Las recientes negociaciones sobre la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en España para 2024 han alcanzado un punto crítico. En una reunión poco fructífera entre CEOE, Cepyme, UGT, CCOO y el Ministerio de Trabajo, el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez-Rey, lanzó una advertencia clara a la patronal: si no apoyan un incremento del 4% en el SMI, el Gobierno podría optar por un acuerdo bipartito con los sindicatos para una subida aún mayor.
Pérez-Rey enfatizó la búsqueda de un acuerdo, pero no ocultó las posibles consecuencias de la falta de apoyo patronal. El Gobierno, además, rechazó las condiciones impuestas por la patronal, que incluían una modificación de la Ley de Desindexación y bonificaciones en las cotizaciones sociales en el sector agrario. Pérez-Rey aclaró que tales medidas no se considerarían en la actual mesa de negociación.
La postura del Gobierno surge en un contexto delicado. Por un lado, la patronal ha exigido condiciones que implicarían cambios legislativos significativos y que podrían afectar las reglas fiscales comunitarias recién aprobadas. Por otro lado, la Comisión Europea probablemente no vería con buenos ojos cambios que pudieran incentivar una inflación persistente.
En este escenario, los sindicatos UGT y CCOO se preparan para presionar por un aumento más sustancial del SMI, posiblemente alineado con el incremento de las pensiones mínimas. El Gobierno parece dispuesto a considerar esta opción en ausencia de un acuerdo con la patronal.
Además, los sindicatos han solicitado que se modifique el redactado del decreto para clarificar la no absorción de ciertos complementos salariales por el SMI. Esta medida buscaría proteger los ingresos adicionales de los trabajadores por conceptos como nocturnidad o peligrosidad, evitando que se compensen con la subida del SMI.
Se espera que la próxima reunión, programada para finales de esta semana, sea decisiva. El Gobierno aspira a cerrar un acuerdo bipartito con los sindicatos, que podría ser más ambicioso que el inicial 4% propuesto, dependiendo del apoyo o rechazo de la CEOE a la propuesta actual.
Este proceso de negociación refleja las complejas dinámicas entre el Gobierno, la patronal y los sindicatos en un contexto económico desafiante, marcado por la inflación y las restricciones presupuestarias. La decisión final sobre el SMI para 2024 no solo afectará a los trabajadores con salarios mínimos, sino que también tendrá un impacto más amplio en la economía española.