En mayo de 2023, tras una nueva debacle electoral de Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno decidió que era el momento de adelantar las elecciones generales. Los sondeos de las principales empresas demoscópicas anticipaban entonces una subida del Partido Popular que hacían muy complicada la aritmética en el Congreso de los Diputados.
En aquellos meses previos a las generales, en conversaciones extraoficiales con distintas fuentes socialistas se hacía la pregunta de si Pedro Sánchez, si lo necesitaba para revalidar su Presidencia, iba a ceder ante el independentismo catalán respecto a la amnistía y el referéndum de autodeterminación. La respuesta era siempre la misma: no se puede dar la amnistía porque es inconstitucional y un referéndum de autodeterminación sería ilegal. "Son líneas rojas que no se pueden sobrepasar," decían entonces.
El propio Pedro Sánchez afirmó durante la campaña que ni iba a dar la amnistía ni una convocatoria de un referéndum. La última vez, 48 horas antes de que los españoles acudieran a las urnas.
Sin embargo, el resultado del 23 de julio determinó que el PSOE podría conseguir la investidura de Sánchez con los votos de Junts, es decir, de Carles Puigdemont, el mismo partido que le tumbó unos presupuestos y provocó el adelanto electoral de 2019.
Sánchez, entonces, cambió de opinión respecto a la amnistía y cerró un acuerdo de investidura con Junts y con ERC en el que, además de realizar una serie de cesiones que tendrán un coste de más de 160.000 millones de euros al Estado, se comprometía a una Ley de Amnistía, por más que fuera inconstitucional, tal y como han señalado distintos informes jurídicos, entre los que se cuentan los del CGPJ y el del jefe de los letrados del Congreso. La amnistía ya está aprobada en la Cámara Baja. Un cambio de opinión.
Casualmente, las mismas fuentes socialistas que antes de las elecciones hablaban de inconstitucionalidad de la amnistía, ahora utilizan una jerga flower power de paz, hermandad y reconciliación. Paz hermanos, paz.
Tras conseguir la amnistía, el independentismo catalán se ha cansado de afirmar que eso era sólo el principio, que no iban a parar y que están dispuestos a luchar por la independencia unilateral de Cataluña. Ellos tienen el poder, no tienen más que pasar la notita de peticiones a Santos Cerdán y a Pedro Sánchez. Ellos se encargarán del resto.
Las reclamaciones del soberanismo catalán ahora ya se centran en el referéndum de autodeterminación. Las declaraciones de Marta Rovira, de ERC, no han hecho más que echar más leña al fuego. Según afirmó la dirigente republicana en una entrevista concedida a El Periódico de Cataluña, Esquerra "negocia cada semana con el PSOE con la participación de mediadores internacionales. Negocia cada semana casi desde hace cuatro años y no hemos dejado de hacerlo nunca, ni en elecciones."
Sin embargo, lo más alarmante es que Rovira ha asegurado que ya habla con el PSOE del referéndum de autodeterminación y que, pase lo que pase en las elecciones catalanas, seguirán negociando con el gobierno de Sánchez para que ocurra.
Las palabras de Rovira son alarmantes porque anuncian un nuevo cambio de opinión de Pedro Sánchez, sobre todo porque si quiere seguir siendo presidente del Gobierno no puede decir "no" a nada de lo que se reclamen los partidos soberanistas catalanes.
En consecuencia, cuando aún la gente está alarmada y enfadada con la amnistía, ahora vendrá el referéndum y, en base a la ley actual, debería ser imposible la celebración de esa consulta de autodeterminación. En cambio, si Pedro Sánchez lo necesita para seguir en La Moncloa, habrá referéndum, por más que sea ilegal.