El pasado mes de agosto, Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se querelló contra el juez Peinado por la presunta comisión de delitos de revelación de actuaciones procesales declaradas secretas, prevaricación judicial y revelación de secretos por funcionario público. De esta manera, la mujer del líder socialista reaccionaba ante la serie de informaciones que estaba publicando la caverna mediática, que la condenó como corrupta cuando Peinado no tenía ni una sola prueba concluyente o indicios racionales de criminalidad para abrir una causa contra ella.
Eran los días en que, tras meses de instrucción sin que apareciera nada sólido contra la primera dama, se empezaba a comprobar que Peinado no estaba dirigiendo un juzgado, sino un plató de televisión para grandes superproducciones donde los auténticos protagonistas eran los artistas invitados, o sea el sindicato ultraderechista Manos Limpias (promotor de la querella fake admitida a trámite por el titular del Juzgado de Instrucción Número 41 de Madrid) y Vox, el partido de Santiago Abascal al que finalmente el propio magistrado ha nombrado coordinador en nombre de las demás acusaciones particulares personadas (grupos antiabortistas, esotéricos, conspiranoicos y antivacunas, más algún que otro abogado youtuber con obsesión por hacerse famoso en las redes sociales). Auto o providencia que dictaba el juez, auto o providencia que salía al momento en el pseudomedio de la máquina del fango.
Ahora el Gobierno quiere contraatacar contra esas filtraciones y prácticas cuando menos sorprendentes. La querella de Gómez por revelación de secretos contra Peinado se suma a la que presentó la Abogacía del Estado en nombre del presidente del Gobierno contra el mismo juez por un presunto delito de prevaricación. El letrado de la familia, Antonio Camacho, explica en el escrito de 53 páginas que el juez pudo cometer el delito de revelación de actuaciones procesales declaradas secretas en el momento en el que las pesquisas eran aún unas diligencias previas. Sostiene que habría trasladado a las acusaciones populares –Vox, Movimiento de Regeneración Política de España y Manos Limpias– esas actuaciones procesales y esto propició que las mismas fuesen publicadas por diferentes medios de comunicación. Una ofensiva en toda regla contra Superproducciones Peinado.
El pasado 3 de julio, el periodista Antonio Maestre aseguraba en el programa Al Rojo Vivo de La Sexta que estaba “convencido de que esto va a quedar en archivo, porque todo lo que he visto acerca de la causa judicial es que no hay causa y no hay ningún tipo de ilícito penal”. Así, el periodista añadió que lo realmente importante en este sumario no es si se condena o no a la primera dama (algo que parece casi imposible con las pruebas que obran hoy por hoy en la causa) sino si se graba en audio o en vídeo las declaraciones de los protagonistas de la historia (testigos e imputados). “Porque la verdadera intención es generar una causa mediática”.
Hay pocos precedentes de causas judiciales abiertas única y exclusivamente para generar horas de tertulias en televisión y titulares en los periódicos contra el Gobierno de turno. Es cierto que muchos jueces denominados “estrella” se hicieron populares en el pasado (sobre todo en los años ochenta y noventa) instruyendo asuntos de relumbrón (en la mente tenemos unos cuantos nombres), pero en todos aquellos casos el magistrado siempre podía presentar algo sólido, algo mollar, un indicio racional de que había algo sospechoso en el asunto que investigaba. En el caso de Peinado no hay nada, todo es puro humo. Ni tráfico de influencias, ni enriquecimiento patrimonial ilícito de la esposa de Sánchez, ni cuentas secretas o paraísos fiscales. Solo un enmarañado culebrón donde se da vueltas en círculos, en bucle, sin que la investigación avance. Un gran serial con cientos de capítulos que se repite sin cesar.
Todo en el caso Begoña Gómez tiene un único propósito mediático. “Cuando ese video llegue a las partes (Vox y Manos Limpias) esas partes lo difundirán a sus medios de comunicación de confianza y al día siguiente lo que tendremos es la esposa de Pedro Sánchez declarando ante un juez”. Esto es, aclara Maestre, la intención es “alargar todo esto lo máximo posible para generar un revuelo mediático que genere un coste político a Pedro Sánchez”. “Porque lo que sí es lamentable y penoso, y que además no tiene nada que con ver con una investigación judicial, es la instrucción del juez Peinado, el magistrado que lleva esta causa. El juez Peinado está ejerciendo políticamente más que jurídicamente”, aseguró Maestre.
Para el periodista, “la ideología de un juez es importante y esto es un ejemplo (la hija del juez Peinado es concejal del PP de Isabel Díaz Ayuso) para ver cuál es la ideología del juez, así como sus amistades, que son muy próximas a quien inició una cacería política contra el Fiscal General del Estado (Álvaro García Ortiz). Todas esas cercanías hacen que el juez esté actuando de una forma política más que jurídica”.
Cabe recordar que en la tercera querella presentada contra el juez Peinado, e interpuesta por el periodista Máximo Pradera por un delito de revelación de secretos, la Fiscalía informó de que no cabía su admisión a trámite.