Fernando Savater es, a sus 75 años, el filósofo español más conocido en el mundo y uno de los escritores más polifacéticos en el panorama nacional, habiendo cultivado en el último medio siglo el ensayo, la novela, el periodismo en sus columnas semanales del diario El País e incluso el teatro. Hombre polifacético y apasionado, tanto en sus luchas políticas como en el amor y la literatura, Savater se muestra ahora decepcionado por el éxito político del brazo de ETA, Bildu, y algo frustrado por el fracaso del partido de Rosa Díez, UPyD. Profesor universitario durante casi toda su vida, ahora, tras muchas vivencias y luchas, vive en la ciudad que le vio nacer, San Sebastián, y ha recibido el reconocimiento, en forma de premio, de Madrid.
¿Qué significó en su carrera profesional y como escritor su obra Ética para Amador?
Ética para Amador significó un punto de inflexión en mi carrera en lo que se refiere a mi proyección pública, fue un gran éxito de ventas en España, en Europa, y en todo el mundo. Intelectualmente, para mí, en lo personal, no fue un gran cambio, pero sí todo un gran impacto social y, en términos económicos, fue muy rentable, significó un gran cambio en mi vida. Un gran paso en mi carrera.
Tuve la ocasión de leer una entrevista suya al rumano Emil Cioran, personaje con el que compartía muchas cosas. ¿Ha sido alguien que ha influido en su vida y obra?
Al principio, sí, me gustó mucho y me sedujo. En lo personal, me influyó mucho estilísticamente, esa forma suya de usar los aforismos y sus técnicas estilísticas. Me influyó su forma de escribir filosofía y eso lo adapté, en cierta medida, a la forma en que yo lo hacía y lo sigo haciendo. Luego Cioran me impactó como persona, como intelectual, y en fin, como relación personal y como amigo, pero no me atrevería a decir que fue uno de los intelectuales que más me han marcado en mi carrera. Como le decía, fue más en su estilo y en su forma de expresarse en sus escritos filosóficos lo que me acabó influyendo.
Usted ha sido durante muchos años un referente en la lucha contra ETA y el terrorismo en el País Vasco. ¿No se siente decepcionado por el éxito político de Bildu e incluso que ahora sea miembro de la coalición de Gobierno en España?
Pues sí, claro, estoy muy decepcionado con todo lo que está ocurriendo. Ya lo he escrito y lo he dicho frecuentemente, que es muy grave lo que está pasando. ETA fue derrotada por la acción de las fuerzas de seguridad, de la ciudadanía y por la justicia, que les persiguió. Se les imposibilitó que siguieran llevando a cabo acciones terroristas y eso fue un éxito de nuestra democracia. Pero, sin embargo, su acción y sus confluencias sociales han continuado en marcha hasta tal punto que el brazo político de ETA, Bildu, tenga una gran influencia no solamente en el País Vasco, que la tiene y mucho, sino en toda España, habiéndose convertido en un soporte del actual ejecutivo socialista que lidera Pedro Sánchez. Evidentemente, los que luchamos por las libertades y la democracia no queríamos tener el escenario que tenemos ahora, donde Bildu tiene gran preponderancia y donde condiciona, en cierta medida, la agenda del país. Han obtenido, no cabe duda, una gran victoria política.
El pensador considera que la “acción” de la desaparecida banda terrorista ETA y sus confluencias sociales “han continuado en marcha”
Usted también tuvo cierta cercanía política con UPYD, partido centrista que lideraba Rosa Díez, y con otras fuerzas moderadas. ¿No siente una cierta frustración política por la desaparición de UPYD y quizá en un futuro no muy lejanos de Ciudadanos?
Los que deberían estar frustrados son los ciudadanos, que tienen que elegir entre un falso socialismo encarnado por Sánchez y una derecha cada vez más ineficaz en todos los sentidos. Los ciudadanos son los que deberían preguntarse si una fuerza centrista, que apoya la unidad de España y que no esté vendida a los obispos y los nacionalismos, no sería una alternativa razonable y deseable para el país. Pero, ya digo, eso son los ciudadanos los que tienen la última palabra y así la han expresado. Mi psicología personal, más allá de donde me sitúe, no tiene mucho que hacer frente a estas cosas.
Parece que nunca cerramos determinadas asignaturas en España, como el asunto de Cataluña. ¿Qué impresión tiene sobre este asunto?
