Una serpiente de verano, o culebrón del verano, es un termino que alude a noticias irrelevantes o sorprendentes que publica cierta prensa sensacionalista con el fin de llenar sus páginas durante las vacaciones de verano (de ahí el nombre), cuando la mayoría de los ciudadanos disfrutan del merecido reposo estival y no se producen noticias interesantes o con un alcance concreto desde el punto de vista periodístico.
El origen de la palabra parece ser que proviene, según el periodista Javier Ortiz, del mítico monstruo del lago Ness, conocido como Nessie, que proverbialmente aparecía en la prensa cada año durante el mes de agosto. Nessie, al igual que el Yeti o el Bigfoot, forman parte de esas noticias intemporales relacionadas con la criptozoología, fenómeno cultural que se ocupa de la búsqueda de animales denominados comúnmente criptidos, y cuya existencia es improbable. Pero la arqueología también se ha sumado a esta corriente de noticias veraniegas o, como las han nombrado también en algún medio, tormentas de verano, ya que se producen y se desvanecen sin que hayan tenido ninguna repercusión a destacar el resto del año. En este sentido el caso más claro es el descubrimiento de algún resto que nos enlaza con el cacareado eslabón perdido. En el caso de España, una de las noticias de relleno más emblemática es la de Gibraltar, que misteriosamente salta a la palestra cada verano, como aquella inevitable canción de Georgie Dann. El principio elemental de las “serpientes de verano” sería: la falta de noticias es una buena noticia.
Pero me temo que este año la noticia será los posibles pactos para formar gobierno, la inquietante caída de la izquierda, la inminente salida de Gran Bretaña de la Unión Europea y sus nefastas consecuencias políticas en Europa, los misterios que la sonda Juno tratará de resolver en el planeta Jupiter, la violencia generada en torno al último campeonato de fútbol, la crisis social que padecemos a nivel mundial, el terrorismo yihadista, los papeles de Panamá, el independentismo catalán, las operaciones de la Guardia Civil (UCO) y la interminable e inacabable ristra de casos de corrupción.
Con todas estas noticias danzando es imposible que este año tengan cabida las hasta ahora sempiternas serpientes de verano.