Vox asaltará la democracia y gobernará España

Cuando un Estado está, en realidad, gobernado por las clases dominantes y el pueblo está a merced de las necesidades de aquéllas se crea el caldo de cultivo perfecto para la llegada al poder de los populismos totalitarios, es decir, de la ultraderecha.

Eso es lo que está ocurriendo en España, como ya ha sucedido en algún que otro país del centro de Europa. La democracia española es débil porque fue creada e impuesta desde arriba, como afirmó Rodolfo Martín Villa, uno de los protagonistas de una Transición que ha sido elevada a los altares pero que dejó muchos escenarios por cubrir, sobre todo por la inacción de los gobiernos posteriores, tanto de derechas como de izquierdas, en desarrollar aspectos democráticos clave que los protagonistas de aquellos años no pudieron o no quisieron llevar a efecto.

Simone Weil afirmó que «el totalitarismo moderno es al totalitarismo católico del siglo XII lo que el espíritu laico al humanismo del Renacimiento. Con cada vaivén, la humanidad se degrada». Este pensamiento es perfectamente aplicable a la situación en que se está viviendo en España. La ultraderecha está ganando terreno de una manera muy peligrosa y, lo peor de todo, es que lo está haciendo en silencio y rodeada de un fenómeno de ridiculización por parte de los demócratas. Todo lo que hace y dice Vox es hiperbólico y, por tanto, susceptible de la burla. Sin embargo, ellos siguen adelante, no paran de avanzar, mientras los demócratas se pelean entre ellos sin dar soluciones a un pueblo que está deseoso de que sus necesidades sean cubiertas.

Como populistas y demagogos que son, los ultras, liderados por una persona muy locuaz y con un pleno conocimiento de la importancia de hacer un buen uso del lenguaje para que su mensaje cale en todas y cada una de las clases sociales.

En un momento de turbulencia y de incertidumbre como el actual, con una crisis económica que ha dejado sin empleo a más de 3 millones de personas y con las colas del hambre incrementándose a cada hora que pasa, se está creando el escenario perfecto para que Vox triunfe y esta es la razón principal para que se haya planteado una moción de censura que no tiene otra intención que la de presentar a toda la ciudadanía el proyecto populista, totalitario, de odio y de conculcar derechos fundamentales que plantea la ultraderecha.

No hay más que fijarse en los mensajes que están lanzando en este mes de agosto. A cualquier pequeña crisis que pueda aparecer y que pudiera perjudicar al Gobierno y que se asimile a su mensaje de odio o al populismo nacido de decir lo que la gente quiere oír, Vox lo convierte en una «Razón para la Moción»:

En un momento en el que hay mucho miedo al coronavirus, Vox aprovecha para culpar a los migrantes, y ese mensaje tiene éxito porque ya se ha visto cómo vecino de Canarias han llegado a colocar barricadas en las entradas de su pueblo para evitar que las personas que llegan en patera entren en la localidad.

España está en un verdadero peligro de recesión democrática y lo peor es que nadie lo ve. Se está ridiculizando o no tomándose en serio el crecimiento de Vox. Asesores que se creen verdaderos gurús, las grandes cabezas de la política, afirman que lo mejor es no decir nada, no darle espacio, arrinconarlos a través del silencio, como si nada estuviera pasando. Sin embargo, lo que no se dan cuenta es que esa estrategia podría funcionar en el siglo XX, cuando no había redes sociales y Vox utiliza muy bien estas herramientas gracias al asesoramiento y a la utilización de los métodos de difusión de la propaganda a través del big data de Steve Bannon. Abascal y los suyos no necesitan de los medios de comunicación, ni de los tradicionales ni de los digitales, tienen las aplicaciones de mensajería instantánea y las redes sociales para decir a la gente lo que quiere oír, para dar sus supuestas soluciones que no son más que las que se pueden encontrar en cualquier conversación en una barra de bar o en una comida familiar. Es el cuñadismo puro pero enmarcado con el odio. No obstante, ese mensaje cala.

En este sentido los medios de comunicación debemos ser, independiente de la ideología o de las líneas editoriales, el contrapunto a los métodos de difusión de la propaganda de Vox. Esas grandes cabezas pensantes no se dan cuenta de que dejar hacer a los ultras es convertirse en cómplice de su crecimiento…, y están creciendo.

El mes de septiembre los ultras darán su primer golpe, algo para nada inesperado, puesto que la extrema derecha se aprovecha siempre de los instrumentos democráticos para ascender al poder. La moción de censura es absolutamente legal y Vox dispone de la representación parlamentaria suficiente para convocarla…, a pesar de que, en principio, no vayan a ganarla. Sin embargo, ese no es el objetivo de Santiago Abascal, sino utilizar la tribuna del Parlamento para presentarse ante la ciudadanía española como la solución a los problemas que hay en la actualidad.

Durante 3 días los ultras españoles van a tener todo el protagonismo mediático y sus redes sociales funcionando a pleno rendimiento. ¿Nadie se da cuenta del peligro que supone esto en un momento en el que la ciudadanía está desconcertada, con miedo y en medio de la incertidumbre sobre el futuro más cercano? Abascal va a decir lo que la gente quiere oír, va a dar las soluciones que la ciudadanía piensa que son las que hay que aplicar. Abascal dirá y expondrá a los españoles todo lo que le pueda ensalzar como el líder que hace falta en un país huérfano de liderazgo y coherencia política.

 Por otro lado, está la reacción del resto de partidos del arco parlamentario al anuncio del presidente de Vox: todos ya han afirmado que votarán en contra. ¿Están seguros esos partidos, sobre todo el PP y Ciudadanos, que los ultras van a condicionar la continuidad de su apoyo en los gobiernos autonómicos y capitales de provincia? ¿Pueden estar tranquilos Juan Manuel Moreno Bonilla, Fernando López Miras, Isabel Ayuso o José Luis Martínez Almeida? Este es el problema de unirse a los ultras sin darles poder, como ocurrió tras las elecciones autonómicas y municipales: estar a merced. ¿Estarán dispuestos el PP y Cs a perder sus gobiernos a cambio de defender la democracia?  

A los ultras hay que tomárselos muy en serio porque, precisamente, de lo que ellos están seguros es que su único objetivo es el de asaltar el poder, sea como sea, e intentando, en la medida de lo posible, dando una apariencia de legalidad, aunque venga acompañado y envuelto de la mentira, el populismo y el totalitarismo.