España es el principal productor de porcino de Europa. Tanto es así que en algunas comunidades, como en Castilla y León, hay el doble de cerdos que de población. En nuestro país existen más de 3.000 macrogranjas, mientras el sector ganadero extensivo no ha parado de mermar en los últimos 30 años. Con los 34 millones de cerdos existentes se produce la cifra de 5 millones de toneladas de carne al año.
El porcino es una de la tipología de explotaciones ganaderas que más ha crecido en tres décadas, pero este aumento se debe fundamentalmente a las macrogranjas. «Un modelo altamente insostenible con un grave coste ambiental contrario a los acuerdos mundiales climáticos y de sostenibilidad. Mientras, el sector ganadero extensivo no ha parado de mermar». Ante ello, WWF se suma a la semana de lucha contra la ganadería industrial y demanda más apoyo al pastoreo y la aprobación de una estrategia para la ganadería extensiva en España.
«El sector porcino es uno de los motores de crecimiento de la ganadería industrial. Esta producción cárnica insostenible no tiene como destino principal el consumo nacional, de hecho, en nuestro país cada vez se consume menos carne; sino que el 60 % de se exporta y uno de los destinos principales es China, donde van uno de cada cuatro cerdos criados en España», explica la organización.
Purines y Directiva de Nitratos
La cabaña actual porcina genera más de 62 millones de metros cúbicos de excrementos (purines) anuales, según el Ministerio de Agricultura. Es decir, una cantidad equivalente a 62 estadios como el Santiago Bernabéu o 16 500 piscinas olímpicas. Estos purines representan un grave problema ya que gran parte llega a los acuíferos, contaminando el agua de los pueblos con nitratos. Según los datos oficiales, esta contaminación afecta al 22 % de las masas de agua superficiales y al 23 % de las masas de agua subterráneas a nivel nacional. Por esta razón, la Comisión Europea multó recientemente a España por incumplir la directiva de nitratos.
Sector de piensos y coste ambiental
Para poder alimentar a todo el conjunto de la cabaña ganadera industriales necesaria la importación de gran cantidad de materias primas para piensos. En 2019 esta producción superó los 37 millones de toneladas, de las que más del 66 % se destinaron a la alimentación de aves y ganado porcino. Todo ello ha disparado al sector de piensos que se ha convertido en el de mayor valor económico de toda la producción agraria española, pero con un grave coste medioambiental. La mayor parte de estas materias primas tropicales para alimentación animal, como la soja, proceden de la Amazonía, contribuyendo gravemente a su deforestación.
Del otro lado, el sector de la ganadería extensiva no ha parado de disminuir en los últimos 30 años: la cabaña ganadera de ovino y caprino, tradicionalmente gestionada por pastores, ha descendido un 40 % y un 30 %, respectivamente. Pese a que la ganadería extensiva es una de las actividades que ha contribuido a la vertebración territorial y patrimonial de la península ibérica y es clave para lograr los objetivos marcados en la hoja de ruta europea del Pacto Verde, para lograr un sistema alimentario justo saludable y ambientalmente sostenibles.
“Nos hemos desvinculado tanto de los pueblos y de la labor de agricultores y ganaderos extensivos que se nos ha olvidado que son un sector estratégico. La pandemia nos los recordó y luego la guerra de Ucrania, que elevó los costes de producción hasta límites insospechados. Existe un sector, como el pastoreo, que no depende tanto de las materias primas importadas y que, a pesar de las dificultades, es más resiliente frente al modelo industrializado”, afirma Celsa Peiteado, responsable del programa de alimentos de WWF España.
La agricultura extensiva ayuda en la lucha contra el cambio climático
La ganadería extensiva, además de producir alimentos y materias primas de calidad reconocida, ayuda a luchar contra el cambio climático o a prevenir incendios forestales. Y socialmente, contribuye a crear empleo y construir tejido social en la España vaciada. «Sin embargo, la carga burocrática, la falta de suficientes ayudas de la PAC y la escasa diferenciación de sus productos en el mercado, frente a los de explotaciones industriales, ahogan económicamente a este sector clave», tal y como analiza el documento conjunto elaborado por WWF España, Trashumancia y Naturaleza, la Plataforma por la Ganadería Extensiva y el Pastoralismo y la Sociedad Española de Pastos.
“La ganadería extensiva es un sector al que hay que diferenciar, valorar y pagar con un precio justo por los productos y con políticas públicas que remuneren los bienes públicos de los que todos disfrutamos. Por ello, pedimos al Ministerio de Agricultura que adopte un marco estatal de apoyo al pastoreo y a las comunidades, planes autonómicos, que aprovechen los beneficios del sector y ayuden a solventar las barreras que impiden asegurar su futuro”, explica Celsa Peiteado.