La Justicia suspende la urbanización en el bosque Montegancedo de Pozuelo

La decisión judicial antepone el interés público de la conservación de un enclave de alto valor botánico y ecológico al del desarrollo del planeamiento urbanístico

29 de Julio de 2024
Actualizado a las 14:35h
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Tocones de pinos piñoneros talados para iniciar las obras de urbanización en Montegancedo. | Foto: Ecologistas en Acción
Tocones de pinos piñoneros talados para iniciar las obras de urbanización en Montegancedo. | Foto: Ecologistas en Acción

Un auto del Juzgado Contencioso-Administrativo nº 9 de Madrid ha admitido la suspensión cautelar presentada por  Ecologistas en Acción, el pasado 28 de junio, del proyecto de urbanización del APR 2.6-02 “UE Montegancedo” del Plan General de Ordenación Urbana de Pozuelo de Alarcón, aprobado el 17 de abril de 2024 por la Junta de Gobierno Local.  

El Juzgado, basándose en los informes periciales aportados por la organización ecologista y en los argumentos esgrimidos por su representación letrada, concluye que “nos encontramos ante un área de un gran valor botánico y ecológico, así como el hábitat ideal para una serie de especies de rapaces protegidas”. Por ello, añade que “parece evidente que si no se suspendiera la ejecución del proyecto de urbanización el recurso perdería su finalidad, ya que cuando se dictara sentencia, si fuera favorable a la recurrente, toda la zona habría desaparecido y perdido su valor botánico y ecológico, y la desaparición de las aves rapaces, sin que sea posible de ningún modo revertir la situación a su estado anterior”.

Jaime Doreste, abogado de la organización ecologista, muestra su satisfacción con la resolución y afirma que “la paralización de las obras en curso así como de las talas del Montegancedo resultaba imprescindible para salvaguardar sus valores ambientales, botánicos y faunísticos, porque en caso contrario, se corría el riesgo evidente de que una vez ejecutadas las talas de las masas forestales y urbanizado el monte  se consagrara la ‘ley de los hechos consumados’ y se consolidara una situación de hecho irreversible y un daño ambiental, territorial y paisajístico difícilmente restaurable. No podemos permitirnos tener un caso vergonzante como El Algarrobico o la Marina de Valdecañas en la Comunidad de Madrid”, ha añadido.

Laura Díaz, abogada que también representa a Ecologistas en Acción en el mismo procedimiento, destaca que “esta resolución supone un reconocimiento de la importancia de proteger nuestros recursos naturales y los valores ambientales del Montegancedo y resalta la importancia de que el auto judicial reconozca que “si bien existe un interés público en que el planeamiento urbanístico se desarrolle, este debe responder a los requerimientos de un desarrollo sostenible y la liberalización del suelo no puede fundarse en una clasificación indiscriminada”.

Ecologistas en Acción de la Comunidad de Madrid ha valorado muy positivamente la suspensión judicial del proyecto de urbanización y reconoce que no hubiera sido posible sin la colaboración de los vecinos y vecinas de Pozuelo de Alarcón, agrupadas en la Plataforma Salvemos Montegancedo. La organización ya ha dado traslado del auto al Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón y ha solicitado que le dé el debido cumplimiento con carácter inmediato.

Montegancedo o Dehesa de Montegancedo es uno de los escasos enclaves que aún no se han urbanizado en Pozuelo de Alarcón. Se localiza al suroeste del municipio, entre la M-40 y las urbanizaciones La Cabaña y Montepríncipe, en Boadilla del Monte. Es un bosque de encinas, alcornoques, coscojas, quejigos y pinos piñoneros, en el que destaca la presencia continuada de rapaces (milano negro, milano real, águila imperial, buitre negro, azor, etc.) todas ellas especies protegidas por la legislación estatal y autonómica. Se trata de un enclave de gran importancia ambiental y ecológica  por su función de isla-refugio para la fauna y la flora, al tratarse de un espacio libre, rodeado de viviendas e infraestructuras.

Además de sus valores naturales, en Montegancedo se localizan los restos de los polvorines de Retamares, construcciones militares que durante décadas constituyeron una de las principales reservas de munición y explosivos de la región Centro. La toma del polvorín de Retamares fue uno de los episodios más cruentos de los primeros meses de la Guerra Civil.

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