El panorama político español ha sido testigo de un interesante giro en la imagen y estrategia del partido de extrema derecha, Vox, cuyo rumbo parece estar tomando un camino que ya ha sido transitado por otros. El partido liderado por Santiago Abascal se ha encontrado en medio de una situación que amenaza su estabilidad y popularidad, en un escenario que recuerda cada vez más al declive que sufrió Ciudadanos en su momento. A Vox se le está poniendo cara de Ciudadanos
Uno de los aspectos más críticos que resaltan en este escenario es la salida de Iván Espinosa de los Monteros de la dirección de Vox. Esta salida, lejos de ser una sorpresa, se ha convertido en un acontecimiento que podría tener consecuencias graves para el partido. Según Rubén Manso, exdiputado de Vox, en caso de que se desencadenara una repetición electoral, los resultados podrían ser nefastos para la formación política. Manso apunta incluso a que esta situación podría ser "mortal" para Vox, dejándolo en una posición sumamente difícil de la que recuperarse sería un desafío monumental.
Manso, quien ha observado de cerca la evolución interna de Vox, señala que la salida de Espinosa de los Monteros no ha sido una sorpresa, dado que su influencia y participación en el partido habían sido relegadas en el último año. Es un hecho que cuando un líder experimenta un proceso de marginación y desapoderamiento, es probable que llegue un punto en el que decida poner fin a su colaboración. Esta situación, junto con rumores sobre posibles reemplazos, ha creado un clima interno de inestabilidad que, según Manso, podría resultar en una crisis interna.
Posición ideológica actual de Vox
Un punto crucial que destaca Manso es la posición ideológica actual de Vox. Antes caracterizado como un partido de "amplio espectro" donde diferentes sensibilidades coexistían en paz, Vox ha virado hacia una facción de tendencia derechista muy marcada. Esta deriva ideológica, según Manso, ha traído consigo una pérdida de flexibilidad política y ha dejado un espacio vacío en el espectro ideológico que ha afectado la participación de votantes. En un momento en el que otros partidos han demostrado adaptabilidad y apertura a diversos sectores, Vox ha caído en una trampa de radicalización que podría alienar a su base y alejar a potenciales seguidores.
El reciente enfoque de la campaña electoral también ha sido objeto de críticas por parte de Manso. En lugar de asumir la responsabilidad y aprender de los errores pasados, Vox ha sido acusado de comportarse como una "derechona llorona", lo que podría ahuyentar aún más a los votantes y debilitar su imagen. Manso enfatiza que el proceso electoral es una competencia en la que los rivales no cederán fácilmente su terreno, y que adaptarse y mejorar son esenciales para el crecimiento y la supervivencia política.
Un paralelismo inquietante surge cuando en una entrevista concedida a El Plural, el fundador de Vox menciona que el partido está experimentando pérdidas y decepciones que podrían causar daño a largo plazo. Esto evoca recuerdos del declive de Ciudadanos, que comenzó a sufrir un proceso similar de fragmentación y pérdida de figuras prominentes, dando lugar a una percepción negativa de la formación política.
El destino de Vox se ve incierto. Corregir la deriva ideológica, gestionar internamente las tensiones y retomar una estrategia que se enfoque en la adaptación y el aprendizaje de errores anteriores podría ser importante para evitar el camino que llevó a la decadencia de Ciudadanos.