Crisis de liderazgo en el PP: Feijóo empeora los registros de Pablo Casado entre sus propios votantes

La falta de coherencia y las tensiones internas lastran al líder del PP, que obtiene peores valoraciones que su predecesor en sus peores momentos

20 de Enero de 2025
Actualizado el 21 de enero
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La imagen de Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular, está sufriendo un deterioro preocupante según los datos recientes del barómetro del CIS. Con una puntuación media de 3,52, Feijóo no solo se sitúa por detrás de Pedro Sánchez (3,93) y Yolanda Díaz (3,89), sino que también queda muy por debajo del registro que Pablo Casado obtuvo en el tramo final de su liderazgo, cuando alcanzó un 3,0. Más significativo aún es que solo el 39,5% de los votantes del PP consideran a Feijóo como un presidenciable viable, frente al 43,8% que respaldaba a Casado en febrero de 2022, justo antes de su caída.

Un liderazgo en declive

Desde su ascenso a la presidencia del PP en 2022, Feijóo ha visto cómo su popularidad ha descendido de manera constante. En su debut nacional, logró una valoración del CIS de 5,2, pero esta cifra ha ido menguando mientras la tensión política y las crisis internas del partido han aumentado. Según el análisis de expertos como Xosé Manuel Núñez Seixas, Feijóo no ha logrado adaptarse al ámbito nacional, donde las dinámicas políticas son más complejas y los focos mediáticos más implacables que en Galicia.

“Feijóo intenta proyectar una imagen de estadista moderado, pero su discurso errático y la falta de un proyecto claro le restan credibilidad”, asegura Seixas. Esta falta de definición también se refleja en su relación con Vox, que ha generado divisiones en el electorado conservador y ha dado alas a figuras como Isabel Díaz Ayuso, percibida como una alternativa más firme.

Las cifras que no perdonan

El barómetro de enero del CIS evidencia la preocupante situación de Feijóo: solo el 17,7% de los encuestados lo prefieren como presidente del Gobierno, mientras que Pedro Sánchez lidera con un 42,1%. Incluso dentro del electorado popular, las cifras son reveladoras: Feijóo no logra convencer a la mayoría de sus votantes, un problema que también afectó a Casado, pero que ahora se agrava en un contexto de mayor polarización política.

En comparación, Ayuso aparece como la preferida para el 9% de los votantes, una cifra discreta pero significativa dado que su papel es autonómico. Vox, por su parte, sigue atrayendo a una parte considerable del electorado de derechas, con Santiago Abascal obteniendo un 12% de apoyo como posible presidente.

El problema de la coherencia

Francisco José Llera, catedrático de Ciencia Política, subraya en El Plural que la percepción de Feijóo como líder débil proviene de su falta de coherencia y su incapacidad para diferenciarse de Vox. “En un contexto de polarización extrema, los liderazgos percibidos como moderados pueden confundirse con débiles”, explica Llera. Este es el dilema de Feijóo: mientras intenta distanciarse de Vox, sigue dependiendo de su apoyo para mantener la estabilidad en varias comunidades autónomas.

Esta falta de dirección también se refleja en sus constantes cambios de postura. Paco Camas, director de IpsosSpain, apunta que Feijóo “no ha logrado el objetivo para el que fue designado: ganar las elecciones y convertirse en presidente. Esa gestión de la derrota ha debilitado su liderazgo, situándolo en una posición similar a la de Casado en sus peores momentos”.

El PP en las encuestas: luces y sombras

A pesar de las dificultades de Feijóo, el Partido Popular ha experimentado un ligero repunte en las encuestas. Según el CIS, el PP alcanzaría un 29,7% en intención de voto, recortando distancias con el PSOE, que se sitúa en el 31,8%. Vox también crece ligeramente, consolidándose como tercera fuerza con un 12,4%, mientras que Sumar se estanca en un 6,5% y Podemos cae al 3,9%.

Sin embargo, este crecimiento del PP no parece traducirse en un mayor respaldo para Feijóo como líder. La falta de un discurso convincente y de aliados moderados ha dejado al partido en una situación de vulnerabilidad, especialmente frente a un PSOE que, a pesar de sus propios problemas, sigue manteniendo una ventaja significativa.

El reto de 2025

A medida que avanza el año, el PP enfrenta el desafío de consolidar su liderazgo y definir una estrategia clara que le permita competir de manera efectiva en un escenario político cada vez más polarizado. Para Feijóo, esto significa no solo reforzar su imagen como estadista, sino también resolver las tensiones internas que amenazan con fragmentar el partido.

La comparación con Casado, aunque incómoda, ofrece una lección importante: sin un liderazgo fuerte y una visión coherente, incluso el partido más votado puede perder su capacidad para gobernar. En palabras de los analistas, el tiempo de Feijóo como líder nacional podría estar agotándose si no logra revertir la percepción de debilidad que lo acompaña desde su llegada a Génova.

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