El concepto recientemente propuesto de "fósiles vivientes en peligro de extinción" (ELF, por sus siglas en inglés) integra el estado de alto peligro y la singularidad evolutiva de cualquier especie de la flora y fauna mundial. La mayoría de estos animales y plantas tienen millones de años, pero su final está cercano si no se adoptan medidas rápidas y efectivas para su conservación.
Este nuevo concepto evolutivo y de conservación, el de los fósiles vivientes en peligro de extinción, fue propuesto desde el Real Jardín Botánico-CSIC hace dos años, aceptado después con interés por la comunidad científica y ahora lo ha vuelto a aplicar el Profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Pablo Vargas. Durante los últimos dos años ha llevado a cabo la revisión exactamente de 3.706 géneros con una sola especie de vertebrados y angiospermas para comprobar cuántos son fósiles en peligro de extinción, investigación que se acaba de publicar en la revista Frontiers in Ecology and Evolution (de acceso gratuito).
Pablo Vargas explica que la revisión se realizó bajo tres criterios, "la escasez y la distribución restringida de las poblaciones, la máxima categoría de amenaza que es el peligro crítico, y una divergencia antigua de más de cinco millones de años". De ese número estudiado, 3.706 géneros, la investigación ha determinado que 109 de esos géneros están en peligro crítico de extinción, de los cuales 57 eran ELF.
A punto de extinguirse en la Comunidad de Madrid y en Castilla y León
Tantos como cinco géneros ELF se encuentran dentro de la flora más amenazada de España y Portugal: chicoria hueca, margarita del Castril, náufraga, gadoria y nomevés. El investigador del RJB-CSIC señala: "El caso más dramático es precisamente el nomevés que, con más de 25 millones de años de existencia, está a punto de extinguirse definitivamente si la Comunidad de Madrid y de Castilla y León no lo remedian antes", ha advertido Vargas.
Patrones emergentes para priorizar la conservación de los géneros ELF
En la revisión de estos miles de géneros, además de urgir a priorizar la conservación de todos los géneros ELF por ser estos los linajes más amenazados del mundo y representar un patrimonio evolutivo único equivalente a los cuadros más valiosos de cualquier pinacoteca, se proponen algunos patrones emergentes. Según indica Pablo Vargas, la taxonomía, a nivel genérico, es un primer enfoque fiable para identificar un ELF y después se necesitaría una singularidad evolutiva que se analiza con datos genéticos y filogenéticos.
Los datos genéticos son imprescindibles porque las características morfológicas de cada género con una sola especie: "primero, no siempre ayuda a identificar los ELF en las islas como Canarias; segundo, las especies de géneros con una sola especie tienden a estar más amenazadas que las especies promedio; tercero, la extinción parece estar sesgada en contra de algunos grupos de animales y plantas; y cuarto, los géneros extinguidos hace poco por el ser humano se encontraban en islas remotas".
Finalmente, el investigador del RJB-CSIC considera que “el enfoque ELF es un método relativamente rápido para identificar las especies de floras y faunas que necesitan protección con mayor urgencia en el mundo. Este enfoque es complementario a cualquier método científico que busque diversidad filogenética, por ejemplo, EDGE, y criterios de amenaza (IUCN)”.