He escrito mucho ya sobre este problema que representa Cataluña y todo lo que diga será redundante. ¡Qué quieres que te diga! Eso mismo ya lo he repetido tantas veces, y al parecer sin demasiado éxito. Está muy claro que el gran problema que existe en Cataluña es la educación y la deseducación, la falta de una información y unos hechos veraces. Evidentemente, lo del dinero también influye. Antes de que hubiera crisis y de que se descubriera que en Cataluña la clase política robaba como en ninguna otra parte, apenas había independentistas. Pero la historia es un eterno retorno. El nacionalismo catalán y vasco es el retorno del carlismo, que ha sido el gran mal de la historia moderna. Lo que ha impedido que España tuviera una democracia liberal avanzada ha sido la presencia clerical, detestable, separatista de los carlistas.
¿Comparte la visión crítica que tiene cierta izquierda con respecto a nuestra transición política?
Pues evidentemente no, y ya es un asunto que he tratado en numerosas ocasiones. Precisamente, desde el principio, yo he criticado a Podemos por este asunto, defendiendo nuestra transición democrática, que fue modélica, y no el modelo de cambio que ellos planteaban como enmienda crítica a dicho proceso. Las cosas, con ellos ahora como fuerza política en el parlamento y en el Gobierno de España, no han mejorado, sino todo lo contrario: han empeorado. Vamos a menos y a peor.
¿Considera, como una buena parte de la izquierda, que Vox es un peligro para la democracia española?
El principal peligro para la democracia española es Podemos, porque simplemente no cree en ella, y por supuesto los partidos separatistas. El separatismo vasco y catalán, con sus fuerzas políticas organizadas, han sido la gran amenaza a la democracia en nuestro país desde el inicio de nuestra transición, donde ya estaban presentes. Ambos separatismo han sido un gran peligro para nuestra democracia. Luego, la llegada de Podemos a nuestra vida política no solamente no mejoró las cosas, sino que las empeoró porque ha apoyado a ambos separatismos claramente y sin ambages de duda allá donde ha tenido la ocasión de colaborar con ellos. Esos, y no otros, son los grandes peligros que tiene ante sí nuestro sistema democrático y, además, porque ya están dentro del Gobierno de la nación y participan activamente en la vida política española. No estamos hablando ya de hipótesis, sino de una realidad certera que está ahí, dentro de nuestro sistema político, e incluso en el ejecutivo, mientras que el caso de Vox estamos hablando de un partido constitucionalista, que no ha dado ningún golpe de Estado y que no amenaza con destruir a nuestra democracia, como hacen otros. Puede no gustarnos Vox como partido y sus ideas, es legítimo, pero es evidente que no constituye una amenaza para el Estado como sí lo son algunos de los socios de Pedro Sánchez en el Gobierno de la nación.
¿Cómo examina la crisis de Ucrania y la invasión de este país por Rusia?
No lo sé, realmente, no soy un experto en el asunto. Como todo ciudadano del continente, lo veo con mucha preocupación y estoy horrorizado porque el ataque de Rusia a Ucrania vuelve a traer la guerra a Europa. Creo, sinceramente, que Ucrania no debe ser abandonada en manos de Rusia porque eso podría despertar el apetito de Putin por otros países, como por ejemplo Suecia y Finlandia. Entonces, y para resumir, me parece preocupante que Rusia, más concretamente Putin, cumpla sus propósitos con respecto a Ucrania. Por otra parte, tampoco tengo claro cómo podríamos ayudar y detener la guerra. Luego, claro está, el riesgo de una amenaza nuclear es algo que a todos, lógicamente, nos asusta y preocupa pero no soy un estratega militar y no tengo las respuestas sobre cómo enfrentar una cuestión tan compleja.
Pensamos que todo tras el final de la URSS y la caída del Muro de Berlín sería más fácil y la verdad es que el ser humano no aprende nada. ¿Qué futuro cree que le espera a la humanidad?
Eso sería soñar y fantasear, no pensar, y ya a mi edad no puedo permitirme hacerlo.
¿Podría hablarme algo de su último libro, La peor parte, dedicado a su mujer, y del mensaje que subyace en el mismo?
El principal y casi diría que único objetivo era recordar a mi mujer, que, como usted sabe, falleció. Recordar nuestro amor también, pero sobre todo a ella, que era un ser singular que tuvo una influencia decisiva en mi vida y de otras personas de nuestro entorno. Resaltar su figura, adentrarme en ella, era el objetivo del libro, como ya le he dicho antes.
¿Qué les daría a los jóvenes de ahora, usted que viene de una larga experiencia universitaria?
Creo que los jóvenes han cambiado demasiado y mi experiencia universitaria es de hace muchos años y no creo que yo sea el más idóneo para dar consejos. Más allá de aconsejarles que se esfuercen y busquen el conocimiento, no contentarse con las falsas verdades, ni con las facilidades, y profundizar en el conocimiento, no tendría más que añadir. Pero ya le digo, estoy demasiado lejos de ese mundo universitario ahora como para dar consejos a nadie.