En el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Oxfam Intermón ha publicado un informe demoledor que deja en evidencia el avance imparable de la desigualdad global. Según la ONG, el 1% más rico del planeta no solo acumula más riqueza que el 95% más pobre, sino que posee el 43% de todos los activos financieros del mundo. La concentración de poder en manos de unos pocos se está acelerando, exacerbando la desigualdad a niveles nunca vistos, y España no es ajena a esta realidad.
El contraste entre la decisión reciente de Francia, que ha optado por aumentar los impuestos a los más ricos, y las políticas fiscales en la Comunidad de Madrid, donde Isabel Díaz Ayuso sigue defendiendo la reducción de impuestos a los que más ganan, es un claro reflejo de dos caminos opuestos en la lucha contra la desigualdad.
La hiperinfluencia de los ultrarricos y las megaempresas
Oxfam destaca que tres de las mayores gestoras de fondos del mundo —BlackRock, State Street y Vanguard— controlan cerca del 20% de todas las inversiones globales, desde acciones y fondos hasta metales y materias primas. Este inmenso poder económico se traduce en una capacidad de influencia política que refuerza los privilegios de los más ricos, bloqueando reformas esenciales para combatir la pobreza y las crisis globales.
Los milmillonarios no solo concentran una desproporcionada cantidad de recursos, sino que usan su poder para garantizar que los sistemas sigan funcionando a su favor. Según Oxfam, la evasión fiscal, la falta de acceso a medicinas y alimentos en países pobres, y la persistente crisis de la deuda son resultado directo de las presiones que estos magnates ejercen sobre los gobiernos y las instituciones globales. Mientras la riqueza se acumula en pocas manos, los más vulnerables siguen atrapados en ciclos de pobreza y marginación.
Francia: la apuesta por la justicia fiscal
Francia ha dado un paso adelante con la propuesta del nuevo primer ministro, Michel Barnier, de incrementar los impuestos a los más ricos. Esta decisión se justifica por la preocupante situación financiera del país, cuya deuda pública asciende al 110% del PIB. En un contexto de déficit elevado, la medida busca reequilibrar las finanzas públicas sin cargar el peso fiscal en la clase media o trabajadora.
El movimiento de Barnier es un gesto hacia la justicia fiscal que busca que los más adinerados contribuyan en mayor medida a solventar los problemas económicos del país. En contraste, las políticas fiscales de la Comunidad de Madrid, bajo el mandato de Isabel Díaz Ayuso, siguen una tendencia completamente opuesta.
Madrid: un paraíso fiscal para los ricos
Ayuso ha promovido durante su gobierno la reducción de impuestos a las rentas más altas, defendiendo que esto incentiva la inversión y el crecimiento económico. Sin embargo, el informe de Oxfam revela que estas políticas perpetúan la concentración de riqueza en manos de unos pocos, mientras las desigualdades sociales se amplían.
Bajar los impuestos a los más ricos no solo debilita el estado de bienestar y las políticas redistributivas, sino que pone en peligro la capacidad del Estado para financiar servicios públicos esenciales como la sanidad y la educación. Mientras Francia opta por una mayor justicia fiscal, Madrid parece seguir el camino de un paraíso fiscal para los más adinerados.
Un sistema global que favorece a unos pocos
La concentración de poder económico no es exclusiva de unos pocos países, sino un fenómeno global. Según Oxfam, los países del sur global, que representan el 79% de la población mundial, apenas controlan el 31% de la riqueza global. Esta desigualdad estructural es el reflejo de un sistema que ha sido diseñado para favorecer a los más ricos, tanto en el norte como en el sur.
El informe detalla cómo las corporaciones multinacionales han aprovechado su inmenso poder para evadir impuestos y evitar regulaciones que podrían reducir su influencia. La crisis climática, la distribución desigual de las vacunas contra la COVID-19 y el colapso de muchos sistemas de salud en el mundo en desarrollo son, en parte, resultado de esta concentración de poder.
La necesidad de una fiscalidad más justa
Oxfam hace un llamamiento urgente para que los países adopten medidas fiscales más justas y solidarias, siguiendo el ejemplo de Francia. Urge implementar un sistema global que permita gravar de manera efectiva a las grandes fortunas y las corporaciones multinacionales, de modo que contribuyan a resolver los problemas globales en lugar de perpetuarlos.
En este sentido, Ayuso representa una política que, según la ONG, solo acentúa las desigualdades. Reducir los impuestos a las rentas más altas y ofrecer exenciones a grandes fortunas agrava la concentración de riqueza y priva al Estado de los recursos necesarios para garantizar un sistema de bienestar que llegue a todos los ciudadanos.
Conclusión: dos caminos, dos futuros
El informe de Oxfam es un contundente recordatorio de los peligros de la concentración de riqueza y poder en manos de unos pocos. Las decisiones políticas, como las que toman Francia y Madrid, juegan un papel clave en la distribución de la riqueza y el poder. Mientras Francia apuesta por la justicia fiscal, Madrid sigue un camino que, según Oxfam, solo beneficiará al 1% más rico, a costa del bienestar de la mayoría.
Si no se toman medidas urgentes a nivel global y local, las desigualdades seguirán creciendo, alimentadas por políticas fiscales que perpetúan los privilegios de unos pocos. Oxfam Intermón advierte: el momento de actuar es ahora. Francia ha dado un primer paso; la pregunta es si España seguirá el ejemplo o se quedará atrás en la lucha contra la desigualdad.