El 11 de febrero de 2022, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, participó a través deun vídeo-mensaje en la One Ocean Summit, conferencia internacional celebrada en Brest (Francia), en el marco de la presidencia rotatoria francesa del Consejo de la Unión Europea. Entonces, entre sus preocupaciones reclamaba un acuerdo internacional que frene la contaminación por plásticos de los océanos.
Han transcurrido dos años y, por medio, la presidencia española del Consejo y el histórico Tratado Global de los Océanos aprobado en Naciones Unidas el pasado 4 de marzo de 2023, que está a punto de cumplir un año y sólo ha sido ratificado por dos países (Chile y Palau), "lo que subraya la necesidad urgente de que más Gobiernos -entre ellos, el español- incluyan el histórico Tratado en su legislación nacional", reclama Greenpeace. Y lo cierto es que aún el presidente no se ha pronunciado al respecto, cuando se supone que representa una de las cuestiones capitales en su política ambiental.
Conocido como Acuerdo sobre la Conservación y Uso Sostenible de la Biodiversidad Marina más allá de las Jurisdicciones Nacionales (BBNJ), ha sido respaldado por 87 países desde que se abrió a la firma en septiembre del año pasado, pero sólo podrá entrar en vigor en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos, en junio de 2025, una vez que lo ratifiquen formalmente al menos 60.
Al menos 60 gobiernos tienen que ratificar el Tratado
Laura Meller, responsable de la campaña Proteger los Océanos de Greenpeace International, explica que "la aprobación del Tratado Global de los Océanos fue una señal de que, en un mundo dividido, la protección de la naturaleza aún goza de cierta prioridad sobre las rivalidades políticas y los beneficios empresariales. El tratado se anunció con las palabras ‘el barco ha llegado a la costa’, pero para que este barco sea realmente una herramienta eficaz en la protección del océano, al menos 60 Gobiernos deben ratificar el Tratado antes de que se acabe el tiempo, por lo que es urgente que las ratificaciones se aceleren".
Las aguas de alta mar albergan millones de especies y ecosistemas, pero menos del 1% están completamente protegidas. La presión a la que se enfrentan es cada vez mayor debido a amenazas como la pesca industrial, la contaminación y una industria emergente, la minería submarina. Greenpeace destaca que para proteger el 30% de los océanos de aquí a 2030 es necesario proteger más de 11 millones de kilómetros cuadrados de océano cada año.
España debe proteger el 30% de sus aguas nacionales en 2030
España, por su parte, también debe proteger al menos el 30% de sus aguas nacionales en 2030 para dar cumplimiento al Convenio de Diversidad Biológica, hito que podría llegar a alcanzar, tras los últimos siete espacios protegidos declarados en diciembre de 2023. Este sería el primer paso para asegurar la protección de sus aguas, aunque sigue siendo insuficiente porque, según diversos estudios científicos, es imprescindible declarar zonas altamente protegidas, es decir, libres de cualquier tipo de impacto o explotación.
“Tras varias décadas de lucha por la aprobación del Tratado Global de los Océanos, es hora de que España siga mostrando su apoyo en la conservación marina y se convierta en un referente europeo con la ratificación inminente del tratado. Necesitamos unos océanos sanos y resilientes para que puedan hacer frente a la crisis climática y de pérdida de biodiversidad en la que nos encontramos”, afirma Marta Martín-Borregón, responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace España.
La amenaza de la pesca industrial
Un estudio publicado el pasado mes de enero en la revista Nature y dirigido por Global Fishing Watch reveló que el 75% de la pesca industrial en el mundo se realiza de forma oculta: una gran mayoría de los buques pesqueros desactivan sus dispositivos de seguimiento GPS para no ser rastreados.
En septiembre de 2023, Greenpeace Internacional publicó un informe que establece el proceso político para brindar protección a los océanos globales. En él, la organización explora cómo están aumentando las presiones acumulativas en alta mar y cuantifica por primera vez la creciente actividad pesquera en áreas destinadas a protección, utilizando datos de Global Fishing Watch.
El Tratado Global de los Océanos es el acuerdo ambiental multilateral más importante desde el Acuerdo Climático de París de 2015. Una vez sea ratificado y entre en vigor, el Tratado contribuirá en gran medida a mejorar la salud y la resiliencia del océano.