Hay cuestiones en política que tienen que ver con la estrategia a largo plazo, a corto, el tacticismo o la conveniencia.
Y hay otras que tienen que ver más con las gónadas, la entraña, y lo que cada cual lleva clavado en el telencéfalo.
Uno de los efectos de nuestra más que deficiente arquitectura constitucional y de la articulación de nuestro sistema político, es que el Partido Popular, se cree el propietario de España, así lo creen, esto es un axioma para sus dirigentes.
No ha de extrañarnos, pues, a fin de cuentas, todo nuestro sistema político emanado de la transición desde una dictadura, se hizo para que quienes ya ostentaban el poder por virtud del dictador pudieran seguir manteniéndolo tras su muerte. No de forma directa y apuntada con el dedo como en el caso del monarca del que somos súbditos legales, si no teniendo que molestarse un poco al menos en “Vestir al muñeco”
No vais a dirigir el país por decreto de Francisco Franco, pero vais a contar con una prensa, una televisión nacional y unos medios que ayudaran a configurar una opinión pública que imposibilitara el ascenso de cualquier fuerza política que pretendiera alterar significativamente el statu quo.
Tendréis un sistema electoral publica y notoriamente diseñado para favorecer a las opciones más conservadoras, y si todo esto falla, tendréis por ultimo un sistema judicial ultra conservador dispuesto a echar un cable en el supuesto de que ni con todo lo anterior fuerais capaces.
Con la ayuda de estos poderes, hacerse con el ejecutivo no debiera ser una tarea complicada, y con esto ya estaba todo controlado, atado, y bien atado.
Tras décadas y décadas operando bajo este sistema, repartiéndose la tarta que es España convenientemente entre conservadores y liberales, echándose algún trapillo sucio a la cara, pero sin matar nadie a la gallina de los huevos de oro, es normal que acabe uno creyendo que realmente, España te pertenece.
Quienes dirigen el Partido Popular, y por goteo una buena parte de sus seguidores, han interiorizado de tal forma esta verdad absoluta que les es imposible entender que en España caben, pero que el país es mucho más grande, que ellos, que no son España.
Esto imposibilita que puedan aceptar de buen grado, o de grado alguno, que en virtud de un sistema democrático que se montó para que pervivieran indefinidamente, sean desalojados del poder. No se acepta, no es una opción, el sistema no está hecho para esto. Por lo tanto, es conveniente, licito, y hasta una obligación moral, subsanar los errores del sistema para que las cosas vuelvan a su orden natural. Que es ellos dirigiendo los destinos de millones de personas.
Es por esto que el Partido Popular, juega con las instituciones y con el sistema como quien juega con su Mecano o su Scalextric. Sin que le importe absolutamente nada el espíritu de las leyes, el sentido de los reglamentos, o cualquier otra norma.
No vamos a retrotraernos al principio de los tiempos, no es necesario. Baste con ver como el actual P.P. de Madrid, lleva 26 años gobernando en dicha comunidad ininterrumpidamente gracias entre otras cosas, al Tamayazo,la compra con dinero cargos y favores del voto de dos diputados tránsfugas del Partido Socialista en 2003 para que no votaran a su propio candidato y evitaran de esa forma que trasformaran la victoria electoral del PSOE en un gobierno.
Aquello les funciono.
Posteriormente, a través entre otros de la Púnica y la Gurtel, el Partido Popular se financio ilegalmente logrando usar ese dinero para comprar lo que fuera necesario comprar para asegurarse la victoria electoral. Y aquello, una vez más, les funciono.
Vemos ahora en Murcia, como ante una moción de censura que va a desalojarles del poder, no tienen el más mínimo problema ético ni de ningún tipo en comprar la voluntad y el voto de tres trásfugas de otro partido para poder seguir manteniéndose en el poder. A pesar ¡Por supuesto! De firmar el pacto anti trasfuguismo cada vez que se les presenta ocasión. Un comportamiento absolutamente Mafioso, chusco y descarado. Pero antiguo, sencillo y eficaz. Untarlos, darles la mosca, aflojar la billetera. Eso sí, la del dinero público por supuesto.
