir que menores participen en salidas de caza los expone a riesgos físicos extremos. La proximidad a animales heridos o asustados, que pueden reaccionar de forma impredecible y agresiva, es un riesgo importante. Asimismo, el uso de armas de fuego en entornos inseguros aumenta significativamente el riesgo de accidentes. De hecho, en estos entornos, los menores pueden sentirse animados a demostrar valentía o habilidad frente a otras personas.

Las cifras son contundentes: según datos de PACMA, al menos 89 personas resultaron heridas y 32 murieron en accidentes de caza en España entre 2022 y 2024. Permitir que los menores participen en estas actividades no sólo normaliza la violencia, sino que los coloca en escenarios donde pueden sufrir lesiones graves o participar en situaciones traumáticas.

Incoherencias políticas: EAJ y PSE han cambiado sus posiciones

Resulta especialmente llamativo que esta iniciativa cuente con el respaldo del Gobierno Vasco, cuando tanto el PNV como el PSE votaron en contra de una propuesta similar presentada por el PP en las Juntas Generales de Álava. Esta contradicción evidencia una falta de coherencia en su postura respecto a la caza y a la protección de la infancia. Además, la gestión de la caza es competencia de las Diputaciones Forales, por lo que la intervención del Gobierno Vasco en esta materia plantea serias dudas sobre el verdadero interés detrás de esta medida.

Un retroceso en la construcción de una sociedad más ética

Ecologistas en Acción considera que esta medida del Gobierno vasco "es un grave error y contraria al avance hacia una sociedad más ética y pacífica. En lugar de promover valores de respeto a la vida y resolución pacífica de conflictos en la infancia, se centra en una actividad que trivializa la violencia y legitima la muerte de seres vivos como forma de entretenimiento".

Por todo ello, ha pedido al Gobierno vasco que revoque esta decisión y, en su lugar, impulse "políticas que fomenten la relación con la naturaleza, desde la perspectiva de la educación, la ética y la no violencia. Los niños, niñas y adolescentes necesitan crecer en un entorno que promueva el respeto, la empatía y la convivencia armoniosa con los demás seres vivos, y no en lugares donde la violencia esté normalizada y sea considerada parte de la identidad cultural", concluye.

Lo + leído