Las dilaciones indebidas del Tribunal Constitucional responderían a una estrategia de bloqueo para acceder a la justicia europea por parte de los presos políticos
10
de Febrero
de
2020
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¿Recuerda la huelga de hambre que hicieron los presos políticos hace más de un año? Durante el invierno de 2018 permanecieron tres semanas sin comer como protesta para denunciar el bloqueo del Tribunal Constitucional ante sus recursos de amparo. Pusieron fin a la huelga después de que el Constitucional mostrase algún tipo de cambio y "abriera el cajón" en el que tuvo guardados los recursos presentados durante más de un año. De esta manera se abría el camino al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.Pues hoy la información que ha revelado Europa Press demostraría que los presos políticos tenían razón: existía una estrategia por parte del TC para bloquear su acceso a la justicia europea. Algo realmente grave y contrario a Derecho.Según informa la agencia, "el Tribunal Constitucional fijó como estrategia la admisión a trámite de recursos de presos del procés independentista de Cataluña para impedir la internacionalización del juicio que se celebró en el Tribunal Supremo en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos".Señalan que este modo de proceder "se estableció respecto de cerca de medio centenar de recursos de amparo presentados por los hoy condenados por el procés independentista de Cataluña contra disposiciones del Tribunal Supremo, y ello permitió dejar estos asuntos fuera del alcance del órgano de garantías con sede en Estrasburgo durante la celebración del juicio en el alto tribunal, y hasta el dictado de la sentencia por sedición".Se afirma que "esta manera de trabajar ha tenido resultados satisfactorios y ha permitido además configurar una sólida jurisprudencia en torno a asuntos sobre los que aún no se había pronunciado el tribunal de garantías, como son los derechos políticos".Se trataría esta estrategia de haber admitido a trámite los recursos presentados por los presos políticos, pero dejarlas "en un cajón", durante todo el tiempo posible, sin pronunciarse ni a favor ni en contra. Mientras estuvieran en esta situación, no había posibilidad de recurrir lo que el Constitucional tuviera que decir, y así bloquear el camino hacia la justicia europea. Evidentemente, no se podían tener estas cuestiones guardadas en un cajón para siempre, pero sí estirar todo lo posible el tiempo para que el juicio al procés avanzase en paralelo en el Tribunal Supremo y fueran así consumándose las decisiones judiciales. ¿Qué habría pasado si se hubiera actuado con diligencia y sin las supuestas dilaciones indebidas? Pues las respuestas que hubieran llegado desde Europa probablemente habrían dificultado mucho la estrategia del Supremo. Imagine, sencillamente, qué habría pasado si Marchena hubiera esperado a recibir la respuesta a su consulta prejudicial sobre Junqueras ante el TJUE, tal y como él se había comprometido a hacer por escrito y tal y como la ley establece: pues que no había podido condenar a Junqueras, y que probablemente todo hubiera dado un giro de 160 grados. Precisamente por eso no se esperó a recibir la respuesta de la justicia europea, se dictó sentencia de manera irregular, y se condenó a Junqueras (y a todos los demás), de una forma que podría considerarse totalmente contraria a Derecho.Según apunta Europa Press, "muchos de estos recursos se están resolviendo estos días por sentencia (...) avalando las decisiones del Tribunal Supremo". Y explican desde la agencia de noticias que "la labor del Constitucional en este aspecto consistió en rechazar una inadmisión de plano de todos estos recursos que hubiera permitido a las defensas de los encausados denunciar seguidamente una vulneración de derechos ante el TEDH que podría haber sido resulta, o al menos admitida, antes de que existiera una sentencia sobre el caso".
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