Canadá, Groenlandia, Panamá...: el programa expansionista de Trump que amenaza la paz mundial

El magnate yanqui aplica a la política su filosofía de vida: cuando quiere algo, lo compra

07 de Enero de 2025
Guardar
Groenlandia, un territorio codiciado por Donald Trump.
Groenlandia, un territorio codiciado por Donald Trump.

Donald Trump practica una suerte de política de Monopoly. Como nuevo rico que es, cuando quiere algo, lo compra sin más. Como si el mundo fuera uno de sus negocios inmobiliarios. Ahora Donald Trump se ha encaprichado de la isla de Groenlandia, un lugar que no es el paraje desolado, virgen y lejano que pudiera parecer a simple vista, sino todo lo contrario, un enclave de alto valor estratégico y económico hoy por hoy bajo soberanía danesa. El deshielo provocado por el cambio climático está abriendo dos grandes rutas marítimas que pasan por ambas costas de Groenlandia. Además, la catástrofe climática liberará una enorme cantidad de minerales muy preciados e importantes reservas de petróleo y gas natural. Además, debido a la posición geográfica, sitúa a este territorio en uno de los puntos estratégicos más importantes en la zona, en la que compiten tres grandes potencias como China, Rusia y EE.UU.

Groenlandia es un capricho que ya viene de lejos, tanto como su primer mandato, cuando Trump propuso su compra. Pero no es el único, el nuevo presidente de Estados Unidos también ha puesto sus ojos en Canadá y en el Canal de Panamá. Los mapas actuales parecen no gustarle nada a Trump y está dispuesto a modificarlos a base de billetera. Su nuevo capricho es comprar a Dinamarca la gran isla de Groenlandia. “Por motivos de seguridad nacional y libertad en todo el mundo, EE.UU siente que la propiedad y el control de Groenlandia es una absoluta necesidad”, aseguró recientemente.

El republicano revive un viejo deseo, ya que quiso hacerse con Groenlandia en 2019. “Estratégicamente es interesante y estaríamos interesados”, añadió. Desde el gobierno danés se lo han dejado muy claro: es su territorio y no está a la venta. De modo que la última estupidez de Trump puede traducirse en un conflicto diplomático muy grave entre Estados Unidos y la Unión Europea.

Trump lleva también un mes lanzando indirectas muy directas al presidente de Canadá. Desde que Trudeau fue a cenar con él a Florida, a su mansión de Mar-a-Lago, fantasea con la anexión del país canadiense. Es más, llama a Trudeau el gobernador del gran estado de Canadá. El canadiense no quiso valorar las amenazas de subir los aranceles al 25% cuando Trump retorne triunfal a la Casa Blanca.

Pero el expansionismo territorial de Trump no termina ahí. “Exigiremos que el canal de Panamá sea devuelto a los Estados Unidos de América en su totalidad, rápidamente y sin cuestionamientos”, apunta el líder americano. Consciente de la importancia geoestratégica y económica del Canal de Panamá, Trump lo tiene entre ceja y ceja. Para reducir costes comerciales y beneficiarse de las tasas que pagan los 14.000 barcos que lo atraviesan cada año, lo quiere, aunque sea por la fuerza. El pasado año, el canal registró cientos de tránsitos diarios. Además, genera unos ingresos por importe de 2.500 millones de dólares para el Estado panameño y 3.630 millones de dólares para la economía nacional. Una auténtica bicoca que Trump quiere saquear, expoliar o robar para incluirla entre su ingente patrimonio, no en el de los norteamericanos.

Desde su inauguración el 15 de agosto de 1914, el canal ha conseguido acortar en tiempo y distancia la comunicación marítima, dinamizando el transporte marítimo y económico al proporcionar una vía de tránsito corta y relativamente barata entre los dos océanos, influyendo decisivamente en los patrones del comercio mundial. La obra impulsa el crecimiento económico de los países desarrollados y en vías de desarrollo, además de proporcionar el impulso básico para la expansión económica de muchas regiones remotas del planeta. En 2012, Estados Unidos, China, Chile, Japón y Corea del Sur fueron los cinco principales países usuarios del canal, que lleva de ocho a diez horas cruzar.

Lo + leído