Las cifras son las que son. España lidera el crecimiento económico de la Unión Europea. Según los datos hechos públicos hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE) la economía española creció un 3,2% en 2024 debido principalmente al impulso del consumo nacional y la inversión, frente a una demanda externa más débil. El producto interior bruto (PIB) a precios corrientes aumentó un 6,3 % en el año 2024 y alcanzó un nuevo máximo en 1,593 billones de euros, 94.812 millones más que en 2023.
El gobierno, a través del Ministerio de Economía, liderado por Carlos Cuerpo, se ha apresurado a ensalzar estos datos positivos. "España sigue liderando el crecimiento de la Eurozona, con un incremento del PIB que es cuatro veces superior al de la zona euro. Estos datos reflejan la fortaleza y el crecimiento equilibrado de la economía española, que día tras día están siendo corroborados por los principales organismos nacionales e internacionales", ha señalado.
Nadie debería dudar de que la macroeconomía española va bien. Sin embargo, hay algo que no cuadra, porque son también los organismos internacionales los que señalan a España como líder en pobreza y desigualdad. Esto demuestra que con el PIB no se come y las familias españolas cada vez lo pasan peor para sobrevivir.
Sólo ha pasado un mes desde el informe demoledor de la Comisión Europea, en la que se advertía a la España de Pedro Sánchez de que se encuentra a la cola de la UE en materia social. Además, ha alertado de que se encuentra en una situación crítica en indicadores como el abandono escolar, la pobreza infantil y la exclusión social. En concreto, la Unión Europea considera que la España de Pedro Sánchez se enfrenta a «riesgos potenciales para la convergencia social».
El documento señala que los porcentajes de población en riesgo de pobreza y de exclusión social se elevaron hasta el 26,5% y el 34,5%, respectivamente. Estos datos están muy por encima de la media europea, lo que supone que la situación de la España de Pedro Sánchez es crítica.
En esta misma situación se encuentran las tasas de abandono escolar, que alcanzaron el 13,7%, muy por encima del 9,5% del promedio europeo.
Según el informe, estos datos son consecuencia de graves problemas de adecuación y cobertura del sistema de protección social, el acceso a los servicios públicos, la pobreza que genera un mercado laboral muy deficiente y la desigualdad regional, un asunto éste que empeorará gracias a las políticas incluidas en los pactos de Sánchez con los partidos independentistas y los conciertos económicos a la carta.
La España de Sánchez también está muy por debajo de la media de la UE en lo que respecta a la desigualdad de ingresos, lo mismo que el impacto positivo de las prestaciones sociales en la reducción de los niveles de pobreza, un indicador que ha empeorado significativamente durante los dos últimos años. Es excesivamente cruel la cifra respecto a la ineficacia del gobierno Sánchez respecto a la pobreza infantil. Según el informe de la Comisión, sólo un 17% de las prestaciones sociales tiene un impacto positivo, muy por debajo del 41,4% de la media europea. Por esta razón, la Comisión considera que España está en un escenario crítico.
Con estas cifras, a las que se pueden añadir los datos del mercado laboral, que son positivos en términos absolutos, pero terribles si se analizan en profundidad, algo no cuadra en la España de Pedro Sánchez. ¿Cómo puede ser que sea el país con mayor crecimiento económico y el que más pobreza genera? ¿Quién se está llevando los beneficios de ese crecimiento económico? Desde luego, este contraste no permite determinar que nadie esté adelantando por la izquierda a nadie.