Las últimas revelaciones en torno aAlberto González Amador, pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, han destapado una empresa fantasma, que no tiene empleados y que ha facturado casi 4 millones de euros, según ha desvelado eldiario.es. Una ola de indignación pública ha inundado las redes sociales, al descubrirse un segundo coche de lujo, un Porsche Panamera, único bien tangible de esta empresa.
El Porsche Panamera del novio de Ayuso
Los informes de la Agencia Tributaria, que fundamentan la denuncia presentada por la Fiscalía, detallan un esquema de operaciones financieras y fiscales cuestionables a través de sus empresas, Maxwell Cremona y Masterman & Whitaker. Ambas compañías, sin empleados ni medios materiales significativos, más allá de una impresora y un ordenador de mesa, habrían canalizado ingresos millonarios en un claro contraste con su estructura operativa y activos declarados.
Maxwell Cremona, la empresa insignia de González Amador, destaca por haber facturado 3,7 millones de euros en dos años sin contar con empleados. Sin embargo, lo que llama poderosamente la atención es la adquisición de vehículos de lujo, primero un Porsche Panamera y luego un Maserati con multas pendientes de pago en Madrid. Este último, además, añade un toque de desafío a la trama, teniendo en cuenta su situación con el Ayuntamiento de Madrid.
Sin empleados
La empresa, fundada en 2016, inicialmente se enfocó en la consultoría y auditoría energética, pero viró hacia la certificación de productos bajo normativas ISO con la pandemia. El notable incremento de su facturación, especialmente a partir de 2020 con la emergencia sanitaria global, ha estado bajo la lupa, especialmente por la disparidad entre ingresos y contribuciones fiscales. Lo que en un principio parecía ser una próspera adaptación empresarial al contexto de la pandemia, se ha tornado en sospechas de ingeniería contable y fiscal.
Masterman & Whitaker, por otro lado, ha sido descrita como una "mera sociedad interpuesta" sin empleados ni infraestructura para realizar los trabajos por los que fue contratada, principalmente por Quirón, el "principal cliente" de González Amador. Este entramado societario se complejiza con operaciones de cesión de contratos y participaciones que, según la Fiscalía y la Agencia Tributaria, buscarían beneficiarse de maniobras fiscales cuestionables.
El novio de Ayuso y sus obligaciones fiscales
La investigación se centra en cómo estas sociedades han manejado sus ingresos y obligaciones fiscales, especialmente en el marco de la pandemia cuando la demanda de mascarillas y material sanitario disparó sus cifras de negocio. La emisión de facturas por servicios no prestados, deducciones de gastos indebidamente, y la generación de bases imponibles negativas futuras, son algunas de las prácticas que ahora están siendo examinadas.
Lo que inicialmente se presentaba como una exitosa gestión empresarial en tiempos de crisis, ha revelado una cara más oscura con implicaciones fiscales serias. El contraste entre una facturación millonaria y la ausencia de una estructura empresarial tradicional, complementado con la adquisición de autos de lujo, dibuja un panorama de discrepancias y preguntas sin respuesta. Este caso no solo pone de manifiesto las prácticas empresariales de González Amador, la pareja de Ayuso sino que también arroja sombras sobre la transparencia y la ética en el entorno de una figura pública prominente como Isabel Díaz Ayuso. La investigación sigue su curso, y lo que está en juego no es solo la legalidad fiscal, sino la credibilidad de las instituciones y la confianza en quienes las lideran, que está por los suelos, sobre todo por las mentiras reiteradas de la presidenta.