El antiguo Salón de Plenos del Senado se convirtió esta semana en el escenario de un acto que, bajo el paraguas de la “defensa de valores cristianos”, derivó en un festival de declaraciones desafortunadas e inexactas. Jaime Mayor Oreja, exministro de Interior de José María Aznar, tomó el micrófono para trazar https://diario16plus.com/analisis/cronica/senado-se-convierte-en-escenario-extrema-derecha-cumbre-antiabortista_503999_102.htmluna línea imposible entre el derecho al aborto y la esclavitud. En un intento por deslegitimar los derechos reproductivos de las mujeres, afirmó que el aborto es una "moda dominante", del mismo modo que lo fue la esclavitud. Una declaración tan incendiaria como carente de rigor y repugnante
Un discurso anclado en falsedades
La afirmación de Mayor Oreja no solo es polémica, sino profundamente inexacta. Comparar el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos con una práctica históricamente deshumanizadora como la esclavitud es, como mínimo, irresponsable. La esclavitud fue un sistema de opresión institucionalizado, mientras que el derecho al aborto representa la culminación de luchas históricas por la autonomía de las mujeres. Equiparar ambos conceptos no solo distorsiona la realidad, sino que trivializa siglos de sufrimiento humano.
Además, el exministro añadió un toque anticientífico a su intervención, defendiendo el creacionismo frente a la teoría de la evolución, en un alegato que desafía el consenso científico establecido desde hace más de un siglo. Según sus palabras, "entre los científicos, están ganando los que defienden la creación frente al relato de la evolución". Una afirmación que carece de respaldo y que coloca a España en una posición incómoda ante la comunidad científica internacional.
El amparo del Partido Popular y la presencia de líderes ultraconservadores
La celebración de este evento, promovido por la Red Política de Valores, fue posible gracias al apoyo del Partido Popular, que controla la mayoría en la Mesa del Senado. Esta decisión ha sido duramente criticada por sectores progresistas y feministas, que consideran inadmisible que una institución pública sea escenario de discursos que atentan contra derechos fundamentales.
Entre los asistentes destacados, además de Mayor Oreja, figuró José Antonio Kast, conocido defensor de la dictadura de Pinochet en Chile, quien aprovechó su intervención para atacar a la “cultura woke” y reivindicar políticas reaccionarias de líderes como Donald Trump y Javier Milei. El evento se convirtió así en un escaparate de la ultraderecha internacional, uniendo narrativas que, lejos de proteger derechos humanos, buscan erosionarlos.
El rechazo en las calles y las instituciones
Mientras dentro del Senado se celebraba esta cumbre, en las inmediaciones un grupo de feministas se manifestaba con consignas como "fuera fascistas de las instituciones". La protesta fue una muestra del descontento de amplios sectores sociales frente a un acto que muchos consideran un retroceso en materia de derechos.
Asimismo, figuras políticas como la ministra de Igualdad, Ana Redondo, y la ministra de Sanidad, Mónica García, condenaron enérgicamente la celebración de la cumbre. Redondo calificó el acto de "infame" y aseguró que "lo que no vamos a consentir es que el Senado se convierta en un parque temático de la ultraderecha". Por su parte, García lamentó que se utilicen instituciones públicas para promover “el ideario de una minoría social”.
Femen y otras voces disidentes
En un acto de protesta durante la cumbre, activistas de Femen interrumpieron una sesión en el Senado con proclamas como “el aborto es sagrado”. Su intervención, aunque breve, subrayó el rechazo frontal de colectivos feministas ante el avance de discursos reaccionarios en las instituciones.
Otras organizaciones, como asociaciones de familias LGTBI+, también alzaron la voz contra el evento, señalando que la promoción de valores ultraconservadores atenta contra la diversidad y el progreso social. "No permitamos que el odio y el retroceso se apoderen de instituciones democráticas", declararon en un comunicado.
La peligrosa normalización de lo inaceptable
Las declaraciones de Mayor Oreja y la celebración de esta cumbre no son hechos aislados. Forman parte de un esfuerzo global de sectores ultraconservadores por revertir avances sociales. En este contexto, la decisión del Partido Popular de permitir la realización de este evento en una institución como el Senado es preocupante, ya que legitima discursos basados en falsedades y prejuicios.
El aborto es un derecho humano reconocido por organismos internacionales como la ONU. Equipararlo con la esclavitud no solo es falaz, sino que demuestra un desprecio por las luchas históricas de las mujeres y una desconexión con las realidades contemporáneas.
El legado de Mayor Oreja: entre la nostalgia y la manipulación
Las declaraciones de Jaime Mayor Oreja, lejos de representar una reflexión profunda, evidencian una nostalgia por tiempos pasados en los que los derechos de las mujeres y las minorías eran sistemáticamente ignorados. Su discurso, anclado en prejuicios y falsedades, busca reabrir debates ya superados por la sociedad.
Es crucial que instituciones públicas como el Senado no se conviertan en plataformas para la desinformación y la promoción de agendas que atentan contra los derechos fundamentales. La celebración de esta cumbre es un recordatorio de la importancia de defender los avances sociales frente a los intentos de revertirlos.
El derecho al aborto es una conquista histórica que simboliza el avance hacia una sociedad más justa y equitativa. Compararlo con la esclavitud no solo es incorrecto, sino profundamente ofensivo. Las declaraciones de Jaime Mayor Oreja y la celebración de esta cumbre representan un ataque directo a los derechos fundamentales y un intento de normalizar discursos que no tienen cabida en una democracia.
Es responsabilidad de todos, desde las instituciones hasta la ciudadanía, rechazar estos intentos de retroceso y garantizar que los derechos conquistados sigan siendo una realidad para las futuras generaciones.