Comportamiento mafioso del que además sin duda van a sentirse orgullosos. Como diría Aznar, “Sin complejos”
Pues adivinen que…les va a funcionar.
El problema con los herederos de Alianza Popular, no es que sean conservadores, eso es lo de menos. No tiene nada de malo ser conservador, yo lo soy en algunos aspectos y no tengo ninguna vergüenza. Es una opción más de la vida y mucha gente de este país lo es, con todo el derecho del mundo y en algunos temas, con razón.
El problema es que algunos se sienten los legítimos dueños del país, incluidas las normas que lo rigen, y con derecho a saltárselas impunemente en virtud de ese estado montado y preparado para que puedan hacerlo impunemente si la ocasión y su propia estulticia lo requiere.
Es por esto que me extraña observar como en los ambientes progresistas, de los que me ufano de ser parte, se debate sobre si las mociones de censura presentadas en la asamblea de Madrid están o no acorde al espíritu de la ley, y si es correcto y legitimo presentarlas como una herramienta para impedir unas elecciones que puedan generar un reparto nuevo de fuerzas en la asamblea de Madrid. Para que se mantenga el actual que previsiblemente dará con Isabel Natividad Díaz Ayuso en la oposición.
¡Debates con el reloj y el reglamento en la mano, como si esta cuestión se redujera a ver quién dijo antes “Me lo pido”! Cuando quienes están enfrente son el partido de Casado, Almeida, Ayuso y sus socios, amigos y aliados fascistas de Vox.
En este caso, los tribunales decidirán. Como decidieron sobre el tamayazo en su día, como decidieron sobre las campañas electorales ganadas por el P.P. con dinero negro y financiación ilegal, como decidieron sobre la culpabilidad o no de Cristina Cifuentes, y sobre quien era o quien no era M.Rajoy. Como suelen decidir unos tribunales que sabemos, se crearon y rellenaron para perpetuar una idea de nación en la que solo caben unos.
Pero digan lo que digan, y ya vemos cuales son las perspectivas, no nos engañemos a nosotros mismos al menos. Y admitamos que, en el fondo, nos da igual como sea desalojada Isabel Díaz Ayuso del poder mientras lo sea.
Resulta estomagante ver como Mily, concursante del programa Maestros de la costura, niega que esté intentando ganar el concurso a base de torpedear y zancadillear, acorde a las normas, a Lluis, el concursante de lejos más talentoso de la edición. Disfraza sus legítimas estrategias bajo todo tipo de eufemismos y subterfugios, entre los que se encuentra el ya clásico de este tipo de programas “Es que como es quien más sabe, estoy segura de que será capaz de hacerlo, aunque le dé el tejido imposible, le quite todo el tiempo y le corte una mano”
Nadie se lo cree, y resulta ridícula. Admítalo señora, que no pasa nada, está usted tratando de ganar, ya está, dígalo que no pasa nada ni la sombra de la deshonra caerá sobre su casa.
Pues apliquémonos el cuento. Entiendo que los dirigentes, han de tirar su relato, los cargos públicos, han de guardar sus formas. Y que sus declaraciones no pueden más que intentar mostrar, que las mociones de censura son perfectamente legales y legitimas.
Pero quienes no gozamos o sufrimos esa posición, no nos engañemos y seamos honestos. Son mociones de censura presentadas al “corre corre que te pillo” no bien supieron que el PP pensaba convocar elecciones, son un ejercicio de filibusterismo parlamentario más, una añagaza para pillar con el pie cambiado al gobierno más nefasto de la historia de Madrid y desalojarlo del poder por la legitima y democrática vía de los hechos parlamentarios.
Y no pasa nada, es así y bien esta. Poco o nada debería de importar el espíritu último de la norma en este caso. Importa muchísimo más que el partido político, heredero directo de quienes una vez realmente si poseyeron España, tenga claro que aquello tiempos pasaron y que ahora, el país ya no les pertenece. Y por aprovechar cuanto legalmente se pueda aprovechar para lograrlo, no va a caer la deshonra sobre nuestras casas.