El auge de la extrema derecha en Europa: implicaciones para la democracia

14 de Junio de 2024
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El auge de la extrema derecha en Europa: implicaciones para la democracia

Durante mucho tiempo, los grandes partidos europeos trazaron un cordón sanitario en torno a la extrema derecha, pero a medida que esta crecía, la barrera se fue disolviendo. Las ideas xenófobas y autoritarias se han convertido en el terreno común de un grupo político cada vez más imponente. ¿Dominarán pronto las extremas derechas sin fronteras el panorama político de la Unión Europea?

La progresiva integración de la extrema derecha en los gobiernos de Europa es innegable. Esta tendencia se refleja en la participación de partidos de extrema derecha en los gobiernos de países como Italia, Hungría, Croacia y, próximamente, los Países Bajos. Asimismo, forman parte de coaliciones mayoritarias en Suecia y Finlandia, así como en Eslovaquia y Letonia. En Portugal, irrumpieron en las elecciones del pasado marzo, demostrando que su influencia no se limita a unos pocos países.

El aumento del apoyo a la extrema derecha en Europa es significativo y preocupante. El semanario británico The Economist señala que "más del 20% de los votantes en 15 de los 27 Estados miembros de la Unión Europea, entre ellos, todos los países grandes salvo España", manifiestan su simpatía por los partidos de la “derecha dura”. Este apoyo no es homogéneo, y los partidos varían en sus enfoques y políticas, desde el neoliberalismo hasta el nativismo.

Diversidad en las políticas y enfoques de la extrema derecha

Las diferentes facetas de la extrema derecha europea dificultan su categorización. Los españoles de Vox o los portugueses de Chega abrazan el neoliberalismo, mientras que el partido sueco Demócratas de Suecia presenta características diferentes. Esta diversidad en las políticas y enfoques hace que la extrema derecha en Europa no pueda ser definida fácilmente bajo un solo término, variando entre "populista", "iliberal", "nativista" o "nacionalista", ente otros.

La influencia de la extrema derecha se extiende más allá de los partidos individuales. Esta corriente política ha logrado infiltrarse en el discurso público y en las políticas de gobiernos que no son tradicionalmente de extrema derecha. La retórica y las políticas autoritarias y xenófobas se están normalizando en el debate político europeo, llevando a un cambio en la percepción pública y en la formulación de políticas.

La disolución del cordón sanitario que los partidos tradicionales habían mantenido en torno a la extrema derecha tiene implicaciones profundas. Este cambio refleja una adaptación a la realidad política y electoral, donde los partidos de extrema derecha han ganado una porción significativa del electorado. Sin embargo, también plantea preguntas sobre el futuro de la democracia y los valores liberales en Europa, ya que la aceptación de estos partidos puede llevar a una erosión de los derechos y libertades fundamentales.

El caso de España y la resistencia a la extrema derecha

El caso de España es una excepción notable en este panorama. A diferencia de muchos de sus vecinos europeos, España no ha visto un aumento similar en el apoyo a la extrema derecha, lo que sugiere una resistencia a estas ideas que podría ser objeto de estudio para entender mejor las dinámicas políticas en Europa.

La pregunta sobre si la extrema derecha dominará pronto el panorama político de la Unión Europea sigue abierta. La creciente popularidad de estos partidos y su integración en gobiernos y coaliciones sugieren una tendencia hacia la derecha dura. Sin embargo, la respuesta final dependerá de cómo reaccionen los partidos tradicionales, la sociedad civil y las instituciones europeas ante este desafío.

La extrema derecha ha dejado de ser un fenómeno marginal en Europa. Su influencia crece y se diversifica, adaptándose a diferentes contextos nacionales y electorales. El futuro político de la Unión Europea podría estar marcado por la capacidad de estos partidos para consolidar su poder y por la respuesta de las fuerzas democráticas para contener su avance. El equilibrio entre la democracia y el autoritarismo se está redefiniendo, y la dirección que tome dependerá de las decisiones y acciones tomadas en los próximos años.

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