Cuando el mundo reconozca el Estado palestino, no quedará ni un solo gazatí vivo

Macron propone enviar cascos azules a la Franja de Gaza para evitar el genocidio programado por Netanyahu

12 de Agosto de 2025
Actualizado a las 8:01h
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Un palestino y sus familiares lloran la muerte de una niña asesinada por Israel en un ataque aéreo en Gaza | Foto: Unicef
Un palestino y sus familiares lloran la muerte de una niña asesinada por Israel en un ataque aéreo en Gaza | Foto: Unicef

Australia anuncia que reconocerá al Estado de Palestina durante la Asamblea de Naciones Unidas que tendrá lugar el próximo septiembre. Francia y Reino Unido también están en esa línea, al igual que España. Poco a poco, la comunidad internacional va entendiendo que tiene una responsabilidad con el pueblo que agoniza de hambre en la Franja de Gaza.

Sin embargo, todo llega demasiado tarde. Lo más probable es que cuando Occidente reconozca el derecho a la autodeterminación de los palestinos, el genocidio ya se habrá consumado. El ritmo de asesinatos es endiablado. Hay días que los muertos se cuentan por decenas, otros por cientos. Ningún pueblo puede soportar ese nivel de aniquilación de su gente. El Gobierno israelí ha acelerado sus planes para tomar toda la Franja. Una invasión en toda regla, contraria al Derecho internacional, para ampliar y anexionar territorios conquistados. Si tiene que matar periodistas para mantener el apagón informativo en la zona, los mata. Y si tiene que bombardear un hospital o un campo de refugiados, no le tiembla el pulso. Netanyahu aseguró el domingo que Israel lanzará “muy pronto” su ofensiva contra la ciudad de Gaza y los campamentos de refugiados en el centro y sur del enclave (conocidos como la zona de Mawasi), que considera los dos últimos bastiones de Hamás en la Franja. Una ofensiva que costará miles de vidas humanas, también bajas numerosas en su ejército.

La condición previa a lanzar la temida ofensiva es, según Netanyahu, la creación de unas “zonas de seguridad”, cuya ubicación no detalló, a las que desplazar a la población y en las que Netanyahu aseguró que se le dará “comida, agua y atención médica”. Falso, el carnicero Bibi nunca ha garantizado los derechos de los civiles inocentes, es más, ha dado órdenes de disparar contra ellos en las colas de reparto de alimentos convertidas en auténticas ratoneras o trampas mortales. A principios de julio, la ONU advirtió que estas áreas pueden constituir “campos de concentración” de facto.

En una conferencia ante la prensa internacional (la primera de este tipo desde hace un año), el mandatario judío no detalló cuándo el Ejército forzará esos desplazamientos de la población. “El plazo que hemos fijado para esta actuación es muy pronto. Quiero decir, primero vamos a permitir que se establezcan las zonas seguras, instalaciones a las que llevar a la población civil de la ciudad de Gaza para que pueda salir, igual que salieron de Rafah (sur)”, anunció.

Israel designó Rafah (sur) como la ciudad a la que la población tenía que evacuar hasta que, el 6 de mayo de 2024, el Ejército lanzó una operación contra ella, forzando el desplazamiento de los 1,4 millones de personas que allí se refugiaban (de una población de 2,1 millones) hacia las costas sureñas de Mawasi y otros puntos de Gaza. Netanyahu asemejó dicho desplazamiento al que Israel busca promover ahora, asegurando que entonces les llevó entre seis y ocho días movilizar a quienes se refugiaban en esta ciudad, fronteriza con Egipto.

Mientras tanto, Macron busca soluciones a la desesperada. La última propuesta del presidente francés es un ejército de interposición bajo el paraguas de Naciones Unidas. Los cascos azules están dispuestos para entrar en acción en pos del alto el fuego en la zona, pero falta que Netanyahu dé el visto bueno. Y no lo hará. Ya es un genocida, un criminal de guerra, y un asesino jamás da ventaja a la autoridad que pretende sentarlo en el banquillo de los acusados. Acuciado por la Corte Penal Internacional y por los asuntos internos como los casos de corrupción, Netanyahu ha emprendido una huida hacia adelante para consumar la limpieza étnica. Y en esa deriva ya todo le da igual: incluso la vida de los rehenes en manos de Hamás. El grupo islamista ha advertido a Israel de que expandir su ofensiva en Gaza significa “sacrificar” a las personas en manos de la guerrilla integrista y ha tildado su plan para ocupar la Ciudad de Gaza y evacuar a sus residentes como “un nuevo crimen de guerra”, informa Efe. Mientras tanto, surgen movimientos disidentes en la propia sociedad israelí. Un grupo de activistas ha irrumpido en mitad de la emisión de Gran Hermano en Israel, uno de los reality shows más vistos del país, para pedir la paz en Gaza y contra el plan de Benjamin Netanyahu, que ha extendido de nuevo el genocidio en la región. El canal en el que se retransmitía el programa cortó la emisión, pero se pudo grabar el mensaje de las activistas, que criticaban al gobierno. El eslogan que han lanzado a los miles de espectadores: “¡Debemos detener la guerra en Gaza! ¡Esta guerra nos matará a todos! Hay hambruna en Gaza. La nueva operación para ocupar Gaza matará a los rehenes, a los palestinos y a los soldados”.

Mientras tanto, Europa y otros países como Australia y Canadá estudian la propuesta de Macron de enviar tropas a la zona, un brindis al sol más que un plan serio y viable. “La solución de dos Estados es la mejor esperanza de la humanidad para romper el ciclo de violencia en Oriente Medio y poner fin al conflicto, el sufrimiento y la hambruna en Gaza”, aseguran fuentes del Gobierno australiano. La decisión fue adoptada durante una reunión del Gabinete en Camberra y llega después de las críticas del país austral a Israel sobre los planes anunciados de ocupar la ciudad de Gaza. Netanyahu ya no se anda con complejos.

“La situación en Gaza ha ido más allá de los peores temores del mundo. Se han perdido demasiadas vidas inocentes. El Gobierno israelí sigue desafiando el derecho internacional y niega ayuda suficiente, alimentos y agua a personas desesperadas (…) Se trata de mucho más que trazar una línea en un mapa, se trata de entregar un salvavidas a la legalidad de Gaza”, añaden las fuentes del Ejecutivo australiano.

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