Los defensores del clima siguen mostrando en la COP28 los devastadores efectos del cambio climático en sus comunidades. Entre ellos se encuentra la joven cantante y rapera senegalesa Oumy Gueye, conocida como OMG, que se lanzó a la acción por el clima cuando la casa de sus abuelos en Bargny, al este de Dakar, la capital senegalesa, quedó destruida por la subida del nivel del mar.
Ha colaborado con la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) para defender causas humanitarias en el Sahel, una de las emergencias humanitarias que crece más rápidamente en el mundo.
OMG forma parte del proyecto "Mi Sahel" con otros cinco grandes artistas de la región. Juntos han publicado un tema cuyos beneficios se reparten entre los artistas participantes y el fondo humanitario para África Occidental y Central gestionado por la OCHA.
Oumy Gueye ha descrito la difícil situación en la que se encuentran sus compatriotas y que empeora cada vez más. El aumento de las temperaturas y, en el caso de Senegal, del nivel del mar, está destruyendo los medios de subsistencia y los hogares, impulsando la pobreza y la violencia y fomentando la migración a través de rutas peligrosas.
"Los jóvenes se arriesgan a viajar por mar en busca de una situación mejor", afirma, y algunos pierden la vida por el camino, lo que constituye una tragedia para las comunidades y para el futuro de sus países.
Nueva cuenta de acción climática
El impacto humanitario de la crisis climática está en el punto de mira en Dubái. Así, la OCHA ha lanzado una Cuenta de Acción Climática para proporcionar una vía adicional de financiación de las respuestas humanitarias a los desastres relacionados con el clima, como inundaciones, sequías, tormentas y calor extremo, y aumentar la resiliencia.
Esta Cuenta forma parte del Fondo Central para la Acción en Casos de Emergencia de la ONU, el cual ya destina entre un cuarto y un tercio de su financiación a desastres extremos relacionados con el clima cada año.
La responsable adjunta de Ayuda de Emergencia de la ONU, Joyce Msuya, ha subrayado la importancia de aumentar esta financiación "a medida que nos adentramos en un mundo en el que el cambio climático sostiene la espada de Damocles sobre un número cada vez mayor de personas".
Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, unos 3.500 millones de personas, casi la mitad de la humanidad, viven en zonas altamente vulnerables al aumento de las temperaturas.
Daños billonarios
Las condiciones meteorológicas extremas tienen un coste asombrosamente alto, como demostró el informe Unidos en la ciencia de la Organización Meteorológica Mundial publicado a principios de este año. Según el texto, entre 1970 y 2021 se registraron unas 12.000 catástrofes debidas a fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos que causaron pérdidas económicas por valor de 4,3 billones de dólares, la mayoría de ellas en países en desarrollo.
Para ayudar a los países vulnerables a protegerse de las peores consecuencias de las alteraciones climáticas, el fondo para pérdidas y daños acordado en la COP27 de Sharm el-Sheikh el año pasado y puesto en marcha el día de la inauguración de la COP28 ha sido aclamado como un instrumento clave de justicia climática y el primer resultado importante de la reunión.
Hasta ahora se han prometido más de 650 millones de dólares y los defensores de las comunidades vulnerables presentes en Dubái han subrayado la necesidad de garantizar que los más afectados se beneficien de la financiación.
Personas vulnerables al final de la fila
Una proporción cada vez mayor de los 110 millones de personas desplazadas por la fuerza en todo el mundo se ven obligadas a abandonar sus hogares debido a riesgos relacionados con las condiciones meteorológicas.
"La voz de los desplazados por esta emergencia debe ser escuchada, y deben ser incluidos en los planes y en la asignación de recursos", ha escrito en X (Twitter) el Alto Comisionado para los Refugiados, Filippo Grandi.
En este contexto, las mujeres defensoras de las comunidades afectadas han sido el centro de atención en un acto de la COP28, donde Joelle Hangi, de la organización de la sociedad civil Plataforma Mundial para la Acción, ha descrito los retos que ella misma experimentó mientras vivía en el campo de Kakuma como refugiada de la República Democrática del Congo (RDC).
Vivir a oscuras
La falta de acceso fiable y continuado a la electricidad es uno de los problemas más acuciantes, ha explicado Hangi, una realidad a la que se enfrentan más del 94% de los desplazados y que podría paliarse con un mayor uso de las energías renovables.
"La oscuridad significa que no estás seguro; estás expuesto a muchas cosas. Vi a muchas personas que no podían aprovechar oportunidades que podrían cambiar sus vidas sólo porque no había acceso a la electricidad", dice. Hangi trabaja actualmente para cambiar la realidad de las personas desplazadas, ayudar a mejorar su conectividad a internet y apoyar la transición a opciones de cocina limpia.
Invertir en mitigación
Caroline Teti participa en la COP28 como parte de la organización humanitaria Dar Directamente, con sede en Nairobi, y que colabora con ACNUR en las respuestas a los refugiados. Ella destaca el carácter fortalecedor de las transferencias directas de efectivo a las personas que sufren los efectos de la crisis climática.
Pone como ejemplo un proyecto en Mozambique que permitió enviar dinero a las comunidades una semana antes de que el ciclón Freddy desencadenara inundaciones masivas en el país del este de África a principios de año. "Pudieron empezar a prepararse para mudarse, a comunicarse con sus familiares para hacer frente a las inundaciones y a reforzar sus estructuras para que no se las llevara el agua", recuerda.
También describe un proyecto en curso en Malawi en el que personas vulnerables al clima recibieron transferencias a fondo perdido de 800 dólares para que pudieran trasladarse de las zonas de riesgo a terrenos más elevados.
"Si se invierte en la mitigación del cambio climático, podemos poner en marcha soluciones baratas, rápidas y sencillas que pueden ayudar mucho a responder a algunos de los retos climáticos", insiste.
Humanitarismo innovador
Los defensores del clima han pedido, en definitiva, un cambio hacia un "humanitarismo más inclusivo e innovador" que aproveche la experiencia de las personas desplazadas para desarrollar soluciones y ayude a "poner fin al círculo de la dependencia".
Haciéndose eco de este llamamiento, Bernhard Kowatsch, director del Acelerador de la Innovación del Programa Mundial de Alimentos (PMA), afirma que "las innovaciones pueden mostrar un signo de esperanza también a corto plazo y demostrar que el cambio es posible, incluso ahora mismo". Pero se necesita mucha más inversión en innovaciones de alto impacto que puedan ayudar a mitigar las consecuencias más nefastas del cambio climático.
Los proyectos del Acelerador que aprovechan los seguros privados en beneficio de los pequeños agricultores o que les permiten tomar decisiones de adaptación al clima basadas en imágenes por satélite e inteligencia artificial son un ejemplo de ello, junto con los micropréstamos a las agricultoras y empresarias más afectadas por las catástrofes meteorológicas y excluidas de la financiación tradicional.