La IA para las personas con discapacidad: un arma de doble filo

Un trabajador de Naciones Unidas Argentina, Matías Ferreira, describe los retos que tiene que superar por cómo es percibido por otros y habla sobre las ventajas y los riesgos de depender de la IA

09 de Diciembre de 2024
Actualizado el 10 de diciembre
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Matias Ferreira, quien tiene discapacidad visual, usa distintas aplicaciones digitales de IA para trabajar como especialista en Inclusión de Discapacidad. | Foto: ONU Argentina
Matias Ferreira, quien tiene discapacidad visual, usa distintas aplicaciones digitales de IA para trabajar como especialista en Inclusión de Discapacidad. | Foto: ONU Argentina

Matías Ferreira tiene 37 años y comenzó a sufrir pérdida de visión a los 20, mientras estaba gestionando el ingreso a la universidad. Esta dolencia, generada a partir de una neuropatía óptica hereditaria que puede incluso causar ceguera, le obstaculizó el camino académico y laboral. Su vista ya no le permitía leer textos, y le imposibilitaba continuar con su trabajo.

“A raíz de la pérdida de visión tuve que cambiar, readaptar mi vida. En la universidad, me enfrentaba a muchas barreras, y decidí continuar la carrera en otra institución donde ya se trabajaba con materiales de lectura en formatos accesibles. De esa manera, logré recibirme de Licenciado en Estudios Políticos. En mi trabajo, tuve que cambiar de rol dentro de la misma empresa y, con el tiempo, hubo reducción de personal y me quedé sin trabajo. Si bien no fue por mi discapacidad, quizás si hubiese podido continuar desempeñando mi labor anterior eso no hubiese ocurrido”, explica.

Acceso a través de aplicaciones y de la inteligencia artificial

Cuando Matías menciona accesibilidad a los materiales de lectura, se refiere a diversas herramientas que, con el avance de la inteligencia artificial (IA), son cada vez más avanzadas y facilitan que cualquier texto esté disponible para personas con discapacidades visuales o ciegas.

Un ejemplo son los lectores de pantalla, que transforman textos escritos en audios, y que además describen y narran fotos y gráficos. Para el manejo de estas aplicaciones es necesario aprender ciertas combinaciones de teclas y memorizarlas.

“La inteligencia artificial es importante; es útil para mejorar la accesibilidad. Pero hay un riesgo, y es que la inteligencia humana deje de prestarle atención a las personas con discapacidad y que el único método de sensibilización de las cosas sea a través de la inteligencia artificial. Es un gran riesgo”.

Matías considera que “la IA tiene que ser una herramienta más que nos ayude, por ejemplo, a describir una imagen, un texto, etc. Pero no puede ser el único método, porque el día que no hay internet, no hay luz, o nos quedamos sin batería, estamos desamparados del apoyo, incluso las propias personas con las que vivimos no van a saber cómo convivir con nosotros sí solamente nos apoyamos en la IA. Es una herramienta muy importante, pero creo que la inteligencia artificial no tiene que ir en contra de inteligencia humana”.

Conseguir empleo, la odisea de las personas con discapacidad

Entre todas las dificultades que diariamente enfrentan las personas con discapacidad, Matías destaca especialmente la inserción laboral.

“En el ámbito del trabajo, se presenta la situación más compleja. Hay un mito de que las personas con discapacidad no somos tan productivos como las personas sin discapacidad. Hay mucho desconocimiento todavía, por parte de los empleadores, sobre cuáles son los niveles de conocimiento profesional que podamos alcanzar, y sobre la variedad de herramientas que facilitan nuestro desempeño. El umbral de conocimiento que debemos tener para acceder a un empleo es mucho más alto que el de las personas sin discapacidad. Me he presentado a entrevistas laborales, y al reclutador le interesa más cuándo me podría quedar ciego, que mis capacidades para ejecutar el puesto. Se pierde el foco, no se priorizan tus conocimientos, tus habilidades, tu eficiencia o si tu perfil se adapta a lo que buscan”.

Por todas estas barreras y prejuicios, previamente a ser diagnosticado de la patología visual, Matías ya destinaba parte de su tiempo al activismo por los derechos de las personas con discapacidad y, cuando empezó a padecer personalmente las barreras que le impiden transitar su vida con normalidad, esa lucha se volvió aún más comprometida y vehemente.

Hay avances en la sociedad, pero son lentos

Matías considera que han tenido lugar avances en el trato y en la empatía que la sociedad manifiesta con respecto a las personas con discapacidad, aunque no a la velocidad que se necesita.

“En 2006, Naciones Unidas aprobó la Convención de los Derechos de Personas con Discapacidad, y en 2008, Argentina lo ratificó. De todas maneras, el país siempre tuvo legislación bastante buena, de vanguardia, para lo que es la región", recuerda.

"A partir de la Convención, se comenzaron a visibilizar un poco más los derechos a nivel mundial. Creo, igualmente, que fue muy lento, porque el padecimiento tiene que ver no tanto con la diversidad funcional, con si ves o no ves, si escuchas o no escuchas, sino con las barreras. Una vez que uno asume su condición, lo que más molesta son las barreras que impiden facilidades para cubrir necesidades, y que son indispensables, como un audio que indique las paradas del transporte, caminos adecuados en las veredas, accesibilidad para páginas web, aplicaciones bancarias, redes sociales. Eso es lo que más se sufre: la falta de accesos, de igualdad de condiciones".

Respecto al papel de la ONU, comenta que "puede trabajar muy fuertemente en la inclusión de las personas con discapacidad a través de la Estrategia para la Inclusión de personas con discapacidad, y en la difusión y el cumplimiento de la Convención de los derechos de las personas con discapacidad, en particular con lo que tiene que ver con la accesibilidad, la inclusión laboral, etc. Las personas con discapacidad podemos aportar a la ONU una mirada inclusiva, orientada al derribamiento de las barreras actitudinales, pero también las laborales y además trabajar por la diversidad dentro de las Naciones Unidas".

Unos meses atrás, Matías, quien estaba sin trabajo, recibió la noticia de que la Oficina de la Coordinadora Residente de la ONU en Argentina había abierto una convocatoria para cubrir un puesto de trabajo de Especialista en Inclusión de Discapacidad, una oportunidad reservada para personas con discapacidad. 

Después de un arduo proceso de selección, Matías consiguió el cargo. Desde octubre, trabaja contribuyendo con su conocimiento a fin de lograr implementar la Estrategia de las Naciones Unidas para la Inclusión de la Discapacidad en el Sistema de la ONU en Argentina, integrado por más de 20 agencias, fondos y programas que desarrollan proyectos en el país.

“Creo que empecé a empatizar porque es una causa que todavía está muy invisibilizada y que había que dedicarle tiempo, ya que al final de cuentas no era solamente por mí, sino que también era por mis conocidos, por mis amigos, compañeros de estudio, compañeros de trabajo, por la persona que fuese o incluso por los que vendrán. Participé como voluntario en varias organizaciones de la sociedad civil como la Federación Argentina de Instituciones de Personas con Discapacidad Visual, la Unión Latinoamericana de Ciegos y algunos movimientos juveniles y sindicales”.

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