La semana pasada Israel volvió a violar el derecho internacional al realizar una operación en la que se asesinó al líder de la organización terrorista Hamás en suelo iraní, es decir, en un país soberano y sin autorización del gobierno de ese país para que los sicarios del Mossad pudieran actuar.
El asesinato del líder de Hamás en Teherán fue un acto de terrorismo de Estado, algo que Israel lleva practicando desde la época de Golda Meir, en la que se institucionalizaron los actos terroristas de los servicios militares y de inteligencia, un terrorismo de Estado que ha sido, incluso, idealizado por directores de cine como Steven Spielberg.
Esa impunidad sólo la disfruta un país en el mundo: Israel. ¿Qué habría pasado si Irán o Líbano hubiesen asesinado al líder ultra Itamar Ben Gvir en las calles de Tel Aviv o en una de las colonias ilegales en Cisjordania? El mundo occidental, con los mamporreros de Israel liderados por Estados Unidos y Alemania (país que aún no se ha quitado el complejo desde el fin de la II Guerra Mundial), se habría lanzado a sancionar al Estado persa o a justificar un ataque militar israelí.
El ataque de Irán a Israel del pasado mes de abril, que fue más propaganda que otra cosa, se produjo como respuesta otra violación del derecho internacional del Estado hebreo: el asesinato de un general de la Guardia Revolucionaria en un consulado en Siria. Es decir, Israel violó el espacio aéreo de un país soberano, realizó una operación militar en ese país y, además, bombardeó instalaciones que cuentan con protección diplomática. Sin embargo, al final, el mundo occidental y los mamporreros de Israel se dedicaron a culpabilizar a Irán y a alabar al verdugo.
El terrorismo es terrorismo, lo practique quien lo practique. Sin embargo, hay quienes ven terroristas sólo en determinados sitios cuando apoyan a países que practican el terrorismo de Estado como estrategia de defensa.
En España, Isabel Díaz Ayuso se ha convertido en la lideresa de los mamporreros de Israel. Todo lo justifica, incluso el terrorismo de Estado, en base al eufemismo de que el Estado hebreo tiene derecho a defenderse. ¿Un asesinato selectivo entra dentro de esa categoría? ¿El genocidio sistemático también entra dentro del derecho a defenderse? ¿La violación del derecho internacional, que está ratificado por España, también se justifica sólo porque Israel sea el que lo viole?
Ahora se habla mucho de Venezuela y de las atrocidades que el dictador Nicolás Maduro está perpetrando contra la gente que protesta por los resultados de las últimas elecciones. Se hacen llamamientos para que se inste a Venezuela a que respete el Estado de derecho y los derechos humanos. Y tienen razón.
Sin embargo, los mismos que exigen a Maduro que no sea un dictador, son los que defienden a Israel por perpetrar crímenes contra la humanidad, por no respetar la soberanía de los países y por ejecutar operaciones terroristas fuera del territorio israelí. Si malo es el dictador venezolano, peor es el presidente israelí.
El caso de Isabel Díaz Ayuso es la muestra perfecta para demostrar que, para algunos, el terrorismo va por barrios. La presidenta madrileña no ha dudado jamás en utilizar a las víctimas de ETA, a la banda ETA o al terrorismo de Estado de los GAL como arma política contra las alianzas del actual gobierno. En cambio, defiende a Israel, un Estado terrorista que financia sus propias acciones terroristas.
Uno de los elementos que Ayuso y el Partido Popular han insistido mucho en utilizar como arma contra Pedro Sánchez tras el justificado, justo y necesario reconocimiento del Estado de Palestina por parte de España es el hecho de que Israel sea, en teoría, la única democracia de la región de Oriente Medio.
Hay que partir de la base de que una democracia no perpetra ejecuciones, ni asesinatos selectivos, ni practica torturas contra los presos musulmanes, hechos estos que están verificados y contrastados por distintos organismos internacionales. Una democracia no afirma que está justificado y es moral matar de hambre a dos millones de personas, como apuntó recientemente el líder político ultranacionalista Bezalel Smotrich. ¿Está Ayuso también de acuerdo con estas palabras o el asesinar de hambre a dos millones de personas es parte del derecho a defenderse de Israel?
El conflicto en Oriente Medio sólo le interesa mantenerlo vivo a Israel, porque sirve de cortina de humo para tapar la corrupción de Benjamin Netanyahu y es el plan de negocio de la industria del armamento del país hebreo. ¿Es el único culpable Israel? No, evidentemente. También lo son organizaciones terroristas como Hamás. Sin embargo, hay que reconocer que fueron los israelíes los que iniciaron la tensión prácticamente desde el mismo momento en que pisaron esas tierras o comenzaron a anexionarse ilegalmente territorios de otros países como, por ejemplo, los Altos del Golán. ¿Putin es malo por anexionarse ilegalmente la península de Crimea y el este de Ucrania, pero Israel es bueno por hacer exactamente lo mismo?
La defensa de un país que practica el terrorismo de Estado no puede estar jamás en la agenda de un dirigente político, independientemente de la ideología que profese. Da igual que sea Maduro, Putin o Netanyahu. El terrorismo de Estado no es justificable jamás, lo perpetre quien lo perpetre. Defenderlo, como hace Ayuso con el de Israel, es convertirse en cómplice.