El proyecto de ampliación del aeropuerto de El Prat "ni es eficiente, ni sostenible". En palabras de SEO/BirdLife "sigue arrastrando las mismas contradicciones estructurales que ya motivaron una fuerte oposición social y ambiental en 2021".
“Se disfraza de excelencia ambiental lo que, en realidad, es una ampliación clásica”, alerta Cristina Sánchez, delegada de SEO/BirdLife en Cataluña. “Hablamos de un aumento del tráfico aéreo, de más presión sobre espacios naturales protegidos y de una gestión ambiental artificial que llega demasiado tarde y no revierte la degradación del Delta.”
Además ponen de manifiesto que el Gobierno aún no ha hecho público cómo cumplirá los requerimientos ambientales derivados del procedimiento de infracción abierto por parte de la Comisión Europea por no proteger el Delta del Llobregat.
Promesas ambientales con escasa credibilidad
La propuesta oficial afirma que “la mejora del aeropuerto no puede disociarse de la mejora ambiental del Delta” y plantea diversas medidas compensatorias: la reconfiguración de la laguna de La Ricarda, la adquisición y restauración de terrenos para un anillo verde, un plan integral de gestión hídrica, el refuerzo del Consorcio del Delta y hasta una ratio 1:10 de compensación de espacios de la Red Natura 2000 afectados. Desde la organización consideran que "todo ello debería canalizarse mediante un Fondo Ambiental específico. En cualquier caso, unas medidas compensatorias no pueden ser una contraprestación de cualquier tipo de proyecto. Es más, su formulación y ejecución conlleva una aceptación previa por parte de la Comisión europea".
Dicen, además, que este tipo de medidas "parecen, en teoría, interesantes. El problema es que llegan como moneda de cambio para justificar un impacto que no debería producirse y en muchas ocasiones estas compensaciones se anuncian pero no se ejecutan, o llegan tarde y mal".
Por otro lado, recurdan que ya existen obligaciones ambientales legales incumplidas en el Delta del Llobregat: "desde 2002 se arrastran déficits en la gestión de la ZEPA, y desde 2021 hay un procedimiento de infracción abierto por parte de la Comisión Europea. Estos incumplimientos, según la entidad, deberían resolverse antes de plantear cualquier nuevo proyecto".
Entienden que no se puede construir sostenibilidad "sobre una base de irresponsabilidad. El Delta sufre una degradación estructural. Cualquier propuesta debería ir en la línea de la restauración y la protección, no de la transformación ni del crecimiento del tráfico aéreo".
La evidencia ecológica: el Delta pierde biodiversidad
SEO/BirdLife y DEPANA, entidad local demandante a la Comisión europea de las afecciones del proyecto, aportan datos alarmantes: analizando los censos de aves acuáticas invernantes entre 1990 y 2023, la población de aves acuáticas invernantes en el Delta se ha reducido más de un 70 % entre 2002 y 2023. Este descenso coincide con la anterior ampliación del aeropuerto y con el aumento progresivo de infraestructuras y usos urbanísticos.
“Es un caso de manual de lo que no se debe hacer: transformar un espacio natural único y después intentar compensarlo con medidas reactivas. Estamos perdiendo un patrimonio ecológico irreemplazable”, denuncia Cristina Sánchez.
Un proyecto que promete neutralidad climática mientras aumenta las emisiones
Los promotores defienden que el proyecto estará alineado con el objetivo “Net Zero 2030” de AENA y con las políticas europeas de descarbonización. "Sin embargo, para nosotros esta declaración resulta contradictoria. Aumentar la capacidad operativa y promover vuelos intercontinentales implica necesariamente más tráfico aéreo y, por tanto, más emisiones de gases de efecto invernadero".
La ONG considera que "no se puede decir que queremos un aeropuerto climáticamente neutro mientras se planifican más vuelos. Es una contradicción insostenible, siendo la aviación uno de los sectores con más impacto ambiental y su crecimiento debería estar sometido a una estrategia de reducción, no de expansión".
La entidad también cuestiona la supuesta ambición ambiental del proyecto, que incluye un Fondo Ambiental del Aeropuerto y el objetivo de crear un aeropuerto referente a nivel internacional en sostenibilidad. En ese sentido, afirman que estas medidas "son insuficientes mientras no se resuelvan los problemas estructurales de conservación en el Delta".
Reus y Girona: movimiento estratégico, no de sostenibilidad
Otra novedad del proyecto es el refuerzo de los aeropuertos de Girona y Reus, con conexiones ferroviarias con Barcelona. En este sentido, la organización advierte de que "más que una medida de descongestión, esta iniciativa forma parte de una estrategia de expansión global del sistema aeroportuario catalán".
“No es una alternativa a la ampliación, sino una extensión del modelo. Se plantea aumentar la capacidad total, no sustituir vuelos. Eso significa más vuelos, más emisiones y más territorio afectado. La interconexión ferroviaria es positiva y necesaria, pero no compensa los impactos globales del modelo que se propone”, asegura Sánchez.
Demandas de SEO/BirdLife
La entidad lanza un llamamiento claro a las administraciones para detener el proyecto de ampliación, especialmente cualquier actuación sobre La Ricarda o El Remolar, espacios de gran diversidad incluidos en la Red Natura 2000; cumplir con las obligaciones legales pendientes en materia de conservación que conlleve el cierre del procedimiento de infracción europeo; impulsar un plan de gestión integral del Delta, con acciones de restauración y protección realmente prioritarias, y reformular el modelo aeroportuario, priorizando la descarbonización efectiva y el respeto a la biodiversidad.