En un tenso intercambio durante la sesión parlamentaria, las viejas heridas de la política española fueron abiertas una vez más. Miguel Tellado, del Partido Popular (PP), lanzó acusaciones contra el Gobierno actual, insinuando una relación con ETA, una táctica que el PP ha recurrido en numerosas ocasiones para atacar al PSOE. Este movimiento refleja una estrategia recurrente del PP de evocar la sombra de ETA, a pesar de que la organización terrorista anunció su disolución definitiva en 2018, poniendo fin a una larga historia de violencia que fue debilitada significativamente durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Félix Bolaños, ministro de la Presidencia, respondió con firmeza a las acusaciones de Tellado. Remarcó el compromiso histórico del PSOE con la lucha contra todas las formas de terrorismo, incluyendo su papel en el debilitamiento y eventual desmantelamiento de ETA. "Tengo el orgullo de pertenecer a un partido que siempre ha estado en el lado bueno de la historia. El PSOE luchó contra la dictadura franquista y contra el terrorismo, derramando la sangre de sus propios militantes para conseguirlo", afirmó Bolaños en una defensa apasionada del legado de su partido.
Este intercambio subraya una división más profunda en la política española, donde el pasado aún ejerce una influencia significativa. El uso de ETA como arma política por parte del PP ha sido un elemento de discordia, especialmente dado el reconocido esfuerzo del PSOE bajo Zapatero, que fue fundamental para poner fin a la violencia de ETA mediante una combinación de políticas de seguridad y medidas para fomentar el fin de la lucha armada.
El enfrentamiento entre Tellado y Bolaños no solo revela las tensiones entre los dos principales partidos políticos de España, sino que también refleja cómo el legado de la lucha contra ETA es utilizado por algunos sectores, de manera torticera, para ganar ventaja política. Mientras el PSOE se esfuerza por recordar su papel en la pacificación del país y en la promoción de la democracia, el PP se encuentra en una posición en la que recurre a la memoria de ETA para criticar al gobierno actual, sugiriendo una continuidad de la amenaza que ya no existe.
Este uso político de un tema tan delicado como el terrorismo subraya la necesidad de un debate más maduro y enfocado en los desafíos actuales de España, en lugar de reavivar conflictos pasados que ya han sido resueltos. La sociedad española, habiendo superado la era de violencia de ETA, merece un enfoque político que mire hacia adelante, reconociendo los éxitos en la lucha contra el terrorismo y trabajando unidos para enfrentar los retos futuros.