Kamala Harris y Donald Trump tienen puntos de vista muy diferentes sobre la política fiscal y cómo el código tributario puede garantizar el bienestar y la vida las familias.
Harris expresa su firme apoyo a las familias a través de inversiones en la economía del cuidado. Se ha comprometido a promover la licencia familiar remunerada, el cuidado infantil asequible, el cuidado de familiares con discapacidad o mayores y la atención sanitaria más universal de lo que es actualmente en los Estados Unnidos. Esto sólo se puede financiar con un mejor código tributario.
Si Kamala llega a la Casa Blanca y cumple sus promesas se ayudaría a todos los ciudadanos a cuidar de sus familias y fortalecer el bienestar de las clases medias y trabajadoras. Invertir dinero público en cuidados también reduciría las brechas salariales al aumentar el salario de los trabajadores de cuidados, que en su mayoría son mujeres, y muchas de ellas mujeres latinas o negras.
Por su parte, Donald Trump ni menciona las inversiones en el sector de la atención sanitaria, pero sí que ha mostrado su firme apoyo a más reducciones de impuestos para los más ricos. Esos recortes aumentarán la desigualdad y reducirán la disponibilidad de fondos públicos para fortalecer la economía de la atención sanitaria.
Es una vuelta un pasado no muy lejano en el que la ley fiscal firmada por Trump en 2017 recortó los impuestos para las personas y corporaciones más ricas, incluyendo la reducción de la tasa impositiva efectiva para grandes empresas de un promedio del 22% al 12,8%. También incluyó de manera premeditada lagunas que permiten a algunas de estos gigantes corporativos evitar el pago de impuestos sobre la mayoría, si no la totalidad, de sus beneficios.
Estos recortes de impuestos para los ultrarricos provocaron enormes pérdidas en los ingresos y aumentaron la deuda de los Estados Unidos hasta llevar a la mayor potencia económica del mundo muy cerca del default. Además, ese legado envenenado de Trump, del que se beneficiaron sus empresas y él mismo, hizo más difícil para el gobierno financiar nuevas inversiones en prioridades que son importantes para las familias de clase media y trabajadora.
Trump ya ha afirmado que que quiere recortar aún más los impuestos corporativos, aun cuando algunos multimillonarios pagan una proporción menor de sus ingresos en impuestos que los trabajadores medios.
De cara al futuro, Kamala Harris ha manifestado su apoyo al aumento de las tasas de impuestos corporativos, que se encuentran en mínimos históricos, y al cierre de lagunas legales.
Harris y Trump también tienen diferentes prioridades en materia de impuestos para las familias. En su etapa como senadora, Kamala defendió un crédito fiscal de 6.000 dólares para parejas casadas y de 3.000 dólares para personas solteras en su ley de defensa de la clase media. Esta ley habría otorgado el 88% de sus beneficios a las familias con unos ingresos inferiores a 119.000 dólares .
Harris no promoverá este plan específico en si es elegida presidenta, pero sugiere que su objetivo sería dirigir los beneficios a las personas con ingresos moderados en lugar de a los más ricos, como hace Trump.
En cambio, las leyes de Trump concedieron más de la mitad de sus beneficios al 5% más rico, aquellos con ingresos superiores a un cuarto de millón de dólares.
Hacer que los más ricos y las grandes corporaciones paguen la parte que les corresponde mejorará las inversiones en atención médica. Reforzar la infraestructura del sector sanitario es un precio que ayuda a todos a prosperar y fortalecerá la economía. Pero, para ello, es necesario que los que más tienen aporten la parte proporcional que les corresponde. Si no se hace, la política de exterminio de las personas será una realidad porque con los salarios a la baja, como reconocen los informes de distintos organismos internacionales, y la atención sanitaria más cara, los ricos lograrán que el mundo sea suyo, a costa de la muerte de miles de millones de seres humanos por falta de atención médica adecuada.