La DANA que asoló Valencia el pasado 29 de octubre dejó a su paso una estela de devastación, con 224 víctimas mortales y varias personas desaparecidas. En medio de esta tragedia, la actuación del president de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, y el respaldo ciego de Alberto Núñez Feijóo han demostrado una alarmante falta de liderazgo y una gestión ineficaz ante emergencias de tal magnitud. Sus intentos por justificar lo injustificable solo evidencian su incapacidad para asumir responsabilidades y ofrecer respuestas contundentes.
Contradicciones y versiones cambiantes
Carlos Mazón ha cambiado repetidamente su versión sobre las acciones que tomó durante la jornada fatídica. Ahora afirma haber realizado entre 15 y 17 llamadas entre las 17:00 y las 20:00 horas, una información que dista de ser tranquilizadora. Su supuesta actividad telefónica, lejos de reflejar una coordinación efectiva, evidencia improvisación y desorganización. Resulta indignante que Mazón pretenda escudarse en la cantidad de llamadas realizadas mientras el caos se apoderaba de la Comunidad Valenciana. La transparencia que promete al ofrecer registros de llamadas no compensa la falta de medidas preventivas y de reacción.
Por si fuera poco, Mazón ha intentado desviar la atención culpando al Gobierno central y a la Confederación Hidrográfica del Júcar de supuestos "apagones informativos". Esta estrategia de señalar a terceros resulta mezquina y revela una completa ausencia de autocrítica. Es el president de la Generalitat quien debe liderar la respuesta ante desastres, y su incapacidad para gestionar la crisis es patente. La falta de anticipación y de protocolos claros ha multiplicado el sufrimiento de los ciudadanos.
Feijóo, un respaldo injustificable
El apoyo de Alberto Núñez Feijóo a Mazón resulta igualmente vergonzoso. En lugar de exigir responsabilidades, Feijóo ha optado por proteger a su aliado político, afirmando que Mazón estaba "noqueado" por la situación. Esta afirmación no solo minimiza la gravedad de la inacción de Mazón, sino que también insulta a las víctimas y a sus familias. La gestión de una catástrofe no admite excusas emocionales; exige acción inmediata y eficaz.
Las críticas de la ministra de Ciencia, Diana Morant, y del portavoz de Compromís, Joan Baldoví, ponen de manifiesto la indignación generalizada. Mazón no estaba "noqueado", sino comiendo en El Ventorro mientras la tragedia se desarrollaba. La imagen de un dirigente incapaz de abandonar su mesa para coordinar los esfuerzos de emergencia es intolerable. Mazón no fue superado por las circunstancias, simplemente no asumió su deber.
La victimización como estrategia
Aún más indignante resulta que Mazón intente victimizarse, insinuando que ha sido objeto de una "campaña" para desprestigiarle. Los verdaderos damnificados son las familias que han perdido a sus seres queridos y aquellos que han visto sus hogares devastados. Mientras tanto, Mazón y Feijóo continúan enfrascados en estrategias de comunicación para lavar su imagen, ignorando el clamor de quienes exigen justicia y soluciones.
La respuesta política del Partido Popular ante esta catástrofe ha sido lamentable. Feijóo ha utilizado la tragedia como un arma para atacar al Gobierno central, desviando la atención de la desastrosa gestión de Mazón. En lugar de centrar sus esfuerzos en coordinar la ayuda y ofrecer soluciones inmediatas, ambos líderes han preferido escudarse en discursos vacíos y culpar a otros. Esta estrategia, además de ser ineficaz, resulta profundamente irrespetuosa con las víctimas.
La exigencia de responsabilidades no es una cuestión política, sino una obligación moral. Mazón debe rendir cuentas por su inacción y negligencia. Su dimisión es el primer paso necesario para restaurar la confianza de los valencianos en sus instituciones. Feijóo, por su parte, debería dejar de justificar lo injustificable y reconocer que el Partido Popular ha fallado gravemente en la gestión de esta crisis.
La Comunidad Valenciana merece un liderazgo responsable
Valencia necesita líderes comprometidos, capaces de actuar con responsabilidad y eficacia en momentos críticos. La incompetencia de Mazón y la complicidad de Feijóo solo han agravado las consecuencias de la DANA. Las víctimas merecen justicia, y la ciudadanía exige respuestas. La negligencia no puede quedar impune. Es hora de que quienes han fallado asuman las consecuencias de sus actos.